¿Cómo es África? O mejor, ¿cómo son los países africanos? O todavía mas correctamente, ¿Cómo son las comunidades humanas que viven en África y la realidad que soportan o disfrutan? Seguramente no tiene nada que ver con los reportajes de la tele de la hermosa y cada vez menos salvaje sabana, ni con las memorias de África de bienintencionadas blancas adineradas, ni melancólicas aventureras, ni usureros y ávidos conquistadores. Ni siquiera con la loable labor de las amigas de los gorilas ni de los eternos misioneros católicos, algunos de ellos de buena voluntad. Algo así es lo que quiere mostrar Eric Orsenna, ex-funcionario de la grandeur francesa en el continente africano, colaborador del ministerio de asuntos exteriores galo y patrocinador de conversaciones entre viejos y desconocidos enemigos y de efímeras paces entre territorios africanos. En esta novela le da la voz a madame Bâ, una mujer épica y mágica que se las tiene que ver toda la vida con su ideal de progreso y mantenimiento de las tradiciones, la cultura y la memoria de los suyos y las oportunidades que ofrecen los colonos franceses en un territorio ávido de paz y recursos y harto de colonizadores ricos, invasores, corruptos locales y sueños de barro para millones de seres humanos que han nacido a las orillas del gran Níger, el río de la vida. Madame Bâ vuelve atrás en la memoria para contarnos quien es, por qué es como es y como ha llegado a la necesidad de pedir lo que siempre rechazó: un visado a Francia para recorrer París en busca de su nieto, engañado por dos listos blancos conseguidores de nuevas estrellas del fútbol, que ha sido engullido por la mafia del balón en el peligroso París y abandonado después a su suerte de joven aspirante a deportista, victima de una lesión. Madame Bâ debe rellenar una solicitud de visado en la que cada respuesta debe caber en una casilla. Pero claro, Messieur le Président no entiende que el espíritu del gran Níger, la vida de Madame Bâ y las razones que hacen de esta mujer lo que hoy es, no caben en la estrecha y vigilante burocracia francesa, la mas eficaz del mundo.
No es esta una novela de buenos y malos, sino de personas en un contexto adverso, lleno de históricas y entupidas contradicciones, victimas de la aún más estúpida e hipócrita cooperación de la metrópoli y de una corrupción desbordante que no proviene del gran río, como el resto de la vida. África es personas sobre todo. Personas enfrentadas a la supervivencia, con mas calor, mas necesidad y mas dificultades que el resto, pero con más hermosa historia que los demás y, sobre todo, con los mismos sueños y deseos materiales y espirituales que el resto del mundo. No saben, siquiera, quienes son y de donde vienen, más allá del útero del que nacieron. Por eso deben recurrir a la misma Madame Bâ, heredera de los contadores de la memoria, para averiguarlo, antes de que ella, que tanto ha hecho, estudiado y luchado por todos, se vea sola y pidiendo un visado a Messieurs le Président de Francia.
Es una de las novelas llena de sensibilidad y de humor, tan lejos de las novelas militantes y retóricas de buenos y malos que a menudo se escriben sobre el llamado tercer mundo. Y algo mas, para mí muy, muy importante: una hermosa historia de amor entre dos, hacia los demás y el progreso, y para un país que no dibuja sus fronteras porque no coincide con las que Francia trazó en el continente desolado.