viernes, 12 de junio de 2009

La Memoria del Orgullo

El cineasta francés Christian Faure dirigió en 2005 una excelente película en la que dos jóvenes miembros de la resistencia en París, organizan una red de falsificación de documentos que den libertad de movimientos a los enemigos de Vichy y pasaportes hacia la libertad a ciudadanos y ciudadanas judíos. Una de las vidas salvadas es la de la vieja amiga de la infancia de uno de ellos y que terminará siendo un catalizador de las pasiones donde casi nada es lo que parece cuando el hermano pequeño de uno de ellos, descubre que es muy rentable hacer negocios sucios con los nazis y aprovecharse de las propiedades de las familias huidas. Pero comete un error mortal, indigno, que ilustra brillantemente la situación de los gays europeos camino de los Campos de Exterminio y que, por supuesto, nadie cuenta nunca en la historia del Holocausto. En esos campos, los homosexuales eran identificados con un triangulo rosa, como los judíos con una estrella amarilla o los comunistas con una insignia roja, y sometidos a reeducaciones e intervenciones cerebrales para “curar” su defecto.
La película se llama Un Amour a Taire (algo así como Un amor que ocultar), no editada en España pero disponible en Francia con subtítulos y por la que pueden preguntar en internet, ya me entienden. Magnifica desde el punto de vista narrativo y emocional, e imprescindible para dar a conocer el pasado de quienes no solemos tener hijos que reivindiquen nuestra memoria y arrojar luz sobre una realidad obviada.
No creo en los términos absolutos. Nada que sea real es perfecto, pero el progreso político y cultural desde la perspectiva gay, experimentado en España, es histórico, aunque no sea lo mismo vivir en poblaciones grandes que pequeñas ni desempeñar un oficio u otro. Estoy rodeado de gente que todavía mantiene seguro su armario en el trabajo a riesgo de tener que asumir las constantes chanzas del personal, que notaría inmediatamente una nueva mirada más torva, una peor consideración y es posible que la perdida del empleo. Si, ya se que parece de otro tiempo, pero cambiar la mentalidad de algunos cuesta mas que subir el Himalaya, también entre sus reaccionarias señorías conservadoras y sus ilustrísimas homófobas eclesiales. Y no digamos en la escuela cuando uno tiene doce años y ya sabe que es gay. Nada hay más orgulloso que la actitud hetero que exhibe su condición sexual cada segundo de su vida y luego se escandaliza y molesta ante quienes reivindicamos la nuestra militantemente.

También se que vivimos en un paraíso comparados con Irán o China o Gambia o Israel porque las históricas leyes de Zapatero y, sobre todo, décadas de organización y lucha del movimiento homosexual y lésbico, han cambiado mucho las cosas.
Ahora, Towanda, (colectivotowanda@yahoo.es), en colaboración con el programa Amarga Memoria del Departamento de Cultura del Gobierno de Aragón, trabaja en esa recuperación entre los años 1936 y 1980 “En circunstancias difícilmente imaginables, muchas personas padecieron persecución a causa de su identidad y se arriesgaron por las libertades que hoy disfrutamos y la igualdad legal que empezamos a disfrutar. Hubo quienes simplemente mostrándose tal como eran mucho antes de que teorizáramos sobre la visibilidad como la poderosa herramienta política que es, hubo quienes creando los espacios donde poder sobrevivir que hoy tan alegremente se desprecian como guetos gays o construyendo organizaciones propias en condiciones de extremo aislamiento. Sin embargo, quienes lucharon por sus libertades individuales; quienes iniciaron la destrucción de aquellas dobles y triples cárceles, de aquellos armarios concéntricos, no han recibido ni reconocimiento ni valoración tampoco en Aragón.” dice el llamamiento de Towanda.
Piensen en esto el próximo 28 de junio, Día del Orgullo Gay y Lésbico. Y el resto de su vida.

Publicada en El Periódico de Aragón el 12/05/09