viernes, 5 de junio de 2009

Reflexión (es)

Opel puede ser intervenida. No solo avalada o apoyada, sino intervenida. Y de este modo, configurar una marca europea de control público que asegure el mantenimiento de todos los empleos y, en consecuencia, de las pequeñas empresas auxiliares, de las que vive medio Aragón.
Control público no tiene porqué ser sinónimo de empresa estatal, no se me confundan. Hasta en el Imperio, mi por ahora querido Obama ha metido mano en el desconcierto generado por los impresentables que han hundido GM y su gobierno es el dueño del 70% de la empresa. ¿Se imaginan? La otrora meca del capitalismo salvaje y depredador, nacionaliza una empresa multinacional. Pete Seeger hubiera escrito una de sus canciones emocionantes, como aquella This land is your land o If I had a hammer. Algo como The factory now is ours o un verso un poco más original pero igual de revelador.
Así que no me digan que en la Europa de la UE y el pretendido estado del bienestar (a pesar de las vergonzosas cifras de desasistidos que denuncia Cáritas en su excelente informe) no se puede ejercer un control público de una nueva Opel Europa en cuyo consejo de Administración se escuchen las voces de gobiernos regionales y nacionales implicados, de sindicatos de trabajadores y trabajadoras, y de cuantas fuerzas públicas tengan algo que decir en los territorios donde haya una planta. Una Opel europea para que no andemos muertos de miedo con las trampas de la conservadora Merkel y los difusos polacos pretendiendo sacrificar la unidad europea echando a reñir a las plantas entre sí para obtener un supuesto beneficio solo en sus países. La Comisión Europea prohíbe la entrega directa de dinero a las empresas, por eso se habla de los famosos 200 millones de euros de Marcelino que avalarían el salvamento de Figueruelas pero, ya puestos, entremos como socios inversores, ejerzamos el control público en empresas vitales a cambio de poner dinero público para su salvamento y hagamos que desarrollen planes de investigación de nuevos sistemas de almacenamiento y reutilización de la energía y diseñemos coches menos dañinos al medio ambiente. ¿No era Obama una inspiración, y socialistas los gobiernos de España y Aragón?
Ya que se celebra, o según quien se perpetra, el Día Mundial del Medio Ambiente con las recientes broncas recibidas porque España es uno de los estados de mayores incumplimientos de los acuerdos de Kyoto, creo que pasaré el día de reflexión mirando mal a los adictos al coche y caminando hacia la Plaza José Sinues de Zaragoza (la de la trasera blanca del Teatro Principal). Ahí se celebra el I Mercado local agro ecológico a partir de las diez de la mañana para demostrar la importancia vital para la salud de las personas y del planeta, y para la seguridad alimentaria, del consumo de productos locales, cercanos y ecológicos, “sanos, seguros y sabrosos” y que empecemos a pasar de las distancias, los congeladores y los transgénicos para priorizar la agricultura ecológica y las explotaciones familiares. Si van, y si no lo hacen es posible que se arrepientan de no haber vuelto por un momento a recordar viejos olores y sabores de la tierra limpia y de haber perdido una oportunidad de crear lazos directos con los productores, llévense su bolsa para evitar plásticos inútiles.
En estas cosas pensaré este domingo de camino a mi colegio electoral para votar a un Parlamento Europeo trascendental en nuestra vida, más que la Champion aunque no se lo crean, y amenazado por neonazis de nuevo cuño en algunos de los nuevos estados miembros y por ultra capitalistas amantes del nacional catolicismo con piel de liberales que primero joden el mercado y luego lo reivindican.
Yo entiendo que no les guste mucho ningún candidato, pero pueden votar contra aquellos que directamente les ponen de los nervios o votar en blanco. Aunque solo sea porque mi abuela, primero por mujer y luego por involuntaria súbdita del franquismo, solo pudo votar tres o cuatro a veces en toda su vida.
Ya me entienden.
Publicado en El Periódico de Aragón el 05/05/09