sábado, 7 de noviembre de 2009

Estratego

Cuando yo era pequeño, no se ahora, circulaba un juego de mesa llamado Estratego en el que, de un modo agresivo y depredador, se trataba de elaborar estrategias militares de conquista y ocupación de territorios ajenos. Creo recordar que contabas con tus ejércitos de plástico y un plano de cartón en que toda Europa estaba a tus pies y su destino en tus manos. Hoy son así algunos juegos de Play Station en los que se busca el control militar del territorio. Debes medir tus flancos, saber valorar tus fuerzas y diseñar una estrategia simple que aniquile a tu contrincante y te permita obtener cuanto más territorio mejor. Una real y cruel metáfora de la vida jugada en grandes frentes.
Hoy en GM se juega a eso. No tanto en un intento de ocupar territorios con tus ejércitos de plástico, sino con las armas del control económico y los mercados del automóvil. Una pugna en la que Rusia y Alemania han dirigido la operación sin ningún respeto a la esencia de la Unión Europea y a la economía común, en la que España, Reino Unido, Polonia y Bélgica han jugado un papel de secundario decorativo, los trabajadores y las trabajadoras de Opel han sido meros colorines en un cartón, y el futuro económico europeo una cuenta corriente privada en Berlín y Detroit y en varios paraísos fiscales en los que la evasión es el deporte estrella.
Y ¿ahora? Bueno, ahora el Estratego tiene un nuevo líder sobre la mesa de juego, porque la matriz de Opel, General Motors, con nuevo y suficiente capital público insuflado por la administración Obama, (lo que en la Europa falsamente socialdemócrata y unida, pero realmente cobardica, parecía un anatema) ha hecho cuentas y ha decidido que el plan de Magna con apoyo de Merkel (heroína fracasada de Rajoy) y la banca rusa que se llevaba el pastel a estos dos países, no les conviene nada. Pero nada, nada. ¿Por qué? Porque su posición en el mercado del automóvil perdía muchos enteros a favor de los rusos, perdón, a favor del capital ruso y alemán y debía seguir manteniendo su posición estratégica de mercado en la vieja Europa. Así que nada de vender. El mercado es nuestro y las subvenciones las gestionamos nosotros, my friend.
Pero ¿y los trabajadores y trabajadoras de las plantas? Pues esos igual, pero con otra bandera. Los alemanes y belgas se las prometían felices y ahora se van a la cuneta como un conejo despistado atropellado por un dominguero, y el resto solo deberán sacrificar 10.000 obreros de los 50.000 de Opel en Europa para lo que ya estábamos preparados. Admitimos 900 víctimas directas en Figueruelas, nuestra cuota de aportación para la estrategia del nuevo ganador en el juego, pensamos que es mejor de lo que era, y los nuevos muertos desplazan el rastro de su sangre más cerca de los Andes.
Y aún pensamos que estamos jugando en serio. Pero no, el mando de la play, como antes las fichas del Estratego, las tienen otros. Nosotros solo miramos y de vez en cuando pagamos y nos limpiamos la sangre.

Publicado en El Periódico de Aragón el 06.11.09