martes, 20 de julio de 2010

El futuro que viene, según Margaret Atwood


Es una novela de anticipación y desastres. Un mundo futurible tras una hecatombe perpetrada por los humanos y el sistema en el que vivían. Y no, no es En la carretera, la magnifica, breve e intensísima novela de Cormac McCarthy. Es El Año del Diluvio (The Year of the Flood) Bruguera 2010, de mi admirada Margaret Atwood, una autora canadiense, fresca y profunda que teoriza en la ficción sobre el año 2025 tras lo que llama el Diluvio Seco, una pandemia atroz provocada que arrasó el mundo conocido, y los años que le precedieron.
El mundo ya era irrespirable. El poder global ha sido entregado a Las Corporaciones, un entramado de grandes grupos empresariales privados que se guían por la lógica del beneficio y que prometieron eficacia y seguridad (no se si os suena la promesa retorcida y falaz que atruena ya en nuestras orejas) y se hicieron con todo el poder y el control de todo pensamiento y la gestión de todo lo que provoca beneficios. Así el mundo quedó dividido: la gente de las corporaciones y la gente sin nada y en el centro de una brutal violencia básica física. En medio, los que soportan la ficción de un equilibrio precario y creen creer los mensajes oficiales y el discurso de la industria farmaceutica. Hay una guerra declarada entre multitud de sectas y religiones en un sistema que habla de la libertad y el respeto a toda creencia. Y los barrios se separan por mafias, guerrillas, bandas y muros, tan inútiles como brutales. Se vive en la opulencia, la miseria y la corrupción, y el deseo de mejorar y el de la posibilidad de progreso ha quedado proscrito en la mente humana. El consumo triunfa pero no hay para todos. Ni siquiera para que el planeta se equilibre a sí mismo.

Su prosa es limpia, nada desasosegante pese a narra con crudeza la subsistencia básica, la aparición de nuevos seres creados tras el triunfo del poder tecnológico y el desastre ambiental. Y la cuentan dos mujeres, Toby y Ren, supervivientes del desastre, con biografías distintas, ambas interesadas ex miembros de Los Jardineros de Dios tras vidas de explotación, y ambas a punto de empezar a vivir una vida nueva.
Resulta muy desoladora su creíble proximidad con un futuro desasosegante tras la crisis ecológica y financiera que empieza por asumir, por vez primera en la historia, que las siguientes generaciones no vivirán menor que las presentes. Una profunda reflexión sobre nuestro modo de vida primermundista y las consecuencias de ello en todo el globo.

No es un best seller (en el peor sentido del término, aunque compatible perfectamente con la calidad). Es un novela de política ficción anticipativa en manos de una narradora excelente y una poetisa fantástica. Y tiene la portada más horrible del mundo.
De la misma autora y en otros registros: El asesino ciego, Oryx y Crake o El cuento de la criada.