viernes, 11 de noviembre de 2011

Democracia out

Hace mucho que la gente ya no manda. Ahora ni influye apenas. Y además, no se molestan en disimularlo. Dos gobiernos de la UE han sido modificados sin que la decisión fuera tomada por sus pueblos, sin elecciones, y con nulo debate, impedido por los poderes en los últimos tiempos. Los mercados desean, los mercados obtienen. Y se expresan por ese maldito oráculo llamado Bolsas que no es que no sepa nada de la democracia sino que le molesta la democracia.
Es verdad que Italia tenia al frente de su gobierno a un payaso fascista que ha destruido la esperanza, la posibilidad de regeneración social y las estructuras democráticas del país. Pero lo habían elegido, sin que pueda entender cómo, los italianos y las italianas. El presumible nuevo presidente es ex director del Banco Central Europeo al que debería caérsele la cara de vergüenza por su gestión. Es además, el lujo de la demagogia y el cinismo en su cara más obscena, ex asesor del banco Godman Sachs , en el que reside un “trocito” de la culpa del desastre que pagamos los humanos normales que devenimos en pobres del primer mundo. Y no lo ha elegido el pueblo.
En Grecia, un presidente electo se va avergonzado (y no me extraña) pero se queda su vicepresidente al frente de las finanzas y se suben al carro la más triste oposición que nunca tuvieron. Y nadie lo ha votado.
En ambos casos el debate no ha existido: los medios de comunicación que tienen dueño, a la deriva con las más cambiantes, tendenciosas y poco investigadas informaciones; las oposiciones parlamentarias con la cara mirando al tren; y los pueblos… buenos los pueblos sin enterarse de nada (algunos no quieren, la mayoría lo tiene vedado).
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar… pero la democracia y los pueblos soberanos, esos, esos donde coño están.


Hemos vuelto al despotismo ilustrado (con escasa ilustración) en el que la élite dirigente que tiene los recursos decide lo que se debe hacer.
El 20 N vota, rompe sus mayorías, fragmenta sus grupos, y luego, sigue votando en la calle y con todos los medios democráticos a tu alcance. Y no te creas que no tenemos poder, es que hemos renunciado a él. Los consumidores podemos cambiar las cosas.


¿Qué hacemos?