martes, 29 de mayo de 2012

Alcoholismo de las circunvalaciones. Un poema de Manuel Vilas

El día 23 de mayo se presentó en la Librería Cálamo de Zaragoza el último poemario de Ángel Vilas, XXXIII Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla. Se llama Gran Vilas, editado en Visor Poesía. Es un libro de poemas valientes y contemporáneos. Contemporáneos, porque respiran vida cotidiana y actualidad perenne. Valientes, porque en su ideológica, vital y poética provocación trascienden muchos lugares comunes de la poesía española actual y viola los esquemas preciosista del verso rancio que nos dedican miles de poetas arcaicos.
Elegí tres para leer en la presentación del libro. Al final sólo pude leer uno en la tele (si, ya veis, islas poéticas en mares de inmundicia) y ninguno en la librería por razones personales. Escogí Honor, Danny Boy y Alcoholismo de las circunvalaciones. Este último es una brillante e ideológica historia de amor y desilusión, un desesperado canto sobre la miseria y la decepción, lleno de territorios de cemento para la clase obrera que no sabe (o no quiere saber) que lo es.
Este es un fragmento del poema:

Alcoholismo de las circunvalaciones
....
¿Has visto los barrios periféricos de Madrid,
de Barcelona, de Valencia, de Sevilla y Zaragoza?
¿has visto todos esos bloques levantados
al lado de las circunvalaciones, de las autopistas,
de las gasolineras, de los polígonos industriales?

Están llenos de gente que madruga.

Cómo íbamos a amarnos en uno de esos pisos
hasta la consumación de nuestros cerebros,
de nuestras nóminas,
de nuestras deudas humanas.

Cómo íbamos a ser Romeo y Julieta allí.

Para nosotros inventaron el matrimonio y la fecundidad.

Esos miles de pisos en los desiertos españoles,
esa dureza de las administraciones públicas
contra los niños desilusionados,
contra los hombres tristes
y contra las madres drogadictas.

¿Quemaste alguna vez una administración pública española?

No, que va, te convertiste en un trabajador,
en un empleado diligente y responsable.
....

martes, 22 de mayo de 2012

Medico envenenador, bombero pirómano y policía delincuente se ofrecen para salvar Europa (y España)

Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo, fue el asesor desde Goldman Sachs, que ayudó al gobierno griego a falsear sus cuentas. Ahora le pide más esfuerzos y orden. Fue también ejecutivo del banco Mundial y Gobernador del Banco de Italia en los años en que forjaron la crisis actual.
Mario Monti, actual presidente no electo de Italia, fue el máximo responsable de Goldman Sachs en Europa, los expertos en especulación bursátil y subprimes. Pasó por el Banco Central Europeo y fue quien decidió prestar a la banca recursos europeos públicos al 1% de interés que luego prestan a las administraciones públicas al 6% y de ningún modo a la iniciativa particular para la creación de pymes o negocios. Fue también quien ayudó al gobierno griego a ocultar su déficit ante las instituciones europeas. Ahora se escandaliza.
Luis de Guíndos, Ministro de Economía y Competitividad del Gobierno de España, fue directivo de Lehman Brothers hasta su nombramiento. Antes pasó por PricewaterhouseCoopers. No vio la crisis que ellos crearon, inventaron las subprimes y alentaron la compra-venta y creación de tóxicos que ahora repudian.
Oliver Wyman. Es la empresa estadounidense que va a auditar la nacionalización y el futuro de Bankia y el estado de los bancos españoles y su inmensa deuda oculta, la misma que diseñó el plan que provocó el rescate de Irlanda.
Rodrigo Rato fue Presidente del FMI (Fondo Monetario Internacional) en el inicio y primeros años de la crisis que no supieron (o quisieron) ver. Sufrió duras acusaciones del estamentos públicos de todo el mundo por su incapacidad para ver la que se avecinaba. Dimitió para hacerse con la dirección de Caja Madrid en un momento de lucha intestina en el PP por el puesto, y luego de Bankia, resultado de la fusión entre cinco cajas públicamente tóxicas por sus apuestas en el ladrillo, que Bankia continuó hasta su nacionalización y después. Mientras era rescatada con dinero publico seguía embargando pisos por impago de hipotecas. Cuando Bankia es intervenida cae en bolsa un 27%. Al día siguiente se anuncia su nacionalización y sube un 30%. ¿Quien sabe que debe comprar Bankia justo en ese momento y hacerse más rico con la miseria ajena?.
España, un estado en descomposición que acumula una deuda de un billón de euros, el 95% de su PIB. Esta deuda es sobre todo privada, procedente de la orgía de la acumulación en la construcción, bendecida por el Banco de España y sus sucesivos responsables inmorales nombrados por los Gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy. Una fiesta del capitalismo que no funciona aunque nos empeñemos en ello y casi nadie quiera ayudar a inventar un sistema nuevo. Porque mucho mindundi se creyó el cuento y jugó a especulador-acumulador-prestado.
Yo, autónomo de mierda desde hace 22 años, tengo 42, pago la crisis que ellos han creado y resulta que la culpa es mía, el esfuerzo lo hago yo y la mayoría de españoles (es mentira que todos) y los servicios públicos que hemos de desmantelar son los que yo y la clase trabajadora que jamás se reconoció como tal sino como clase media (que en España es muy reducida), disfrutamos.
No los mando a todos a la mierda porque ahí es donde está este país por su culpa, y no los quiero cerca.
Tú, ¿donde estás?

lunes, 21 de mayo de 2012

La Huella del Ángel. (Nancy Huston, Salamandra,09)

Saffie, emigrada a París en 1957 con juventud, belleza, secretos, dolor y silencio, enamora en dos minutos a Raphael Lepage, un brillante flautista, hijo de una mujer acomodada, que tiene por delante una fulgurante carrera. Saffie no ama a Raphael pero eso no importa y él no lo sabe. No ama París, no ama la vida, no ama su pasado y ya no sabe qué es la felicidad. András sí, si ama París, la vida y su pasado aunque duela. Y ama su presente y su futuro y la música, es luthier de mágicas manos y está comprometido con la rebelión húngara frente a los soviéticos y con algo más que no se intuye en su pobre taller donde el té, la música y la entrada continua de personas de todo origen enseñan a Saffie un mundo nuevo.
Esta es la historia de amor. Pero en medio, en el contexto, en el escenario que dibuja todas las acciones de la vida, hay un niño, hijo de Saffie y Raphael, dos vidas paralelas e incompatibles, la pasión de András, su amor, y la realidad de un hermoso París lleno de miserias y la guerra imperialista de Francia en Argelia y los argelinos que luchan por su independencia.
La historia hecha por los hombres (pues son ellos los que se empeñan en definirla), la música que no acalla el dolor de las bombas y las fronteras, las heridas del pasado que no siempre cicatrizan, la memoria, el olvido, los secretos y la fatalidad que pondrá fin a casi todo, marcan sus propias reglas. También sobre el amor, que no siempre consigue lo que se plantea y que, a veces, es sólo una pantalla que resguarda nuestra felicidad pero que también esconde la verdad.
Sin juicios morales pero con valor y análisis critico y compromiso, esta magnífica novela de Nancy Huston (canadiense de origen y vecina de París) relata una Europa que se quiere superior pero se muestra cruel y con demasiado basura rodeando la belleza. Como en los humanos, poliédricos, víctimas y responsables, vivos en varias dimensiones, que no siempre controlan una vida que no tiene principio y fin sino que es un continuo que empezó hace mucho y al que le queda mucho más por delante.
Depurada, lúcida e intensa, ironiza: "Ah, si. Todos somos todavía inocentes".

Escuela Pública (Y acceso universal a la Cultura)

Mañana (escribo el lunes 21 de mayo pero sirve para cualquier día del siglo XXI) es un día que anotar en nuestras agendas. Una marea verde nacida en la escuela infantil que llega hasta las Universidades sale a la calle para defender la escuela pública. El lugar donde nace, se consolida, se desarrolla, se potencia la igualdad real. Donde, pese a todo, se edifica el viejo sueño de la educación universal igualitaria. Y donde, en palabras del cineasta y novelista David Trueba que dice lo que millones piensan, "se construye la democracia real".
La democracia real es la igualdad real, las oportunidades reales, los derechos iguales reales.... cualquier otra cosa sin el apelativo real detrás es un discurso vacío y peligroso para reducir la democracia a un sistema electoral de aparente libertad de expresión: puedes expresarte pero no tienes donde; puedes formarte pero no puedes financiártelo; puedes aspirar a crecer, crear y desarrollarte, pero no accedes a las vías del crecimiento, creación y desarrollo intelectual. Pese a no haber conseguido aún que sea realmente igual entre géneros, igual en todas las ciudades y distritos, igual en recursos, la escuela pública es la gran conquista social del siglo XX que estamos arriesgando hoy.
Es el caldo donde hervir los ingredientes del desarrollo cultural, el tercer pilar del progreso -aunque se olvide siempre- junto a la salud y la educación. De una cultura que no sea un mero objeto de contemplación como escribió Juan Goytisolo, sino un instrumento de desarrollo equilibrado comunitario, una extraña expresión con la que intento describir cómo el trabajo del pensamiento y las emociones humanas que llamamos cultura sirve imprescindiblemente para mejorar la humanidad, igualar la humanidad y desarrollar la humanidad.
Mañana día 22 de mayo, el escenario para defender este planteamiento y el desarrollo de la escuela pública es la calle, el resto del siglo es cualquier lugar en el que pasemos nuestra vida.
La escuela pública y la cultura (insisto, la de verdad, no la de los eventos y la espectacularidad) no son importantes, son necesarias.
Y es desde los estamentos públicos (además de exigir esfuerzos privados) desde donde la cultura y la creación deben ser financiadas e impulsadas. Porque no se trata de "subvencionar a los artistas" sino de asegurar el acceso universal a la cultura por encima de diferencias de género, origen, clase social, etc. Igual que la educación y la formación superior debe ser impartida en la escuela y la universidad públicas.

Mira este vídeo y súmate a la marea verde por la escuela pública y la cultura.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Sueño de finanzas y preguntas tontas con respuestas inexistentes

Me desperté ayer antes de lo normal. Vociferé en la ducha el Nessum Derma de Turandot de Puccini con la tranquilidad que da no tener público ante el que hacer el ridículo. Debía ser una reacción inconsciente crecida hasta el paroxismo porque cuando llegue al final entonando Vinceró, Vinceroooo, me sonó más apropiado que un venceremos proletario para una batalla final. Tenía la sonrisa puesta y las ganas excesivas y me tomé dos tazas de te en vez de una. Metí en mi bolsa la carpeta azul donde en mi casa me guardan y ordenan papeles de Hacienda y del banco para combatir mi alergia e incapacidad para el orden burocrático a pesar de condición de autónomo desde hace 22 años, y tomé el tranvía para bajar al banco que acababan de abrir. Habían diseñado de rosas ácidos y blancos su imagen corporativa para rentabilizar las ganas de tanta gente por verlo abierto.
Hice cola unos diez minutos, pero la hubiera hecho de diez horas para ser uno de los primeros en traspasarle mi ridícula e inconstante cuenta a un banco tan esperado. Vi por fin, que había gente logrando créditos decentes para abrir negocios, sanear microempresas e incluso comprar casas sin vergonzosos intereses. Hasta coincidí alegremente con una mujer de más de 50, despedida hace tres, en el trance de montar su propio puesto de fruta en el nuevo Mercadillo de Valdespartera desde entonces mientras, por fin, firmaba su préstamo con los ojos arrasados.
Abandonar mi banco y dejar de aportar, por escasa que fuera, mi cuota de beneficio a los culpables de la crisis, a los que durante años se volvieron locos con los prestamos, a quienes se inventaron marcas blancas de prestamos de usura para inmigrantes desesperados, a quienes ahora negaban los prestamos a cualquier emprendedor o hipotecas para adquirir vivienda, y pagar comisión por cualquier cosa que debiera ser un servicio por contar para sus trápalas con mi dinero, me produjo una felicidad inmensa.
No habían tenido valor para nacionalizar la banca que nos ha hundido y a la que hemos insuflado miles de millones de euros de dinero público. Pero habían creado una banca pública para abandonar a los especuladores financieros a su suerte. Por fin. En ella se pagaba el sueldo de los trabajadores públicos, y con ella se intervenía el mercado financiero y el hipotecario para dejar al descubierto la desvergüenza de una banca culpable que es la única que se va de rositas en la crisis mientras arrastraba a la ruina microempresas, trabajadores y países. “Con la indemnización del sinvergüenza de rato -decía una jubilada en la cola- mi barrio entero vive y se va de vacaciones durante varios años”.
Luego me desperté. Es lo que tienen los sueños, que habitan mundos de fantasía donde los buenos ganan y los límites de la realidad no son barreras para tus quimeras, pero solo duran un rato. Luego, solo queda la voluntad.
El sueño se me venía repitiendo en los últimos meses y, ahora, mezclado en la nebulosa del despertar, se convertía en una maldición. Iba corriendo a por mi periódico en la puerta y ponía la radio desquiciado por poder oír respuestas dignas a preguntas lógicas:
¿Ira a la cárcel Rato?
Pagarán por la impresentable gestión de Bankia?
¿Esos 11mil millones de euros son de los que le quitamos a la escuela porque "no los había"?
¿Quién va a dar explicaciones por la indecente fusión de seis cajas mal heridas y robadas, cinco de ellas en manos del PP: Caja Ávila/Segovia, Caja Rioja, Caja Madrid, Bancaja de Valencia, Caja de Canarias y Caixa Laietana, para crear Bankia llena de tóxicos?
¿Siguen premiados sus dirigentes y cobrando pensiones de nueve ceros tras su marcha?

Y, sobre todo, ¿por qué la gente que hacia ilusionada cola conmigo en el banco público recién abierto en mi sueño, y el resto del mundo, seguimos tragando?

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿Qué cultura? Y ¿Para quién? Por Cristina Yañez, directora teatral

Recortar es reducir, suprimir. No aniquilar, porque la expresión cultural y la imaginación son inherentes al ser humano y mientras un hombre o una mujer respiren necesitará de la expresión cultural para comunicarse, evolucionar, sentirse vivo. Pero no así en las comunidades humanas donde la cultura y la vida de quienes nos dedicamos a ello necesitan de alientos y apoyos sociales, institucionales y económicos para proseguir. Si se recorta la cultura y la educación nos condenamos a volver a ser un territorio yermo socialmente. Y de eso, Aragón ( y España) sabe mucho en su historia.

Entonces, qué creo que debemos hacer con la cultura: 1-Una Ley Aragonesa de Mecenazgo en la que se regule la aportación privada de las empresas y los particulares a la cultura y la creación, con un mínimo legal porcentual a los artistas que residen en Aragón para evitar enmascarar operaciones de marketing grandilocuente bajo la apariencia de inversión cultural;

2-Un compromiso parlamentario que fije una aportación mínima económica por ejercicio a la escuela y la cultura, y a la vinculación entre ambas, por encima de los cambios de gobierno;

3-Un Plan Estable para la Creación que asegure el acceso profesional a la exhibición, distribución y creación en condiciones de los profesionales que residimos en Aragón y el intercambio de proyectos y experiencias con nuestros socios europeos y con nuestros iguales de otras comunidades autónomas;

4-Un Plan Cultural que fije un marco básico de trabajo, objetivos y apoyo a las entidades culturales profesionales como se entiende en Europa;

5- La ordenada y estable colaboración permanente entre entidades básicas como la escuela, la Universidad y todas las instituciones entre sí, sin hacerse como ahora, la (inútil) competencia;

Y 6- Una voluntad política real y ordenada de contar con la opinión y la decisión de los creadores y las entidades y empresas culturales para construir juntos las líneas y criterios transparentes por las que la política cultural de Aragón (y de España) circule con estabilidad.

La cultura no es menos importante que otros sectores. Pero está mucho menos apoyada, a pesar de que este país se ha acostumbrado a decir (que no pensar) que la cultura y los artistas recibimos subvenciones sin medida. No es cierto. Recibimos las migajas de lo que sobra cuando se subvenciona a la banca, la construcción, la industria armamentística o el fútbol. Los países cuya cultura viven intensamente, o los que la exportan como marca mundialmente conocida, son los que la protegen como parte de su esencia humana y como nación o territorio: Francia o Alemania en nuestro entorno. Incluso, el gran subvencionador de su música, su teatro y su cine es EE.UU, paradigma del librecambio y el mercado, que protege y financia su cultura por encima de casi cualquier otro estado del mundo y que ahora mismo ha comprendido que es la inversión pública lo que ha evitado su caída económica y ha alejado la recesión que los europeos sufrimos. Los datos del propio Ministerio de Cultura reflejan cómo las regiones que ocupan más gente en el sector de la cultura profesional, consiguen mayores niveles de renta per cápita y mejor marca exterior.

La cultura da dinero y empleo. Y podemos ser un pilar para el nuevo modelo de desarrollo que, además, no necesita de grandes infraestructuras ni inversiones previas, sino de un ordenado plan de objetivos y recursos al que ya me he referido. Y claro, una visión institucional y social más abierta y desprejuiciada sobre nuestra gran capacidad, profesionalidad, riesgo y dedicación que se aleje de los tópicos y los equívocos.

Pero la cultura es más que dinero y empleo. Las gentes de la cultura nos constituimos en empresas por prescripción legal. Pero somos entidades sociales imprescindibles en las que hoy trabajamos directa e indirectamente 25.000 personas como mínimo. Y, sobre todo: hace sociedad, país, entidad, ciudadanos libres y evolucionados, resarce del dolor, de las crisis, asegura la convivencia y la paz. Y nos hace felices. Un valor añadido que debería servir como argumento suficiente. No se trata de “financiar a los artistas” sino de asegurar el acceso universal a la cultura, de reconocer su valor, su vital importancia y los beneficios sociales que genera para todos. Una cultura de valor humano, no de eventos inconexos, sino de esfuerzo y posibilidades constantes.

Si no, sólo nos quedará el último hálito inherente al ser humano que necesitará mientras respire de la expresión cultural para comunicarse, evolucionar y sentirse vivo. Pero entonces no estará claro que seamos una sociedad, sino poco más que una suma de individuos.

Cristina Yañez es actriz y directora teatral. Directora del Teatro de la Estación y de la compañía Tranvía Teatro. Publicado originariamente en El Periódico de Aragón.

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/cristina-yanez-que-cultura-y-para-quien-_753136.html