martes, 3 de julio de 2012

Los versos de otro

Me pidió alguien que opine sobre sus escritos porque "tu sabes de esto". Apurado, acepto.
- "Vale, te lo envío en un mail", me dice.
Llego a mi casa, abro el correo, leo su mensaje, me reenvía a un blog casi clandestino y...!es poesía!. !Escribe versos!!
No sé si sabe de mi afán lector, de mis poetas preferidos, de los versos que memorizo, de los que recuerdo, de los que uso como citas, confía en mi supuesto criterio pero yo trabajo sobre la narrativa, lo otro es un vicio secreto... ¿cómo le critico la poesía?
¿Qué le digo? Que a la luz de mis referencias está empapado de la poesía amatoria española y que se quedó prendado de los excesos de Mallarmé y los locuras únicas de Rimbaud? Que sus versos podría cantarlos Tom Waits o que tiene una virtud narrativa a lo Dylan Thomas? Que tiene estrofas delirantes y que por eso me gustan, y otras magnificas y que por eso también? Que no soporto su violación del uso de las comas por error o militancia porque se desequilibra un verso? Que sobra lo obvio, me molesta lo evidente y hay versos a los que les vendría bien una temporada en la nevera y a otros "en el infierno" porque a hallazgos sublimes le siguen arrebatos adolescentes en los que se ve a la legua su ruptura amorosa y o su melancolía? ¿Que hay versos que parecen calcados de Benedetti o Juan Ramón? Qué a veces pide perdón a lo facilón? ¿Que cada vez son mejores y que los de abril de 2012 me encantan?
Le digo que le vendría bien suspirar con el dolor brillante de Anna Ajmàtova? Que le falta leer contemporáneos? ¿Le presento los deslumbrantes y rurales versos de Les Murray? Que sólo puedo juzgarlo a la luz de mis percepciones y sentimentalidades y mis lecturas? Que sólo puedo decirle que me emocionan o que no, y que sí, que me emocionan porque lo que no me emociona no me interesa? Que no sé hacer de fiscal de la literatura que decía Marina Tsvetàieva?
O yo que sé. La poesía sólo puedo juzgarla con una dosis excesiva de atrevimiento. Lo otro es entrega o desprecio. Como en el amor.
Porque en mi opinión, en la poesía puede estudiarse la época, el contexto, la técnica, la generación, las influencias... Puede verse a la legua la candidez, la banalidad, la profundidad, el impacto... Pueden desentrañarse los vínculos, las experiencias, las referencias, los mensajes, el discurso e incluso algunos secretos. Pero el resto es pura pasión. A veces, técnicamente la frase, el verso, las palabras, las imágenes, el tempo... todo encaja y, sin embargo, el poema no funciona. Es frío o árido o banal. O lo peor que puede parecerme un poema: aburrido ¿Por qué si la palabra es la adecuada y técnicamente es correcto? Pues porque si. Y ya está.
Mantengo esta radical discusión con los teóricos-especialistas-estudiosos-sabios desde la secundaria (en mi tiempos, el BUP) cuando un apasionado y ávido profesor de nombre José Antonio intentaba"tecnificar" la enseñanza de la poesía sin darse cuenta de que su único opositor, su tierno rebelde que había leído y no entendido a Rimbaud, yo, era también el único alumno que había logrado captar en años para la causa de la poesía.
Eso me pasó con los versos de mi amigo. ¿Son buenos? Y yo que sé.
¿Los leerías? Ya lo he hecho y sí, me han gustado mucho.
¿Por qué? Vuelve a la primera frase de estos parrafitos y sigue hasta el final. Y luego te pongo una posdata: escribe más. Algunos poemas son maravillosos.
No tengo permiso para revelar su nombre y sus poemas (aún).

La imagen es "La Danza" Chagall.