domingo, 25 de noviembre de 2012

Por la libre y a pesar*

Aragón ha perdido 14.500 trabajadores autónomos (catorce mil quinientos) --lo pongo en letras como los cheques que firman en la banca para que lo entiendan algunos-- desde el año 2008. La mitad de ellos en el comercio donde las caídas de tiendas y bares (paradigma muy español) son obvias. La otra mitad, en el resto de los sectores: casi 4.000 en la construcción, 902 en el transporte, 1.721 en la industria y 2.920 en la agricultura. Son datos de la Seguridad Social a 31 de octubre de 2012 y que la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomo no se cansa de repetir.
Es verdad que hay datos positivos en las altas de autónomos. En sectores como la hostelería y los servicios. Pero no se hagan muchas ilusiones. Son eso que se llaman "autónomos en fraude de ley" y que se mueven sobre una fina y cortante línea que separa la legalidad de la ilegalidad. Si quieren, que nadan en una confusa y habitualmente injusta alegalidad que también les deja sin derechos: son profesionales y trabajadores con un solo cliente que se niega a contratarles para que sea el trabajador quien asuma los costes y la empresa se libre de las obligaciones.
Según los mismos datos ha habido 2.400 altas de autónomos en servicios. Por esta razón de ambigüedad ética y porque, una vez en paro, la única perspectiva que se te abre es montártelo tú mismo (aunque sea en ese fraude de ley) y recurrir a sectores que si bien exigen formación específica, exigen una mínima inversión económica inicial. La banca boicotea toda iniciativa de emprendimiento (porque la banca es un problema y no un recurso) y porque la normativa española y aragonesa parece hecha para perseguir emprendedores.
No es una tragedia --ese tipo de epítetos deberían reservarse a cosas como la muerte o las guerras-- pero sí es un drama. Y es también una apuesta y una vergüenza. Vergüenza porque es una terrible consecuencia de un modelo económico y una elección política ruinosa que vuelve a atestiguar como las causas que el gobierno defiende no son las de la economía productiva sostenible. Y una apuesta porque ese es justamente el modelo que se busca. Tras palabras y promesas que se llevó el cierzo y bajo los discursos conservados por las hemerotecas y la memoria crítica está la verdad: los autónomos no cabemos en el modelo insostenible que se nos impone.
La abundancia de autónomos reales en un país puede ser la confirmación de su economía sostenible y no especulativa. La realidad española, con un alto grado de formación de sus jóvenes, más de la mitad de ellos en paro, es otra. La banca juega y gana, como en los casinos. Un país parecido a un Monopoly: especulación y acaparación. El Risk: invasión y conquista. El Parchís: casi todo en la suerte. Pero no es un juego. Aunque nuestro Joker particular sea "el peor ministro de economía de la historia" según el Finacial Times y haya sido responsable de Lheman Brothers España en su apuesta por joder el mundo.
Escribía Viginia Woolf en su gran Orlando que "toda pompa se alza sobre la corrupción; que bajo la carne está el esqueleto" queriendo explicar la desazón de un ser inclasificable en un mundo agobiante. A eso se parece hoy un autónomo. Seguramente ahora, habrá un par menos.

* Publicada el 25 de nov de 2012 en El Periódico de Aragón.