viernes, 29 de junio de 2012

Libros al Peso. Autoempleo y Cultura.


Libros en un Mercado de Barrio. Autoempleo y Cultura.

¿Medios horizontales y propios?

Quizá vaya siendo hora de que los periodistas nos planteemos en serio la creación de medios de comunicación horizontales locales en la red. Medios creados, dirigidos y sostenidos por periodistas que se lean, vean y escuchen en la red, que colaboraren con otros medios similares en otras ciudades y territorios, que no aspiren a convertirse en imperios sino en medios fiables, que no aspiren a ser fuente de millonarios ingresos sino sostenibles, que no aspiren a vender por encima de la verdad sino a contar y analizar la verdad, que no tengan un dueño sino que sean propiedad de sus periodistas, que no se vendan en los kioscos o se oigan en un receptor sino que se consuman en la red, que no traguen con el anunciante institucional de turno sino que se deban a su oficio.
Todo esto debiera ser una característica inapelable de los medios. Pero no lo es. Digan lo que digan sus dueños, directivos y fans. No lo es. Desgraciadamente, pero no lo es.
Los medios que quizá debamos a empezar a crear serán nuestros, equitativos y profesionales. Hemos visto que lo otro conduce al espectáculo banal, a los ingresos descomunales con salarios escasos y todas las horas del mundo dedicadas al trabajo, y no a la verdad. Eso en los buenos tiempos. En los malos, el cierre, el despido, la sustitución por becarios gratuitos sin futuro y, quizá, un par de estrellas que se permiten el lujo de crearse un personaje fascinante que no lo es y que vive en la incoherencia de sustentar su estatus en el abuso de los demás o el silencio cómplice.
¿Que en los medios públicos no es así? Ejem, ejem. Una de las mayores preocupaciones de los gobiernos entrantes es colocar al frente de los medios públicos a profesionales afines que hablan de "modelos libres, democráticos e independientes dedicados al servicio público" (en fin, para atragantarse) pero que traducen en cuotas de presencia de quienes les nombraron, en dogmas ideológicos y en criterios políticos de selección y análisis de las noticias. Incluso en qué es noticia.
¿Y los profesionales? Pues eso, muchos nadando entre la miseria moral, la escasez salarial, el control político y/o comercial que les imponen y su propia y maltratada ética. Otros, a gustito, claro.
¿Qué hacemos? Dedicarnos a la medicina, el teatro o la fontanería en lugar de al periodismo, la comunicación y su múltiples vertientes, para ser igual de pobres pero lograr cierta estabilidad ética. O, quizá, empezar a plantearnos en serio la creación de medios de comunicación horizontales locales en la red. Medios creados, dirigidos y sostenidos por periodistas que se lean, vean y escuchen en la red, que colaboraren con otros medios similares en otras ciudades y territorios, que no aspiren a convertirse en imperios sino en medios fiables, que aspiren a ser fuente de millonarios ingresos sino sostenibles, que no aspiren a vender por encima de la verdad sino a contar y analizar la verdad, que no tengan un dueño sino que sean propiedad de sus periodistas, que no se vendan en los kioscos o se oigan en un receptor sino que se consuman en la red, que no traguen con el anunciante institucional de turno sino que se deban a su oficio.
Quizá.

martes, 26 de junio de 2012

El niño que lee (sin playa)

Nunca he entendido por qué la publi, la tv y el rumor general andan siempre celebrando la llegada de las vacaciones con la playa como salida natural, obvia y mayoritaria. Yo conocí el mar una sola tarde a los 8 años y no volví a verlo hasta que mi tía Pi me invitó cinco días cuando tenía 15. Más tarde viajé mucho al mar -los mares- que siempre me pareció el centro del mundo agredido por la playa, el ruido, los playeros y sus hábitos. En mi barrio de los 70´s y 80´s casi nadie iba al mar con excepción del algunos privilegiados que veraneaban una semana en MiamiPlaya(!!) o lograron comprar un apartamento en Salou. La mayoría huía al pueblo de sus padres o sus abuelos que ya era su pueblo -como yo- o se quedaba en casa durante todas las vacaciones. El pirineo en esos tiempos entraba en la categoría de "mi pueblo". Luego llegaron los campamentos de los coles que me parecieron siempre la maldición perfecta contra el respeto, la diversidad y el pensamiento. En mi única vez, se me ocurrió echar una novela en la mochila para escándalo de monitores y niños. Lo defendí con toda mi pluma y jamás volví a un infierno como ese.
Las vacaciones para mi (y mi barrio) eran la yaya y el pueblo. El río, si bajaba agua, los palos, los huertos, las arboledas... Luego las primeras cañas y cigarrillos que jamás aprendí a fumar y las primeras aventuras sexuales que yo tuve que buscarme en la ciudad.
Yaya, el calor, los árboles y el pueblo eran también novelas, casi siempre prestadas o conseguidas en una incipiente, desordenada y voluntariosa biblioteca municipal donde se jugaba a marro y a la pelota y en la que había que hurgar entre las novelas inconvenientes para encontrar algo interesante.
Yo venía de conseguir que me regalaran dos libros de Enyd Blyton al año (los malos tiempos no son nuevos para una familia obrera que debe ajustar sus gastos). Desarrollé una vocación temprana por el periodismo con Tintín aunque jamás se vio que publicara nada, y que ya se solapaba con un deseo teatral, escénico en general, que teñía muchos de mis juegos. Pero fue en las vacaciones de verano donde descubrí América.
En una tórrida y desesperante tarde de agosto en la que aprendí a asumir el incansable canto de las chicharras como un mantra refrescante (aunque no supiera ni de la existencia de la palabra mantra), cayó en mis manos Pedro Páramo. Quizá atraído por el sonido de un título evocador de misterios o por la energía que surge de las manos de los lectores ansiosos. No sé. 13 años. Apenas 200 páginas. Y me deslumbró. Capte la parte de la historia que fui capaz. Para mí, una historia de misterios, muertos, sonidos espectrales en la noche, amores impuestos y malogrados, soledad, calor, tiranía. Inolvidable la muerte de Pedro en los brazos de Damiana Cisneros a punto de almorzar. O su comienzo: Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre. Vaqueros, pistolas, sol aberrante, violencia, sin la simpleza, para mi atosigante, de las películas de vaqueros que jamas pude soportar.
Pedro Páramo fue para mi la puerta al atrevimiento de las novelas de los mayores. Había leído Robinson Crusoe que aún se considera una novela juvenil, había notado una morbosa relación entre hombres que también desee, el dolor que puede causar una aventura y las posibilidades de salir triunfante, África, las visiones producidas por la desesperación. No entendí la disidencia de la restauración ni las ansias independentistas frente al imperio español, las dudas religiosas o las posturas políticas de Defoe. Lo que demuestra que cualquier niño puede leer cualquier cosa y hacerse adicto a las novelas porque leerá y vivirá lo que sea capaz de comprender más allá de lo que otros decidan por él.
Pero entonces llegó Anna Karennina. El amor, la entrega, la traición, la belleza, los bailes, los hombres guapos (dije apuesto un par de veces y me gané semanas de sospechas). Yo quería ser Anna, victoriosa por el amor y luego, vencida por el amor, la heroína de la honestidad y el valor frente a tanto hablador inútil que se refugia en las palabras para esconder su cobardía.
Y luego la desvergüenza de la McCullers en Reflejos de un ojo dorado, el sexo, la desnudez, la ambigüedad que, por supuesto, no lo era para mí, la espera, la tensión que desbarata a quienes parecían ser hasta entonces razonables. Y Faulkner, que me hizo sentirme tan diferente y habitante de un planeta nuevo. Y mi primer aldabonazo de conciencia: Las uvas de la ira, la miseria, la explotación, la solidaridad y el niño que ve morir de hambre poco a poco a su padre consciente de que le da el pan duro del día a su hijo porque dice que ya ha comido.
Las novelas difíciles e inadecuadas para un niño me salvaron del calor, hicieron grandes mis veranos, me abrieron los ojos y el cerebro de par en par, me volvieron raro, me hicieron mejor y me trajeron a un mundo al que estaba predestinado.
En verano conocí también a dios, la deidad que me sirvió un larga temporada, la que se tarda en leer 2000 paginas gloriosas: Sthendal, donde uno se escapaba de casi todo, la desobediencia, donde era posible recorrer Europa a caballo en dos días por la libertad y las ideas propias, donde se amaba y se era amado. Napoleón y los curas. Lo nuevo y lo mísero y caduco.
Todavía tiemblo si reabro Rojo y negro o La Cartuja de Parma, novelas distintas años más tarde de las que capté en ese momento. Pero durante mucho tiempo, no había nada en el mundo mejor que esos tochos amarillentos y de letra diminuta que no eran para mí y que durante dos meses nadie más quería leer en aquella cutre pero bienintencionada biblioteca de mis 12 y 13 años que solo abría dos horas cada martes.

miércoles, 20 de junio de 2012

Orgullo y memoria (LGTB)

El cineasta francés Christian Faure dirigió en 2005 una excelente película en la que dos jóvenes miembros de la resistencia en París, organizan una red de falsificación de documentos que den libertad de movimientos a los enemigos de Vichy y pasaportes hacia la libertad a ciudadanos y ciudadanas judíos. Una de las vidas salvadas es la de una vieja amiga de la infancia y que terminará siendo un catalizador de las pasiones donde casi nada es lo que parece cuando el hermano pequeño de uno de ellos, descubre que es muy rentable hacer negocios sucios con los nazis y aprovecharse de las propiedades de las familias huidas. Es un tipo "normal" en una situación anormal. Pero comete un error mortal, indigno, que ilustra brillantemente la situación de los gays europeos camino de los Campos de Exterminio y que, por supuesto, nadie cuenta nunca en la historia del Holocausto. En esos campos, los homosexuales eran identificados con un triangulo rosa, como los judíos con una estrella amarilla o los comunistas con una insignia roja, y sometidos a reeducaciones, torturas e intervenciones cerebrales para “curar” su defecto.

La película se llama Un Amour a Taire (algo así como Un amor que ocultar), la he citado ya varias veces por su valor cinematográfico e histórico. Es también una historia de amor. Que estoy harto de oír cómo Tengo ganas de tí, por ej., es una película de amor y Brokeback Mountain es una película gay ("pero me encanto, eh" ¿Cómo que pero?).

Un Amour a Taire es magnifica desde el punto de vista narrativo y emocional, e imprescindible para dar a conocer el pasado de quienes no solemos tener hijos que reivindiquen nuestra memoria y arrojar luz sobre una realidad obviada. Porque hemos de rescatar muchas memorias históricas. Todas molestas, por supuesto.

No creo en los términos absolutos. Nada que sea real es perfecto, el progreso político y cultural desde la perspectiva LGTB (aprende éstas siglas: lésbica-gay-transexual-bisexual), experimentado en España, es histórico, aunque no sea lo mismo vivir en poblaciones grandes que pequeñas ni desempeñar un oficio u otro. Estoy rodeado de gente que todavía mantiene seguro su armario en el trabajo a riesgo de tener que asumir las constantes chanzas del personal, que notaría inmediatamente una nueva mirada más torva, una peor consideración y, es posible, que la perdida del empleo (esos que ya no quedan) porque somos peluqueros y artistas y maestros y panaderas y conductoras y médicas y mineros.

Si, ya se que parece de otro tiempo, pero cambiar la mentalidad de algunos cuesta mas que subir el Himalaya, también entre sus reaccionarias señorías conservadoras y sus ilustrísimas homófobas eclesiales. También en el sindicato y en la vieja izquierda. Y no digamos en la escuela cuando uno tiene doce años y ya sabe que es gay.

Nada hay más orgulloso que la actitud hetero que exhibe su condición sexual cada segundo de su vida y luego se escandaliza y molesta ante quienes reivindicamos la nuestra militantemente. Hace poco, las organizaciones LGTB hacían público un informe con un título escueto y obvio: el profesorado no está preparado para combatir la homofobia. Explico. Suelen verla sólo cuando es sangrienta y físicamente violenta, se sigue pensando en términos de distinto de la mayoría y esperando que los comportamientos sean estereotipados: mucha pluma, poca pluma, amigos de las niñas, blando, duro.... Y no somos diferentes ni iguales unos de otros. Simplemente somos. Lo otro es categorizar jerárquicamente. Aún se confunde macho (sexo del animal, también humano) con ser hombre o mujer. Uno o una es macho o hembra. Algo completamente distinto de ser hombre o mujer que es una construcción cultural que se refuerza cada día. Y, por supuesto, transgénero o un tipo de hombre o mujer. Porque también se definen culturalmente las masculinidades o feminidades cada día. Y los niños y niñas son lo que son y lo que hacemos de ellos. Todavía en el patio, el cole y los libros de textos (ahí somos inexistentes) la homofobia es cosas de chicos, nunca mejor dicho.

También sé que vivimos en un paraíso comparado con Irán o China o Gambia o Israel porque las históricas leyes de Zapatero y, sobre todo, décadas de organización y lucha del movimiento homosexual y lésbico, han cambiado mucho las cosas.

“En circunstancias difícilmente imaginables, muchas personas padecieron persecución a causa de su identidad y se arriesgaron por las libertades que hoy disfrutamos y la igualdad legal que empezamos a disfrutar. Hubo quienes simplemente mostrándose tal como eran mucho antes de que teorizáramos sobre la visibilidad como la poderosa herramienta política que es, hubo quienes creando los espacios donde poder sobrevivir que hoy tan alegremente se desprecian como guetos gays, o construyendo organizaciones propias en condiciones de extremo aislamiento. Sin embargo, quienes lucharon por sus libertades individuales; quienes iniciaron la destrucción de aquellas dobles y triples cárceles, de aquellos armarios concéntricos, no han recibido ni reconocimiento ni valoración.” dice la introducción del colectivo Towanda de ZGZ a su vídeo sobre la memoria histórica LGTB "Los Armarios Concéntricos" de hace un par de años.

Piensen en esto el próximo 28 de junio, Día del Orgullo LGTB. Pero sobre todo, el resto de su vida mirándose en el espejo, a sus amigos, a sus hijos y a sí mismos.

O mismas. Que de todo hay.

lunes, 18 de junio de 2012

Nuevos públicos. Públicos críticos.

¿Que le falta a la cultura?

Quiero decir ¿además de verdadero apoyo institucional, presencia real en los medios masivos, recursos, lugares y relevancia social por parte de la gente. Públicos. Más públicos y más críticos?.

Proyectos y estrategias para asegurar el acceso universal de la cultura por encima de diferencias de clase, de origen, de género o de geográficas.

Ese es un trabajo que las instituciones en grado sumo no están haciendo y sí muchos profesionales de la cultura. ¿Cómo? Un pequeño ejemplo en dos enlaces para generar nuevos públicos teatrales.

http://teatro.es/contenidos/revistaDigitalDeLaEscena/RDE12_1/video.php?seccionCartelera=conAcento_TranviaTeatro.html&codigoEspectaculo=-1&video=43107772&title=Tranv%C3%ADa%20Teatro.%20Nuevos%20p%C3%BAblicos

http://teatro.es/contenidos/revistaDigitalDeLaEscena/RDE12_1/video.php?seccionCartelera=conAcento_TranviaTeatro.html&codigoEspectaculo=-1&video=43162610&title=Tranv%C3%ADa%20Teatro.%20Fernando%20Rivar%C3%A9s,%20comunicaci%C3%B3n%20y%20p%C3%BAblicos

viernes, 15 de junio de 2012

El arte después del arte cuando no hay necesidad del arte

En un artículo encargado a Milan Kundera en 1995 por la revista alemana Frankfurter Rundschau para conmemorar el centenario del cine, el autor checo divaga brillantemente sobre como "la imagen en movimiento se convirtió primero en agente de estupidización y luego de indiscreción planetaria". Siempre leí con ironía esas salvajes afirmaciones de un novelista maravilloso, exestudiante de cine, guionísta y analista de imágenes, dañinas a los ojos de un amante del cine.
El artículo, narra como cenando en Paris, "un joven simpático e inteligente", muestra su rechazo al cine de Fellini que Kundera idolatra "con un ligero desprecio en un tono burlón". "Frente a ese joven brillante, en la Francia de principios de los ochenta, -escribe Kundera en traducción de Beatriz de Moura- fue cuando sentí por primera vez una sensación que nunca había conocido en Checoslovaquia ni siquiera durante los peores años del estalinismo: la sensación de encontrarme en una época del arte después del arte, en un mundo en el que el arte desaparecía porque desaparecían la necesidad del arte, la sensibilidad, el amor por el arte".
Leyendo ese artículo, primero pensé que Kundera estaba planteando un problema ideológico sobre la finalidad del cine. Luego, que hablaba sobre un conflicto generacional sobre los gustos, maneras y ambiciones de artistas nuevos y viejos y de público nuevo y viejo, sobre la intolerancia de unos lenguajes artísticos con otros. Ahora creo que, más allá de lo que de verdad planteara Kundera, me interesó tanto ese párrafo por cómo refleja una sensación que tengo (tenemos) habitualmente respecto al interés que despierta la cultura entre la población, en la tele, en los medios en general que sufren una terrible debacle ideológica y de contenidos, en el poder político, etc... Que imagino que es la de siempre, útil solo para el control y la cuenta de resultados desde el punto de vista del poder, como mero ocio, desde el punto de vista de buena parte de la población. Eso no me importa nada. Lo que me aterra es que con escuela universal gratuita (hasta ayer) un sistema cultural más o menos amplio (en franca destrucción por su inestabilidad), soportes nuevos y asequibles para la creación y difusión, y gloriosas propuestas artísticas, la cultura, el hecho cultural, el arte no está en la agenda mental de la inmensa mayoría de la gente.
Kundera estaba experimentando cómo los iconos culturales, las referencias básicas, la sensibilidad y provocación del arte, más allá de lo que se piense del cine de Federico Fellini, habían dejado de importar. Y ese desprecio podría ser ya motivo para presumir abiertamente: no se, no quiero, no me gusta, paso... de pensar y saber, ¿y qué? puede decir cualquiera ante una mayoría que a pesar de estar escolarizada y letrada, ha destruido el reconocimiento social a sus creadores e intelectuales (que no son todos los que trabajan en la cultura). Ganan los listos, no los sabios. Pueden los espabilaos, no los reflexivos.
Y de esto España sabe mucho. Mucho. Y todavía la tele, que podría ser el mejor vehículo cultural del mundo, no había llegado a niveles que hoy conocemos.
A veces parece que nunca hubo tantos lectores, espectadores, oyentes, nunca tanta gente escribiendo, haciendo canciones, actuando, pintando, agitando... Lo parece pero no sé si es verdad. Porque de las estadísticas de consumo cultural no se colige que pueda haber un cambio social, un cambio mental, una sociedad más pensante. Sea lo que sea que piense, que no confundo ser pensante con pensar lo mismo que yo.
Y ese parece ser el único camino real de cambio real. Hacer de verdad accesible la cultura universalmente, real el desarrollo de la capacidad crítica de creación y el valor público de la cultura. No es más centros culturales, es más cultura real universal.
Kundera se aterró en el París de los 80 del siglo XX. ¿Como es la cosa en la España de los 10 del XXI?

martes, 12 de junio de 2012

Invádannos, o qué?

Extraído de la avanzadilla de nuevo eldiario.es: http://www.eldiario.es/zonacritica/

Del corazón a los labios. Canciones de Petisme

Es verdad que algunos poemas no resisten ser cantados por los pasillos y que muchas canciones no resisten al verse impresas en un libro. No funcionan como poemas impresos. También es verdad que la música es un soporte fantástico para la poesía, que nacen con ritmo y que éste se refuerza cuando se convierten en canciones. Y luego hay poetas que cantan y cantores que escriben cuyos textos funcionan siempre más allá del formato escogido. Ángel Petisme es, en mi opinión, uno de esos. Confieso que el poeta me llega más hondo. Por eso la publicación de sus canciones como poemas es una fantástica puerta al universo de un gran poeta, original, contemporáneo y comprometido. Compromiso como postura vital.
Del Corazón a los Labios (Hiperión) es un álbum de fotos sobre lo que éramos y nos preocupaba, un periódico sobre la sucia actualidad, una reflexión sobre la condición humana, una manera cachonda de mirar la vida y una historia de amor. Y una declaración de principios vitales, un contraataque al dolor y la opresión y un manifiesto hecho verso. 143 canciones de 11 discos más 19 inéditos reveladores de lo que fue.
Un hijo del cierzo enfrentado al mundo donde ser el gigante preferido mientras busca "un sitio para mi".
Después de leer sus canciones, busca sus poemarios. Encontraras un soberbio poeta huido de la soberbia intelectual.
El mismo se pregunta en "La última canción": ¿De qué sirve una canción si no te hace temblar? ¿De qué sirve una caricia si no hay electricidad?.

domingo, 10 de junio de 2012

Semántica intervenida y negro carbón (Paisajes de Realidad desde Abajo 3)

M. ha pasado la tarde del domingo mirando de reojo el partido de la selección. No le mata el fútbol, pero no esa la razón de su desinterés mal disimulado. Es porque rumia una lección que mañana dará en la escuela de las cuencas mineras turolenses en la que ejerce de maestro para ir cerrando el curso y animar la ira de sus alumnos.
Hablará sobre semántica, sobre la nominación de la realidad y, si se calienta tanto como ahora en sus pensamientos, sobre "la jauría de falsos sin conciencia que nos gobierna".
Porque en la minería, como en el rescate que niega Mariano el lamentable, el asunto parece ser semántico. Más allá de la economía y del valor que la verdad debe tener en democracia, no se ha tipificado aún el delito económico contra la humanidad y no podemos llevar a los tribunales a quien condena al hambre a miles de mineros en España y quien inventa conceptos lingüísticos para disfrazar su ridículo, su derrota y las falacias que gritó al mundo cuatro años seguidos desde la oposición y cinco meses desastrosos en el gobierno. Cerrar las minas españolas de carbón es modernizar el sector. Rescatar a la banca española culpable es un préstamo en condiciones inmejorables.
En su comarca solo se trabaja el carbón. Y se cierra. Y lo malo (cuestión semántica de nuevo, además de política) es que se cierra sin haber buscado una alternativa laboral para nadie. Se condena a miles de mineros y sus familias a la miseria y a una dudosa emigración que vaciará el territorio y llenará de dolor a quien aún vive allí. Al gobierno -dice M.- "no se le ha ocurrido que en su mundo los problemas son sólo de macro economía y se discuten en reuniones de altos vuelos. Pero aquí abajo, los problemas son de qué comer tras el cierre, y se discuten y rumian y lloran en cada comida, en cada susurro, en cada caña en el bar y en cada clase de lengua". Así será mañana. Y, seguramente, los niñas y niños tendrán tiempo y deseo de hablar de ello entre risas y criticas sobre Cesc y Di Natali y sus goles. Alguno de ellos también participa activamente en las marchas, las sentadas y los encierros de sus padres. En las consignas de sus madres. Y saben de qué va la cosa. El paro tras el cierre no será coyuntural. Ni siquiera generacional. Será eterno hasta que un día alguien encuentre una comarca desolada para ensayar un sector nuevo. Y lo que se avecina es hambre. Como en los 30 y los 40, como los nietos nunca han sabido porqué lo contaban los abuelos.
J. se ha estrenado a los 14 años en su primera acción de protesta. Fue viendo en Zaragoza como la policía antidisturbios cargaba contra su padre y sus tíos a las puertas de la Las Cortes de Aragón y como, al día siguiente, unos atildados diputados y diputadas de la derecha se ausentaban en señal de protesta del hemiciclo, ofendidos por la violencia minera, cuando la izquierda tomaba la palabra.
¿Y su presidenta? Invisible, muda, inexistente hace semanas. Nadie la ha visto.
Pero la mentira y la semántica intervenida lleva pesando sobre España mucho tiempo. Primero porque Zapatero (y Rubalcaba) la negó. Después porque Rato al frente del FMI, lo hizo tan mal, tan torpe y tan sucio que ni la vio llegar. Luego porque conscientes de la que se había venido encima, el mismo Rato, impulsado por Rajoy se hizo con Caja Madrid, inventó la tóxica Bankia, se forró de nuevo y la hundió con la aquiescencia de ZP y el ya expte del Banco de España. Todos jubilados (menos Rajoy) con muchos ceros en su cobro mensual. Luego porque España podía sola; luego porque no recibíamos ordenes de nadie; luego porque Bankia solo debía 300 millones cuando eran 30.000; luego porque la banca española era modélica y sostenible; y luego porque el rescate es un préstamo sin más, porque las condiciones las pone España aunque el comunicado del Eurogrupo emitido a la vez que De Guindos mentía entre balbuceos y sudores en la rueda de prensa que anunciaba el rescate, decía lo contrario y hacía responsable al Gobierno de España.
-¿Y entenderán su clase de lengua mañana los críos? pregunto a M.
- Pregúntale a J. responde.
Pregunto a J. Él mira raro, como adolescente confuso. "Mienten -dice- Y no mienten más porque no nos hablan ni responden. Si cierran las minas ¿que coño comeremos?"
Coño es también sólo semántica.

Aunque no hay sinónimo igual de valido, que yo sepa, para Hambre y Desvergüenza.

Ver también:


miércoles, 6 de junio de 2012

La magia de una sonrisa. La historia (infantil) de amor entre el Príncipe Gael y el mago sana

magia, sonrisa, cuento, <span class=

El príncipe Gael no puede reír. Nadie en la corte puede hacer que abandone su tristeza. Una noche, el príncipe que pena mirando las estrellas desde una ventana, oye un ruido y baja a mirar. Lo que descubre es un joven con capa azul y una sonrisa demoledora que hace salir de su boca libélulas azules y que llena de risa y ternura al príncipe. Como premio, se juran amor eterno.


El cuento ha sido editado por Bajo el Arcoíris, una editorial de cuentos infantiles y juveniles de temática LGTB (lesbica-gay-transexual y bisexual). En sus cuentos y relatos ilustrados, los temas principales son el amor entre personas del mismo sexo, el matrimonio gay, la adopción homoparental y la identidad de género. Además, todos los títulos de esta editorial están disponibles para su descarga gratuita en la red bajo la etiqueta de creative commons.


Escrito por Verónika Bohorquez e ilustrado hermosamente por María Lemus, narra una habitual historia infantil de amor de un príncipe triste que encuentra el amor pero, esta vez, en otro chico al que jura amor eterno, sin modificar las claves tradicionales del cuento decimonónico de reyes, príncipes y castillos, pero sin espadas ni soldados, y con libélulas como metáfora de los besos y las "cosquillas" del enamoramiento.

Un buen intento de transformar los prejuicios impuestos a los niños y niñas mediante la negación y el silencio, y hablando del amor sin etiquetas.

Puedes verlo, descargarlo e imprimirlo aquí con licencia Creative Commons:

http://www.mediafire.com/?rikjqae16aquntm

lunes, 4 de junio de 2012

Ahora, nada (Paisajes de Realidad desde Abajo 2)

Mi amigo, el de los 420 euros mensuales por 8 horas diarias nocturnas entre las 11 de la noche y las 7 de la mañana en una empresa de transportes, ha sido despedido. Naturalmente sin aviso previo. Una madrugada, un poco antes de salir, recibió un "mañana ya no hace falta que vengas" en forma de elegante carta de despido. Terminó su turno y se marchó sin siquiera una mueca de dolor, una especie de sistema zen propio para soportar el maltrato vital. Aunque me temo que ese sistema sólo funciona en apariencia. Enseguida se diluyen sus teóricos efectos. Se marchó, también naturalmente, sin derecho a prestación por desempleo, indemnización ni nada parecido, que para eso trabajaba a través de una ETT -Empresa de Trabajo temporal, un maligno invento con sigla de enfermedad de trasmisión sexual - y cobraba por horas y estaba sujeto a "necesidades diarias de producción".
Así que ahora vivirá de la pensión de jubilación de su madre: 700 euros.
En su escalera hay varios niños y niñas. No tienen nada que ver con él, excepto porque ya están creciendo como protagonistas del hambre y la crisis financiera que pagamos quienes nunca tuvimos finanzas: hacen una vez al día una comida (más o menos) equilibrada en la escuela porque tienen una beca de comedor que ahora podría ser "recortada". Si la pierden, dejarán de comer porque en su casa no entra dinero hace ya meses.
Andrés, por ejemplo, conoció tiempos mejores, llegó a conseguir de su abuelo la play station 2 en sus días de gloria. No va echar de menos el teatro al que nunca le llevaron, o el cine, que lo pirateaban en la red. La cultura y el desarrollo intelectual nunca fueron considerados de primera necesidad en su casa excepto como fuente relativa de placer. Un libro, por ejemplo, no es divertido así que no vale como regalo. Pero hoy, lo que además está en juego en esa escalera que a duras penas mantiene la idea ficticia de la normalidad cuando dos vecinos se encuentran en el ascensor, desaparecida la vieja confianza y solidaridad vecinal de la falsa clase media, es comer. El drama que sus abuelos conocieron de pleno pero que había sido eliminado de este país. Las cenas las consigue su madre con cierto ineficaz disimulo en los cierres del Súper y los mercadillos del barrio cuando las sobras del día son amontonadas al lado de los contenedores y competidas en silencio por otros vecinos en situación semejante.
Hay miles de niños y niñas así en España, pobres de nosotros que creímos que éramos un país normal y moderno. Y ahora UNICEF ya nos incluye en sus dramáticos informes anuales.
Mientras, el gobierno recuerda que "todos tenemos que hacer un poco más de sacrificio". Todos es un concepto que no llega a todas las escaleras, por supuesto, que siempre ha habido clases.
La radio sigue hablando con drama del paro. Pero cuando hoy recordada que el verano crea nuevos empleos "estacionales", olvida un pequeño detalle: con los salarios de esos empleos, reflejo de los que veremos de aquí a nada para casi todos, tampoco se come (ya no digo pagar el alquiler o la hipoteca para el banco que será rescatado mientras a los demás los dejan hundirse en el pozo).
Mi amigo no tiene pareja ni hijos, aún no ha decidido si era mejor tragar con los 420 mensuales, reducidos en los meses en que los festivos caen entre semana, o tragar con la nada.
Son dos tragedias que se parecen.
La dignidad no cabe en ninguna de las dos.