sábado, 21 de diciembre de 2013

Historia de amor sin título, de Ruben Ochandiano


Mario Ruiz necesita un amor verdadero que le haga fuerte y lo encuentra donde nadie más puede. Mario es un paciente siquiátrico al que su siquiatra ofrece como “caso excepcional” para un reportaje que han de filmar Berta Álvarez y Javier. Berta es algo así como la pulsión y Javier algo así como la frialdad y, ambos, la excusa para la historia “excepcional” de Mario y la de su familia y su contexto, da en varias voces, protagonistas y puntos de vista con aparente fragmentación y caos solo para ir desvelando a un ser frágil y delicado, necesitado e incomprendido. Mario ama a Louis Garrel por culpa de un video capturado en youtube, un actor y cantante francés que reúne todas las expectativas amorosas de Mario menos una, precisamente la que acabará arrojando su historia por un barranco.
Páginas llenas de pasión, obsesión y ternura, tres valores que no se ven juntos habitualmente en una novela.
Berta es la excusa para contar Historia de amor sin título en un ejercicio de alejamiento, una deliciosa trampa porque es ella, precisamente, quien antes diagnostica la pasión de Mario y más entiende dolorosamente su cabeza y su corazón (“Su cabeza es la mía”) frente a la fría aparente comprensión de su colega Javier; el desesperado, confuso y perverso amor materno; la voluntad de su ; o el claro desprecio de su padre. Pero Mario es ternura, fragilidad, voluntad, tesón y amor, la gran búsqueda permanente de Mario que solo es algo en el amor de otros, que necesita desesperadamente que le amen, se lo demuestren, se lo digan y le entiendan y que debe reconstituirse al margen de ser lo que “otros creen que es”.
Historia de amor sin título es también un modo de seguir algunas películas esenciales, un ajuste de cuentas con genealogías familiares dañinas y un mapa de la obsesión de Rubén Ochandiano.  No sé si reales o no, pero no importa, porque el tratamiento de la salud mental, las depresiones y las obsesiones maníacas en la novela que estructuran la historia de amor, familiar y creativa del protagonista Mario es uno de los más lúcidos y hermosos que he leído. “Es duro seguir una pulsión” se dice algunas veces en la novela. Y esta es una pulsión hecha literatura con aspecto de terapia para sanar “alas rotas” que reivindican su ternura y sus necesidades. Mario no es inocuo sino difícil e inconveniente, pero sobre todo es una víctima amatoria de la soledad, un ser frágil e incomprendido que recurre a lo único que tiene para lograr lo único que necesita y que le niegan donde primero debería haberlo hallado: en ese invento social con la excusa de la biología que es la familia. Berta, la periodista excusa narrativa habrá salido más o menos indemne de algo similar.
Hay un bello y premeditado (supongo) paralelismo con algunas de las referencias que, presumiblemente, llenan los gustos y obsesiones de Ochandiano. Un ejemplo es la cita (y velada referencia a su obra) a Jeanette Winterson, descubierta en España con La Pasión, y una sublime novelista cuya vida emocional y familiar es también un permanente quebradero de cabeza y que tiene similitudes sicológicas y vitales, aunque menos extremas, en su literatura. La propia Winterson se parece físicamente a la gran dramaturga británica Sarah Kane, otra referencia de forma y fondo en la novela, una excepcional autora que explora la mente humana que la mayoría considera desequilibrada y que llevó su corta vida (suicidada tras dos intentos de una vida tóxica legal) y su enfermedad mental y su depresión maniaca a su obra, algo que te hace un genio y una victima a la vez. “Siempre lo dije, era un genio desde pequeño” dice la madre de Mario, víctima y responsable a su vez del estado mental de Mario. 
El viaje mental que emprende Mario Ruiz, y el viaje físico que lo ilustra, es el mismo viaje de el Hombre Ángel, de Gunther Geltinger, otra novela de exploración emocional y desequilibrios mentales con origen en un opresivo y oscuro ámbito familiar: Quién soy, qué necesito, cómo y dónde lo encuentro, qué precio pago por él.
Y sí, es una (trágica) historia de amor donde el dolor y el amor mueven montañas pero no cambian un estado mental. El logro por fin en París de lo único que le falta a Louis Garrel y lo que más desea Mario es lo que arroja la vida de Mario por un barranco. Y, quién sabe, quizá también lo que permite que por fin descanse. Una buena novela en la que el corazón de quien lee “desfibríla” a la par que el de Mario.
Intensamente.

Comprar manzanas es un acto político*

Zaragoza poseía 2600 hectáreas  cultivadas en 2003, hoy hay solo 300, explotadas por 22 agricultores. Dos de ellos se jubilan ya. La aspiración de la Plataforma por La Huerta Zaragozana (huertazaragozana.blogspot.com) es abastecer a la ciudad en gran medida de productos sanos de calidad de KmCero (¿recuerdan cuando sabían y olían?), es decir, sin la insoportable huella ecológica de los productos de otros continentes o países lejanos. MercaZaragoza (como el resto de Mercas en España) vende tomates cultivados bajo plástico con calefacción en Polonia; patatas, calabacín y zanahorias de Alemania; piñas chinas, judías verdes de Burkina Faso, y cerezas y manzanas de Estados Unidos. Y no es que no se deban comprar -que no se debe, por mucho que se empeñe en comer productos de fuera de temporada- sino que hemos destruido la huerta local para comer productos de ínfima calidad. No por su origen, sino por sus dueños.
¿Qué es eso tan lejano que nos comemos? Si es producto ecológico de más allá del océano, una estupidez, puesto que el coste ambiental de la traída anula cualquier valor ecológico. Si es industrial, pesticidas y un aspecto de cuento con un interior repulsivo. (Insisto: ¿recuerdan el olor de un tomate?). La mayoría de estas producciones están en manos de ocho corporaciones mundiales que han reducido la capacidad de cultivo de la tierra en diez veces a base de fertilizantes químicos en un criminal intento de aumentar la producción con la sustancia que la está matando. El 1´9% de los productores españoles recibe el 26% de las subvenciones de la PAC (entre ellos y a porrillo la Duquesa de Alba). El 73´5% de los productores se reparte el 15 de ese dinero europeo. En la huerta de proximidad no saben qué es eso. Solo deben escuchar a Ismael Sanz, ex técnico de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) durante ocho años, colaborador de Vía Campesina y experto ejeano de referencia en Soberanía Alimentaria. O consultar a la OMS.
Todo eso necesita un mercado de circuito corto. Una forma de empezar son los comedores escolares. Una medida política de gran calado de tres primeras consecuencias prácticas: creación de empleo y mercado para los agricultores locales; la salud de los niños y niñas en los colegios; y la creación de una masa crítica que tras comer doce años saludablemente habría sido culturizado en lo ecológico y lo local, fundamentos de la soberanía alimentaria.
Recuperar la huerta de proximidad es salud, independencia, un modelo socioeconómico y urbano sostenible y fuente de empleo local si empezamos ya a formar nuevos horticultores y crear nuevos canales de distribución.
Podemos hacerlo. Comprar una manzana es un acto político consciente o inconsciente. Peligroso o transformador. Si se compra al productor o a las corporaciones. Incluso puede aprovechar los resquicios de la ley para que el AMPA del cole de sus niños exija, cien por cien, producto ecológico en su comedor fuera de las garras de los imperios del catering. Se hace en coles de Aínsa y Zaragoza. Al menos, si el Gobierno de Aragón (en la comunidad en la que vivo) no perpetra la centralización del servicio en una empresa sin control social.
Pueden leer el revelador “Soberanía alimentaria en las Mesas de Comedor” de Carlos Soler o ver en Vimeo “El plato o la vida” de Nani Moré. O pensar en Copenhague (550.000 hab.) que consume el 85% de sus frutas y verduras orgánicas.  Es una oportunidad.
* Publicado en El Periódico de Aragón el 22.12.13

martes, 17 de diciembre de 2013

Porqué y Otro. Dos personajes despreciados.*

*Palabras pronunciadas para abrir las 11 Jornadas sobre "La Otra Historia" de la aa.vv Venecia de ZGZ el 16/12/13.
 
Voy a contar un cuento:
Erase una vez dos personajes despreciados en la historia oficial. Uno se llamaba Porqué. El otro se llamaba Otro.
Estos dos personajes eran compañeros de viaje en la senda de la comprensión. Iban desaparrados y hambrientos en busca de su vieja amiga Verdad, despreciada por los siglos de los siglos y solo capaz de dejarse ver en ocasiones tras arduos intentos de visibilidad.  Iban hollando los caminos, colándose por grietas estrechas, resbalando por laderas laterales y cantando a oscuras por pedregales sin sombra. Sin rumbo pero con horizonte.
En sus caminatas se encontraban siempre a seres azulados, espectros transparentes y sombras negras que les hacían la vida imposible. Los azulados eran peligrosos pero los transparentes más, porque a éstos no se le veía venir. De vez en cuando se encontraban, escondida en la vereda, a Buenaintención, acompañada siempre de Superficial y de Mito. Superficial era una chica banaaaal, modernaaaa, enrolladaaa y muy, muy cómoda. Buena gente pero, casi siempre un incordio. Mito era un chicarron de aspecto invencible, fuerte, alto, de los que quieres que sean tus amigos porque lo tiene todo superclaro y jamás dudan, de los que hacen que te sientas seguro en su abrazo. Pero Mito era también de los que nuuuunca te lo ponen fácil para ver la verdad por su aplastante costumbre de asegurarlo todo sin explicar nada. Buenaintención iba siempre tras ellos, queriendo agradar a todos, no salpicar a nadie y abandonando las cosas, así, pelín polémicas. Aunque a veces Porque y Otro se preguntaban ¿polémicas? ¿Para quién?
El caso es que Porqué y Otro seguirán vagando siempre por tortuosos caminos en busca de Verdad y siempre, siempre nos harán falta. No como personajes despreciados en los cuentos, sino como los protagonistas cuando se narre la historia.
Esta tontada me sirve para no intentar un imposible parecido con los ponentes de la Jornadas de la Otra Historia de este año: (Carlos Forcadell, Julián Casanova, Irene Murillo, Agustín Sánchez Vidal, José Luis Ledesma Vera, Jesús Cirac Febas, Iván Heredia Urzaiz y Amadeo Barceló. Los ponentes y sus perspectivas.)

Y para explicar que, de lo que se trata en mi opinión, es no solo de rescatar la historia que no se escribió y de anular las mentiras que siguen perpetradas como verdades absolutas, incrustadas en la mitología y la ignorancia de la gente. Sino de escribir la historia verdadera de las gentes. Frente a reyes y tratados institucionales y las guerras o falsas paces que desataban, escribir la vida de la gente que moría por y en ellas y por qué; De cómo cambia la vida de la gente con la escritura y la posibilidad de leer y por qué; Cuando empezamos a dejar de ser vasallos y súbditos para ser ciudadanos y por qué; Como ellas seguían siendo súbditas ante la ley y la vida cotidiana y por qué;Cómo era la vida de los productores que producían sin comer;  de los vencidos que caían ante un poder que no llegaban a identificar siquiera; de los pobres y las razones verdaderas de su pobreza; de las fronteras y banderas y a quien sirven; de las mujeres y su inexistencia; de los homosexuales que no existíamos hasta que creyeron que éramos una tarjeta visa muy colorida; de los sistemas educativos, de la relación de la humanidad con los otros animales, del origen de las religiones que aún actúan como yugo contra el pensamiento…Y el por qué de todo eso.
Y, claro, de la Guerra de España que no fue una guerra entre dos mitades de españoles sino un plan y un objetivo cuyos muertos de un lado aún esperan en la cuneta en una democracia que tiene miedo a recordar y a dar voz a estos dos personajes de mi cuento chorras. Las cosas no pasan, son pasadas, hay una causa y una consecuencia de todo.
Esta es una idea esencial para mí. La misma que en el periodismo verdadero, sus seis preguntas básicas, en este orden literario pero no de importancia: qué, quien, como, donde, cuándo y por qué. Sin el por qué que desentraña el origen, desarrollo y objetivo de un suceso no se puede escribir la historia y, mucho menos, entenderla ni hacerla entender. Tampoco entender el presente o dibujar un futuro común.
Y sin ponerse en la piel del otro y en la perspectiva del otro, tampoco puede llegarse a un dato o una consideración que se aproxime a la verdad. Hay una plusvalía intelectual y emocional que se les debe y que se nos debe a todos esos otros. Las cruzadas sobre el moro son otra cosa si les preguntas a los moros. La razón de las cuchillas en las vallas de Melilla se entiende perfectamente si preguntas por las aspiraciones de los que esperan saltar y piensas en nuestro modo de vida. La vida real no se cuenta sin la perspectiva de las mujeres. Y la experiencia de los sin nada no se entiende sin los privilegios de los dueños de las cosas.
 
Virginia Woolf en Una Habitación propia dice que durante siglos “las mujeres han sido espejos dotados del poder de reflejar la silueta del hombre a tamaño doble del natural”. Y que los “espejos son imprescindibles para toda acción violenta o de poder porque sin ellos los Hombres dejarían de agrandarse. Si las mujeres se ponen a decir la verdad, lo que ellas ven, la robustez del hombre se disminuye”.“Como van hacer leyes, conquistar territorios, firmar tratados y hacer discursos si a la hora del desayuno y la cena no pueden verse más grandes de lo que son”.
Virginia Woolf escribió en esa obra maestra de la ironía y el análisis literario feminista que os digo: Una habitación propia, en 1928. Ahora cambiemos hombre y mujer por “los que escriben” y “los que son escritos” y tenemos una posible respuesta a un par de porqués.
En la perspectiva del otro todo cambia. Cambias un paradigma y cambias el mundo. Al fin y al cabo, un punto de vista no es más que la reducción de la perspectiva y la historia oficial es una historia que viene a ser la que casi nadie ha vivido pero la que casi todos han creído. La otra historia forma parte de la necesidad de disputar el poder político a los dueños de las cosas, de crear un nuevo corpus, “una mística de izquierda” en palabras de Michel Onfray, nuevas ideas expandidas y una memoria común para entender el presente y protagonizar el futuro.
El profesor Julián Casanova escribió hace unas semanas en su blog: “Nada hizo la transición a la democracia por recuperar su lado más positivo, el de sus leyes, reformas, sueños y esperanzas, metiendo en un mismo saco a la República, la guerra y la dictadura, un pasado trágico que convenía olvidar. Para muchos españoles, el rechazo de la dictadura y de las violaciones de los derechos humanos no ha formado parte de la construcción de su cultura política democrática. Parece que estemos en un eterno debate y, en realidad, seguimos rodeados de miedos y mentiras.”  Yo no puedo decirlo  mejor, desde luego.
Otro y Porqué siguen queriendo ser actores protagonistas del drama de la historia. Vamos a regar un poco también este año los brotes de la historia no escrita aún con la ayuda de los ponentes y del teatro, al que casi nadie se acuerda casi nunca de ir y que actúa como un espejo que refleja la vida un paso más allá y un poco más adentro.
Gracias y que aprendamos y pensemos mucho.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Pregunta, coño!*

“Zaragoza Esencial” puede ser un plan meditado y trabajado por los asesores del alcalde Belloch, que han leído a Jane Jacobs (sobre todo su Muerte y Vida de las Grandes Ciudades, editado en español en 1977 y reeditado en 2011) y a otros urbanistas del siglo XX. Pero Zaragoza y la situación económica de desastre en la que estamos, pese a las mentiras en Moncloa, requiere mayores miras.
En Zaragoza hay 47.107 hogares en situación de precariedad, el 17 % de sus habitantes. La pobreza extrema afecta a otros 4.530 hogares. Son datos del último informe de Caritas. Pero lo sabemos también por quien nos rodea cada día, por el barrio y por las casas sin calefacción y sin luz y su recibo creciente. Y eso, a pesar de que la ciudad ha asumido parte de los programas abandonados por el Gobierno de Aragón que milita en la destrucción de su red de protección social y en su incapacidad para crear empleo decente. Se puede ser muy pobre incluso teniendo un trabajo.
La inversión pública es un motor necesario para reanimar la economía, pero en un marco de búsqueda de nuevo modelo productivo que ninguna institución ha comenzado aún. Una idea que parece radical, porque lo es, pero que defienden los foros globales de desarrollo más avanzados. Eso exige huir de la construcción de nuevas viviendas y de otra burbuja inmobiliaria. La ciudad tiene unas 10.000 vacías sin contar los desahucios más recientes y las ya licitadas en los barrios del sur.
Pero el debate sobre el modelo urbano no es debate sin participación real. Me acuerdo muchas veces de un desgraciado incidente con un desgraciado ciudadano con ánimo de súbdito que paró su coche en medio de la Pza de España de Zaragoza el 13 de febrero de 2003 para gritar histérico “!La democracia es mañana, la democracia es mañana!”. Gritaba a quienes nos manifestábamos todos los días contra la invasión a Irak a la que nos llevó Aznar, luego revelado comisionista de armas para EINSA. Al día siguiente elegíamos presidente para España y el PP ya temblaba con su derrota. Aquel súbdito confundía las elecciones con la democracia y se conformaba (o quería que lo hiciéramos quienes que no pensaban/sentían como él) con el voto emitido cada cuatro años y el silencio durante el resto de legislatura. Y no se trata de eso. Esa es la teoría de la mayoría conservadora y de las mayorías institucionales. En Aragón Rudi repite en las Cortes de vez en cuando: “los ciudadanos nos han votado” como la gran justificación de todo. En ZGZ se consulta el color de un puente sobre el Ebro.
Ha ocurrido con el Plan de Movilidad de ZGZ tras la implantación de la línea 1 del tranvía (que sigo considerando maravilloso) pero que nunca puede ser un medio único de comunicación entre barrios: se han dibujado las nuevas líneas del bus sin incluir a los interesados en la discusión del plan final y ha sido un mal plan. Nadie que no sea implicado en una decisión puede ser obligado después a considerarla como propia. Pasará con la “Zaragoza Esencial” y quizá con cualquier cosa que no se someta a esta idea básica democrática.
No hablo de referéndums sobre planes ya elaborados, cuyo valor es relativo en función de la información manejada. Hablo de elaboración común de los proyectos importantes de modo transversal mediante Planes de Participación. Mi abuela, que era muy lista, decía: “pregunta, coño”.
*Publicado en El Periodico de Aragón el 08.12.13

domingo, 24 de noviembre de 2013

La mítica del emprendedor*

“Emprende. Es tu hora. Es genial”. Discurso tras discurso construyendo una mítica salvadora que nos va a hacer a todos ricos de película. Pero la mítica del emprendedor (mucho más de la emprendedora) no es su vida real. Nadie recuerda que las bajas médicas son un insulto y un canto a la inanición; que en busca de un crédito bancario para una vivienda, por ejemplo, no puedes responder de un ingreso estable mensual, a pesar de que a la banca la rescatamos todos sin que nos pregunten nuestra opinión; que la economía aragonesa y española no las sostienen los grandes grupos de oscuros y dudosos pagos de impuestos sino las pymes y los autónomos/as; que no sabemos qué es un subsidio de desempleo ni algunos de los derechos sociales conquistados para la mayoría que las termitas gubernamentales van royendo a dentelladas fatales hasta su disolución; o que una autónoma que decide embarazarse no sabe qué es un permiso de maternidad o que si debe tener reposo los seis meses previos al parto, no ingresa un euro.
Su mítica es la del resistente si no se hunde en la primera oleada de trampas del sistema, la burocracia, los mordiscos de grandes grupos y los impagos y laaaargos retrasos de tus clientes (incluidas las instituciones) a los que en España estamos tan desgraciadamente acostumbrados. La última gracia ha sido obligar al Ayto de ZGZ a priorizar los pagos a la banca antes que a los proveedores. (Gracias Eloy Suarez, otro lucimiento de los tuyos).
Y luego existen los falsos autónomos, desafortunada expresión para referirse a los subcontratados por los malos empresarios que se niegan a contratar obligando al trabajador a convertirse jurídicamente en autónomo pero con obligaciones de asalariado, sujeto a una enfermiza productividad, y sin ninguno de sus derechos: en las agencias de noticias, en las operadoras de móviles, en las constructoras y ahora en las fábricas. Y por eso les encanta la famosa Tarifa Plana de la ministra Bañez. Incluso es el modo en que vuelven algunos despedidos a trabajar a sus viejos empleos por la mitad de lo que antes cobraban y cero derechos. Todos carpas en un mar infestado de pirañas. Ya lo dijo Francisco Bono, Consejero de Economía del Gobierno de Aragón, en un alarde de sinceridad y de confesión de su incapacidad: “nos guste o no, vamos a un modelo americano”. Toma ya privatización de la política.
Todas estas cosas no importan en el viciado discurso del emprendimiento desde las tribunas de la política institucional: miembros del gobierno que en su vida han emprendido nada excepto una carrera política de más de treinta años de cargo en cargo, y algunos responsables gubernamentales cuyo origen profesional se encuentra en las tripas de los responsables de esto que llaman crisis: agencias de valoración privadas que valoran en función de sus intereses y de sus clientes, grandes grupos internacionales, la banca, las eléctricas, el gas e incluso el propio FMI en donde ni olieron la que se nos venía encima. Y ahí es justo donde acaban y seguirán acabando los próceres del desastre de una y otra sigla. Ya saben, favor por favor, y a los de medio, pues oye, que emprendan, que es lo más en la modernidad de ésta economía líquida que tantas víctimas se cobra cada día y que ha de seguir cobrándose. Un modo elegante y supermoderno de terminar con los derechos sociales.
*Publicado el 24.11.13 en El Periódico de Aragón

sábado, 16 de noviembre de 2013

Tira la tele por la ventana, "Un juego de inteligencia"

“El hábito es la fuerza más poderosa, dale basura a la gente hasta que no quiera otra cosa.” Así es. Siempre, por lo visto. Pero podría ser al revés. No que no tuvieran hábito, sino que en lugar de comer mierda todos los días y a todas las horas, comieran cosas sanas, diversas y sorprendentes. Porque una mayoría sigue la tendencia sea cual sea. Y, después de todo, “no les das a tus hijos todos los días comida basura ¿no?”. Esta es la tesis de una película alemana de 2007 dirigida por Hans Weingartner llamada Un juego de inteligencia (Free Rainer) en la que se exploran los hábitos televisivos, se manipulan los datos y, tras una mentira, se cambia toda una sociedad y se hunde a los cretinos de la tele basura y sus valores.
Rainer es un arrepentido de vida acomodada, burguesa y violenta, productor de televisión premiado y con mucho éxito, bastante despreciable al principio, al que un shock cambia los planteamientos vitales. Rainer se alía con una activista política que fue víctima en su día de sus glorias televisivas llamada Pegah y con un lector empedernido y poco sociable que se mueve en la tripas de la red y a caballo de la tecnología como una ballena en las profundidades marinas. Junto a “desechos sociales” provocados por el paro, la soledad y el desprecio burgués del sistema, funda su propia comunidad humana dedicada a combatir la tiranía salvaje de la tele basura, las mentiras estadísticas de los audímetros "que controlan todo lo que pasa en Alemania" y a “liberar hogares” de esos comedores de mentes.
Puede que poco desarrollada, sin lograr todo el esplendor que promete y con más pistas que invitaciones, la película enfrenta como trágica comedia el fenómeno de la tele que insulta la inteligencia humana y que no tiene límites para generar nuevos programas que paralizan la cabeza y el corazón y arrojan muchos dividendos.
“Mis amigos han optado por no ver la tele o por verme a mí hablar sobre libros y política” dice una reportera  de televisión cuando cubre el fenómeno inexplicable de los cambios de hábitos televisivos. Nadie lo entiende, pero el sistema se escandaliza como nunca se escandalizó con que el consumo mayoritario fuera de mierda mental. El malo, el más malo (y sincero), el gerente de la tele en la que en otro tiempo trabajaba Rainer, ofrece algunas de las reveladoras frases de la película, capaces de explicar lo que pasa, por qué pasa y por qué va a hacer todo lo posible porque siga pasando: “Gracias a esto que te quieres cargar, la gente va a trabajar y luego se sienta enfrente de la tele y ya no sufre más, creen que la vida real es esto y ya no tiene problemas”. Un cínico repulsivo del viejo mundo frívolo y cruel de Rainer, que incluso pretende financiar su guerrilla una vez descubierta, y permitir que sigan con su revolucionario plan si sólo lo lleva a cabo contra las demás cadenas pero manipulan a su favor los datos de la suya. El “homo videns” no ha creado una nueva forma de pensar, sino una que ha dejado de hacerlo.
Y ¿esto cambia las cosas? En la película mucho: las relaciones sociales, las humanas y las mercantiles en un mundo de compra-venta que no se va a quedar aquí. La guerrilla, su proyecto, trastoca toda la vida de Rainer de un modo que nunca imaginó, lo libera. Y también cambia la vida de los demás. ¿Por qué? Porque el hábito existe en todos los órdenes de la vida y si se cumple la ley de la oferta y la demanda, vamos a usar sus herramientas de manipulación y tecnología para cambiar esa demanda y destruiros. Dejarás de comer-ver-hacer mierda y generarás el hábito de otra cosa mejor. No solo frente o sin la tele.
Un poco simple, vale. Y un guión escasamente desarrollado y un poco arquetípico por momentos. Pero con personajes y discursos vitales sobre un debate esencial y una realidad alienante, condensados en dos horas que se ven muy bien y que deberían llamarnos a la reflexión y la acción. Si quieres cambiar hábitos, claro.
Mírala y luego discute.
Aquí el tráiler (doblado al castellano):

martes, 12 de noviembre de 2013

¿Qué falla en la cultura?


¿Qué falla en la cultura? ¿Por qué no es más consumida y apreciada, y vamos caminando hacia atrás con la rapidez de una gacela?
A mi entender, el público, el dinero y la actitud institucional. Tres cosas básicas que podemos resumir en dos: dinero y actitud institucional, la ausencia de público es una consecuencia antes incluso que una causa. Si estás teniendo la sensación de pensar (o creer, más bien) en algunos insulsos topicazos sobre el dinero público dedicado a la cultura, piensa antes en tres cosas:
1- Insisto en que las subvenciones a los creadores y artistas y las estructuras que sostienen la cultura en España son mucho menores que las dedicadas a la agricultura, la fabricación de armas, el futbol, los toros o TVE. En términos absolutos. En términos relativos muchos más si se compara con la cantidad de personas que trabajan en cada sector, su importancia social, su público beneficiario y las estructuras públicas indirectas de las que disfrutan.
2- La cultura que es divertida se sostiene o desaparece en las agendas mentales de la gente y la “densa”, “minoritaria” o “intelectual”, también porque ambas están sometidas a los vaivenes del abandono institucional, de los “gustos” marcados por los medios y las corrientes creadas por quien la paga, ambas al albur de la crisis y ambas castigadas por unos valores que premian la banalidad,  castigan la reflexión y huyen de la seriedad. Los cines de cartelera estrictamente comercial están cerrando como cerraron los que ponían otro cine. Han muerto víctimas de la crisis, del IVA y del abandono de las políticas culturales que, donde quedan, son programaciones de actos (buenas o no) pero solo programaciones. Una política cultural es otra cosa. Como es otra cosa ocio y cultura que muchas veces no coinciden.
3- El dinero público tiene que fluir indispensablemente a la cultura. Sobre todo, porque no se trata de “mantener” a los artistas sino de asegurar algo fundamental en cualquier sociedad democrática y decente que se precie que es la Accesibilidad Universal de la cultura. Es decir, que todos y todas, por encima de su situación económica, personal, intelectual y geográfica puedan acceder al hecho cultural. Si una orquesta o un proyecto teatral no va cerca de tu casa a precios asequibles, no puedes verlos. Los dineros públicos en la cultura deben lograr eso y mantener estructuras estables en todos los territorios para que sea así. Lo otro, es para las élites.
En España además, el IVA cultural es del 4% pero, a diferencia de muchos países, solo se aplica a los libros. El resto de sectores tiene IVA industrial del 21% con alguna escasa excepción del 8%. Lo que no ocurre en ninguna parte de Europa.
¿Cómo cambiarlo? Insisto: dinero y actitud institucional. Dinero para las estructuras culturales independientes y sostenibles (en contra de lo que está pasando en España con los teatros, por ejemplo, bajo el terrible paradigma de Madrid, donde el poco dinero dedicado al teatro se va para mantener el teatro privado comercial de las grandes capitales a precios de taquilla inasequibles gestionados como negocio en manos de empresarios que buscan maximo beneficio posible), dinero para la accesibilidad universal de la cultura, dinero para la creación y dinero para la formación de profesionales y para la formación del público. Y cambio de actitud institucional que diferencie entre ocio y cultura (que pueden ir juntas o no), que entienda que un sistema cultural completo necesita de estructuras sostenibles y democráticas (teles, escuelas, universidades, teatros, auditorios, salas, estructura privada independiente, librerías, editoriales, bibliotecas, radios, periódicos, centros cívicos de distrito, ministerio, ccaa, museos, aytos, entidades sociales, escuelas artísticas….) alejadas de la barahúnda del show bussines, de la taquilla, de la gratuidad, de la banalidad, del interés de los grandes grupos y del uso partidario de la cosa, y que deben coordinarse como un ecosistema vivo con la participación de todos los sectores. Que diferencie la simple acumulación de actos con una política cultural definida y que entienda que el intercambio (europeo, entre ccaa, ciudades, territorios e instituciones que hoy no existe) es  esencial. Y que entienda que la cultura no es industria y que, de hecho, a veces no puede serlo por la fatalidad de los costes de estructuras humanas, en las artes escénicas por ejemplo, y que necesita de un marco jurídico y económico que permita que el dinero privado fluya a la cultura más allá del patrocinio de las grandes firmas a las grandes estructuras como Telefñónica y El Prado.
Resumo: Un cambio de paradigma y de visión. Aportación privada y pública sostenible y permanente. Concepto de sistema cultural. Formación. Economía.
Y un público que tenga, tras pasar por el súper, algo en el bolsillo que gastarse en su crecimiento personal.
Otro día ya pontifico sobre el control y gestión democrática de las estructuras culturales públicas.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Erasmo (de Rotterdam) y la escuela (de todos)*

En 1466 nace en Rotterdam el que hoy conocemos poco y mal como el primero de los “pensadores de occidente consciente de ser europeo”. Un hijo “ilegítimo” de cura llamado Erasmo, humanista y pensador, que da nombre al programa universitario de intercambio y a las becas que luego otorga cada estado de la UE y que el nuestro ha rebajado de ridículos 63 millones de euros en 2011 a insultantes 15 en 2013, un 75% menos.
Erasmus son los padres. Nadie que no tenga cierta holgura económica puede aportar el dinero necesario para ser Erasmus al que sumar luego la beca. Porque estudiar es muy caro y placentero intelectualmente, y muy caro y duro económicamente. Y hoy se ha decidido restringir de nuevo la educación.
Erasmo defendió el saber como instrumento de evolución y convivencia pacífica en una especie de espiritualidad universal y europeísta. Hablaba de la reforma interior, de espíritu, pensamiento y cultura que debían acompañar las reformas estructurales. O sea, escuela y educación. En su Elogio de la Locura (más bien de la estupidez, porque se escribió en latín y lo tituló Stultitiae Laus) narra irónicamente cómo se es más feliz en la necedad que en el saber, más cómodo y ligero, y cuantos se conforman con mitos y creencias para no pensar y hay a quien les gusta ser gobernados como un asno.
En una biografía de Erasmo, publicada en 1938 por otro europeísta apátrida y pacifista llamado Stefan Zweig, se dice de él: “pacifista combativo, el abogado más elocuente del ideal humanista, deja como legado el sueño de la humanización de la humanidad y el triunfo de la razón clara y justa sobre las pasiones egoístas”. Pero Erasmo se lo reserva a una oligarquía y a una aristocracia de la cultura que desprecia al pueblo. Una elite gobernante con cultura y una masa obediente guiada.
Varios de los discípulos del humanismo de Erasmo a lo largo de los siglos como Diderot, Spinoza, Voltaire, Tolstoi o Ghandi hablaran después sobre el cosmopolitismo, la razón y la lucha contra “el empequeñecimiento de las mentes” y de cultura de paz e igualdad, pero para todos. Todo un discurso contrario a cualquier liberalismo económico y clasismo depredador que hoy España ha asumido como modelo único y urgente y en el que se enmarca la ruin política de (no)becas Erasmus y de comedor, de estudios, la universidad elitista, la escuela separada que está dejando de ser universal, y la determinación de dejar el pensamiento y los niveles de educación que no sean básicos a los hijos de la élite para cuyos intereses se gobierna. En España, en Aragón y entre los dueños de Europa. Y el pueblo asiente porque el saber y la cultura se valoran solo de boquilla, pensar parece aburrido, se exhibe el orgullo del ignorante que quiere seguir siéndolo, se equipara a unos y otros en un ejercicio de banalización e infantilismo, y no se diferencia entre saber, pensar y creer.
La escuela debe ser inclusiva, universal, laica y diversa. Así se forja una sociedad con posibilidades distintas al productivismo y la subsistencia, y se siembra, para cuidar luego, la tan cacareada excelencia que jamás fluye sin una cuna de escuela para todos por igual.
Ese es el debate en mi opinión. Y lo estamos perdiendo porque tienen un proyecto y lo llevan a cabo. Nosotros solo resistimos los golpes. Como mucho.
*Publicado en El Periódico de Aragón el 10.11.13

domingo, 27 de octubre de 2013

La responsabilidad*

Nos hurtan sistemas públicos básicos como salud y educación, imprescindibles para intentar algo parecido a la igualdad. Instauran la plutocracia. Eliminan el dialogo de la escena política y hasta privatizan la acción decisoria de los grandes asuntos que para eso están los poderes financieros. Reducen la democracia a una cosa que pasa cada cuatro años cuando debería ser un modo de vida asumido cada segundo. Tras la crisis llega nuestra pobreza. ¿Qué hacemos?
La actitud ciudadana puede ser rebelarse, someterse, hacer como que no se entera o no enterarse de hecho. Pero no debe olvidar que las primeras consecuencias del abandono de las políticas para todos y la imposición de políticas de refuerzo de los poderes económicos, las sufre la ciudadanía.
En Sigue la tormenta, obra del francés Enzo Cormann que puede verse hasta el 11 de noviembre, dirigida por Cristina Yáñez, en el Teatro de la Estación y con dos magistrales Mariano Anós y Miguel Pardo, se habla de eso a la luz del más terrible pasado europeo. Se preguntan. ¿Dónde estabas y qué hacías cuando-? Y la historia sucedía mientras te hacías el inocente. Preguntas que hoy hacen los creadores de cultura y los activistas. Hannah Arendt ya dijo que "la magnitud del problema es la mejor excusa para no hacer nada".
La cultura es un sector resistente por naturaleza, rebelde, adaptable, que puede estar preocupado y asfixiado pero nunca quieto ni paralizado pese a los hachazos en manos, pies, cabezas y recursos que perpetran a diario los poderes económicos que financian solo a los domesticados, y a los institucionales que lo abandonan a su suerte o lo estrangulan con sus erráticas decisiones políticas. Es el sector menos subvencionado de la economía española siempre por detrás de la agricultura, la fabricación de coches, la de armas y por supuesto la banca. Expulsado de las ayudas públicas por una DGA atronadoramente TeaParty (o sea, haber elegido nacer rico). Hablo de la cultura, no del ocio, que pueden coincidir o no, y que estamos banalizando a niveles de infantilismo absoluto.
Esta semana ha cumplido 30 años la Librería Cálamo que es más que una librería, ha estrenado su largometraje Pablo Aragúes, ha ido a la Seminci el documental Juego de espías de Ramón J. Campo sobre el oro del Canfranc y ha estrenado su producción 51, tras 26 años estables de vida, la compañía TranvíaTeatro, residente y fundadora del Teatro de la Estación, un lujo para la ciudad. Y los pintores y los músicos y los programadores de música que pagan sueldos y seguridad social. Creadores vivos, libres, desobedientes, asfixiados.
¿Y el público? Ay, amigos... con una escuela dañada con consecuencias aún incalculables, atontado en una tv donde la cultura, sí, esa de pensar, es clandestina, acostumbrado a la banalidad y la risa floja y perseguido por el IVA más alto de Europa.
Sigue la Tormenta termina con una profunda y reverencial reflexión tras hora y media de revisión de la historia, la propia alma y la responsabilidad individual. A medio camino citan un verso de Shakespeare en La Tempestad: "el infierno está vacío, todos los demonios están aquí". Antes han dicho "lo único que existe es el pensamiento".
Conclusión: Y tú, ¿qué haces?
*Publicado en El Periódico de Aragón el 27.10.13

domingo, 13 de octubre de 2013

Salud en cada barrio*

La ley de reforma siquiátrica en España es de 1986 y tiene más carácter orientativo que obligatorio por cuanto su aplicación es cosa de las comunidades autónomas y se abandonó a medias. Pero en el mundo civilizado están asumidas las tesis del doctor Freudenberg sobre que las personas con trastornos psiquiátricos pueden ser “más efectivamente ayudadas cuando viven con sus familias y en su entorno para proporcionar prevención, tratamiento y servicios de rehabilitación por estrategia de servicios y accesibilidad universal de los usuarios”. Y en esto, atención, es importantísimo la “territorialización”.
La prevención rebaja la mortandad por cáncer de mama en un 30% según datos de la propia DGA, 72 de cada 10.000 mujeres lo sufren, unos 800 diagnósticos al año, aunque un 70 por ciento de ellas lo supera gracias a que fue detectado a tiempo. Detección y prevención para mujeres entre los 50 y los 70 años pasan por la asistencia primaria y los centros de especialidad en los distritos. San José y Las Fuentes son barrios envejecidos. Y, suprimidos la unidad móvil de detección y el mamógrafo del Pablo Remacha, se pone en peligro esos conceptos tan básicos devolviéndonos a situaciones superadas hace treinta años.
Fíjese consejero Olivan, que no sé si como fatídico consejero de salud y candidato a insensible del año, se ha molestado en investigar algo más que en los números. Por eso se crearon las zonas sanitarias, la atención primaria, los centros de salud por distritos y la descentralización. Para asegurar un sistema de salud digno, cercano y que asegurara la accesibilidad universal, como único modo de hacer real la igualdad. Muchos enfermos mentales no pueden ir a ser atendidos, valorados y tratados a la otra punta de la ciudad, concentrados y desubicados, porque a usted se le ponga en el morro. Y un político de cierta categoría democrática no tomaría decisiones tan trascendentes para tanta gente sin hablar con todos los sectores sociales y científicos implicados. Y jamás una decisión sanitaria debería obedecer tan solo a criterios economicistas (esos tan extraños que le hacen perder en indemnizaciones a la empresa privada, el dinero asignado al hospital de Teruel que no va construir).
Concentrar no es ahorrar, es generar mayor gasto futuro, menor asistencia sanitaria y abandonar la prevención. El Servet está ya suficientemente saturado sin usted. Y la concentración de la salud mental en Valdespartera es un hándicap insuperable para muchos pacientes siquiátricos y el entorno emocional que les cuida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba al Sistema Público de Salud español como el séptimo mejor del mundo. Fija algunas de las claves para esta valoración en conceptos como la descentralización, la participación (¿sabe usted qué es un Consejo de salud del Barrio?), la prevención, la cobertura universal (que quizá no sepa que significa de y para todos) y la gestión pública. El mismo informe sitúa el sistema de salud en EEUU en el puesto 37 aunque dedica “más dinero que cualquier otra nación en asistencia sanitaria por persona”. Pero en manos privadas, concentrado, no es para todos y con “un gasto farmacéutico inmenso estimulado por los médicos”.
La OMS lo suspende en “igualdad y eficacia”. A usted no le dejarían  ni repetir curso.
*Publicado el 13 /10/2013 en El Periódico de Aragón.

domingo, 29 de septiembre de 2013

El Programa electoral como contrato*

Necesitamos que el programa electoral con que se concurre a las elecciones sea un contrato legal con el pueblo en el que, según la Constitución, reside la soberanía. Su incumplimiento significaría el fin de la relación laboral del gobierno. No haces aquello que prometiste hacer, te vas.
De ser así, este gobierno sería ilegitimo. Solo por combatir este masivo Síndrome de Indefensión Aprendida (Martin Seligman) que nos borra el pasado y oscurece el futuro, recuerden: “No subiré el IRPF (19.12.11), “No recortaré sanidad, pensiones y educación” (03.11.11), “La Amnistía fiscal es impresentable” (junio2010). Entre paréntesis están las fechas en que se gritaron las promesas. En su programa también se lee: “Mantendremos las pensiones junto al IPC”, “No habrá rescate” y otras cosas sin importancia para nadie excepto para casi todos los españoles.
En un concepto profundamente democrático de la política y la vida para el que nos faltan años luz, sería algo cotidiano, incluso las élites del país serían modélicas y no aprovechados forrados en negocios oscuros y seres sin ilustración cuyo merito básico es encandilar en la tele. Pero no es así, no sirve un simple contrato ético, necesitamos un contrato de valor jurídico. No es tan difícil. Hay incluso alguna referencia que podríamos usar como punto de partida. La propia Unión Europea prevé en sus artículos 2 y 7 sanciones para la violación de los principios democráticos. Y la Convención de Viena de 1969 habla en su art. 26 de la obligación de los representantes de los estados de “actuar de acuerdo con sus compromisos”. Normas en las que hoy se mean muchos dirigentes políticos y todos los financieros. Pero todo es empezar. Podríamos incluso incluir en la Constitución, la misma cuyo art. 1 proclama el “carácter social del estado”, la obligación del cumplimiento de los programas electorales que, de violarla sin mediar referéndums decisorios sobre cuestiones esenciales, convierta al gobierno en ilegítimo y anule sus poderes. También es fácil, modificar la Constitución lleva un par de horas según demostraron Zapatero y Rajoy incluyendo de noche y en secreto la norma del déficit cero. Estados como Suiza someten a referéndum cosas que aquí la mayoría gubernamental ni siquiera somete al Parlamento excepto nominalmente y con las orejas cerradas.
Lo hemos reglamentado casi todo menos el mercado financiero, seguramente la actividad menos regulada del mundo y que, entre sus pocas reglas, convirtió en norma legal las actitudes de la mafia de los años 20, superadas hoy por el capitalismo financiero (La balada de Al capone, H.M. Ensensberger). Hasta las compañías de telefonía móvil imponen una penalización por abandonarlas antes de lo firmado en un contrato que nunca pudiste pactar. Pero el poder no. Al parecer, el poder es una cosa muy seria para que nos lo dejen a la gente.
Que el programa electoral sea un contrato es esencial. Sería una simple práctica democrática si la democracia fuera real, si la mentira no fuera el discurso diario, si el parlamento no exudara esa retórica para iniciados alejada de la vida en la calle. Pero lo llaman democracia y no lo es. Lo nuestro es recetas alemanas y consecuencias griegas.
*Publicado en El Periódico de Aragón en 29.09.13

miércoles, 18 de septiembre de 2013

¿Por qué no reaccionamos ante la injusticia?

¿Por qué no reaccionamos ante la situación social que estamos soportando? ¿Por qué no hay una reacción global o muchas reacciones individuales a la injusticia?  Quizá porque lo que algunas personas percibimos como injusto no lo es para otras muchas. Pero sobre todo, porque no existe la percepción de que las causas que originan esa injustica pueden modificarse
El sentimiento de rabia o de rebeldía de modo innato o irracional se tiene o no. La opinión sobre la injusticia se cultiva mediante la ideología y la razón. Pero la razón y la ideología tienen también una parte irracional. Privilegiados que ahogan y sacrifican su posición en pos de los desposeídos entregándose a causas de justicia social (unos pocos) y desposeídos, sometidos y empobrecidos que asienten ante la injusticia y el poder que les oprime (muchos). Tiene quizá mucho que ver con las emociones tanto (o más) que con la razón. Por supuesto, entran en juego la cultura, la educación, la capacidad intelectual, el régimen que nos ha formado, etc...la formación de la ideología. Pero las emociones son esenciales porque la concepción del mundo que se tiene por parte de la mayoría suele haber sido "absorbida acríticamente por los diversos ambientes sociales y culturales en que se desarrolla la individualidad moral" de cada quien, en palabras de Antonio Gramsci.
Eso hoy, se llama Síndrome de Indefensión Aprendida (IA) que te hace creer que tu propia conducta no tiene influencia ni consecuencia posterior en los hechos.  Y eso se aprende de modo consciente e inconsciente, se relaciona con el pesimismo o el optimismo y con la falta de memoria relacional, se vincula a lo experimentado en la vida y explica el miedo a la libertad y a la decisión y las ansias de subordinación.
Y mucha gente no asume que las causas que generan una injusticia, aunque la viva como tal, puedan ser modificadas. Y eso es lo que más deshumaniza a la humanidad: no reaccionar bien o mal, sino no reaccionar. No interactuar con el medio, dar las cosas por obvias, únicas, inmutables.
Hannah Arendt (si, la de la banalización del mal, la de la peli de Von Trotta sobre judíos colaboracionistas de los nazis, la filosofa sobre la violencia política) reflexiona en Sobre la Violencia acerca de la rabia y el uso de la violencia como respuesta social para cambiar cosas. “El más claro signo de deshumanización no es la rabia ni la violencia sino la ausencia de ambas. La rabia no es en absoluto una reacción automática ante la miseria y el sufrimiento. La rabia solo brota allí donde existen razones para sospechar que podrían modificarse las condiciones que nos abruman y esas condiciones no se modifican. Solo reaccionamos cuando es ofendido nuestro sentido de la justicia”.
Y aquí, quizá, reside una de las razones de la desesperante falta de reacción activa y posición de la mayoría ante lo que se nos viene encima, la idea de que se viene, no la idea de que nos lo echan. Alguien, por algo, de alguna forma, en un momento concreto. No un origen etéreo sino un origen definido.
El sistema cultural ofrece tantas posibilidades para la toma de conciencia como para lo contrario. Aunque lo fácil sea optar por lo contrario: la banalidad, la superficialidad, el consumo rápido, la indolora inconsciencia, eso que ¿Shakespeare? llamaba la felicidad de los conejos.
En un apéndice de Por El bien del Imperio publicado  un poco más tarde, el historiador Josep Fontana escribe: "la mayoría de los políticos, sobre todo de izquierdas, creen que la gente piensa siempre conscientemente y que, si se les dan los hechos, la mayoría razonará las conclusiones correctas. En realidad, el votante se alimenta de noticias y análisis que recibe de medios de comunicación afines a su modo de pensar y sentir. Comienza evaluando los hechos políticos emocionalmente, de acuerdo con un trasfondo de ideas morales firmemente asentado en su interior (...) y a partir de aquí la mente opera hacia atrás llenando, o inventando, hechos de acuerdo con este trasfondo interior".
Y claro, la izquierda transformadora, el "pensamiento democrático", no cuenta con las estructuras de poder de comunicación con que sí cuenta la derecha. Esto es también un factor.
Por eso resulta, creo, tan urgente, uno de los caminos esenciales del cambio social que siempre andamos dejando para otro día: otro sistema cultural alternativo a éste que permite generar mayorías adeptas. Igual que en las grandes tragedias de la historia: las minorías o los generales hicieron porque las mayorías aceptaron o no se sintieron implicadas.  La banalización del mal, de Hannah Arendt. ¿No?

Puedes leer también: http://blog.fernandorivares.com/2013/09/otra-cultura.html

domingo, 15 de septiembre de 2013

La Clase Media*

Hace dos años casi un tercio de la población española se consideraba clase media (encuestas del CIS). Muchos, porque no se sentían clase trabajadora y no se atrevían a pronunciar algo por lo visto tan cargado de ideología y sin glamur. Hoy ya no se sienten. Pero nunca lo fueron, fueron trabajadores asalariados que vivían (algunos bien) exclusivamente de su sueldo y de las condiciones de protección que ofrecía un estado de bienestar incipiente y maltrecho que hoy camina por debajo de sus cimientos. La clase media es aquella que posee recursos para vivir sin depender de un salario a cambio de su fuerza de trabajo. Si el sueldo que recibimos es alto y nuestras exigencias básicas están más que bien cubiertas, no nos convertimos en clase media sino en trabajadores bien pagados. Porque si ese sueldo desaparece como ocurre a cada vez más gente, no comemos. Y si se reduce y vivimos sin un estado social, nuestras necesidades básicas corren peligro. ¿Apocalíptico y radical? No y si. Apocalíptico no, porque tal afirmación no vislumbra el fin de la civilización sino la transformación rápida a un modelo social distinto y peor. Radical sí, porque habla de la raíz.
Pero apenas existe la clase media. Cuando un país es próspero y roza niveles de justicia más o menos generalizados, la mayoría de su población vive en mínimos estándares en la que tiene asegurada una vivienda digna, alimentación, cultura, transporte, educación y atención sanitaria, además de aire respirable y un medio ambiente habitable. Pagados con recursos públicos porque la mayoría de los recursos son propiedad de la comunidad y producidos por el esfuerzo de todos para todos. Aquí no. Lo que ayer eran derechos humanos básicos que debíamos ampliar y afianzar son hoy excesos que hemos cometido nosotros.
El lenguaje utilizado para embutirnos tales ideas como carne picada en un intestino no se parece en nada a la argumentación política, no tiene ningún rasgo de lenguaje ilustrado y racional como se debe presuponer en seres alfabetizados con todo un sistema cultural (defectuoso y a la baja, sí, pero sistema cultural) a su disposición. Es lenguaje publicitario. En ese lenguaje traicionero nos dicen que hay que emprender, crear empresas y no sé qué cuentos de salidas individuales a la crisis-estafa. Lo que significa que “cualquiera pueda lograr mejorar su situación personal”. Pero no se trata de que cualquiera pueda lograr sino de que todos la logren, una diferencia no sólo semántica sino económica y política. Un sistema que abrace a todos por igual y un poco más a quien más lo necesita.
 
Hoy hace justo cinco años de la quiebra de LehmanBrothers (15/09/08) algunos de cuyos culpables son hoy miembros del gobierno. Esa quiebra no anunció lo que llaman crisis sino que la desveló. Desde entonces, la mayoría de las personas hemos perdido derechos, oportunidades, recursos y servicios. Algunas, la vida y la dignidad. Y esas necesidades básicas de todos y para todos (vivienda, alimentación, cultura, transporte, educación y atención sanitaria) no están en la agenda del gobierno y de quienes le mandan, y no caben en su modelo. ¿Suena viejo, no? Muy viejo, eso es lo peor.
* Publicado en El Periódico de Aragón el 15/09/13

viernes, 6 de septiembre de 2013

Otra cultura

El capitalismo no es sólo un sistema económico, es también un sistema cultural, con su imaginería, sus símbolos y sus relaciones mercantiles que, descarada o solapadamente, definen las relaciones humanas, afectivas y emocionales.
Estamos desgraciada y hastiadamente acostumbrados a que las cifras condicionen toda política cultural cuando la hay (que son menos veces aún de las pocas que parecen): precio, asistencia, éxito económico.... un sistema contable neoliberal destructor de toda cultura no acomoda y acomodaticia. Si la cultura circula por los mismos canales y principios de distribución que cualquier mercancía, es una cultura de élite o sin valor (en los dos extremos), mero consumo. Lo cual no significa que lo mayoritario sea malo y lo minoritario sea bueno, esa es una excusa manoseada y falsa. Si no se rompe esta costumbre estaremos reforzando la trampa en la que llevamos más de un siglo atrapados: o eres un elitista o un pobre mental, o consumes simpleza o incomprensión.
El viejo y anhelante sueño, que algunos mantenemos vivo, de la cultura para todos y de una cultura social distinta no se ha terminado. Lo que ha ocurrido no es que la cultura no interese de verdad a casi nadie, sino que ha vencido el impuesto ocio cultural banal del mercado, apuntalado por buena parte de nuestro gran sistema cultural. La cultura que no cuestiona, la que no critica ni reflexiona, la que no cambia ni genera nuevas identidades sociales.
Estas cuestiones, en especial la definición y necesidad de generar un sistema permanente alternativo cultural en la creación, la distribución, las relaciones laborales del sector y la filosofía que destilan (como tiene híperasentado el neoliberalismo) lo explica muy bien el filósofo francés Michel Onfray, animado por su espíritu libertario, en Política del Rebelde, un libro estupendo, radical y optimista sobre la resistencia y la insumisión para crear antes y ahora mundos distintos.
En palabras de Onfray "no es el fin de la cultura lo que ha pasado sino el advenimiento de un catecismo de masas tanto más simplista y apto cuanto más rígidas se hacen las posiciones elitistas" asumido, alentado y vendido universalmente, que pasa por cultura y aceptado institucionalmente porque tiene éxito numérico. La utilidad social no medible en parámetros neoliberales es otro cantar. Exactamente como el nuevo reparto del mundo: los muy ricos y el resto, un modelo capitalista.
Algunas llamadas políticas culturas de instituciones y entidades progresistas muy bien intencionadas, son poco más que amplias programaciones asequibles (a veces) en precio. Está muy bien, pero no es suficiente si no sirve para ayudar a entender el mundo, hilar causas con consecuencias y liberar la mente y el cuerpo.  En términos prácticos evidentes (los más importantes, tardan en verse si no se quiere mirar) son las grandes inversiones públicas beneficiosas para los poderes económicos e inútiles para los paganos que se hacen mientras se recorta lo que sostiene a una sociedad más o menos equilibrada.
Necesitamos una "mística de izquierda", no se si acertado este nombre que usa Onfray, un sistema distinto en la práctica y los objetivos, políticas que generen amor critico por el saber, lejos del consumo, del esteticismo y la élite, no?

martes, 20 de agosto de 2013

Las mujeres del enemigo (Las Flores de la Guerra)

En el invierno chino de 1937 la ciudad de Nanking, entonces capital del estado, era el objetivo del ejército japonés  en la llamada segunda guerra chino japonesa. Es un símbolo para los chinos y un agravio para los japoneses cuya derecha aún niega el holocausto cometido por su ejército imperial dirigido por algunos miembros de la familia del emperador y que para el gobierno chino es un símbolo de la resistencia heroica de su pueblo. Ocupado Shanghái en diciembre, el objetivo único de Japón era ocupar Nanking, la capital amurallada. Los comandantes y la mayoría de los oficiales chinos abandonaron Nanking ante la superioridad del ejército japonés y dejaron a la ciudad y a los soldados a su suerte. La mayoría de ellos se vistió de civil y huyo de la ciudad. Cuando llegaron los japonés destruyeron toda la ciudad y asesinaron a 200.000 ciudadanos y ciudadanas según las cifras de los posteriores juicios internacionales a los generales japoneses. Entre diciembre y febrero, la resistencia armada fue escasa, una suerte de incauta guerra de guerrillas, y los militares japoneses se dedicaron al saqueo, la tortura y la violación masiva. Se le conoce como la Matanza de Nanking.
La película de Zhang Yimou, Las Flores de la Guerra (The Flowers of War /金陵十三) está basada en la novela The 13 Women of Nanjing de Geling Yan, (en castellano en Alfaguara) escrita como glorificación de la resistencia del pueblo chino y del caso concreto de las "trece" mujeres que entregaron su vida y su causa matando y muriendo en la cena de celebración de los oficiales invasores japoneses en la que son obligadas a participar.

Esta brillante película (realizada soberbia e íntimamente a pesa der la sangre y las escenas salvajes) toma partido por la versión oficial china. Resulta una conmovedora y delicada película y una reflexión sobre (todas) las guerras, sus supuestos héroes individuales (tan del gusto de Hollywood) y el sufrimiento añadido de las mujeres. En una guerra el botín no es solo material, y la humillación, tortura y daño mental al enemigo es una de las bazas que los ejércitos juegan y una de las más difíciles de superar. Y ahí las mujeres son un objetivo esencial.
En esta película seguimos a doce niñas de un convento católico, a un niño que se empeña en protegerlas y a doce mujeres que trabajan como prostitutas y que se refugian en el mismo convento pese a la oposición de las niñas. En el medio, un embalsamador estadounidense que se hace pasar por el cura de la misión ante los japoneses.
Nadie apoya a nadie, todos buscan su salida individual para huir de Nanking y todas ven en el occidental un seguro de vida. Pero son mujeres en una guerra de hombres (a los que ellas exigen una heroicidad infinita) y todo lo que uno cree y piensa no sirve de nada. Descubrirán que la salida, si la hay, es colectiva y los sacrificios inimaginables.
Entre los hilos del discurso de la película hay uno sobre las mujeres. Ni siquiera son el enemigo, solo son las mujeres del enemigo, carne que atada en un relajo sexual, a las que los soldados tienen derecho a violar porque son carne en mitad de la batalla y los oficiales lo alientan, incluso organizadamente después de una captura y pretendiendo que ellas han de entender que es para lo que sirven.
La película, emocionante y sutil pese a la excesivamente rápida conversión del yanqui a la solidaridad gracias al amor y un recuerdo al final desvelado, cuenta lo  sucedido en Nanking pero es lo mismo en las guerras mundiales europeas, en las conquistas de Roma, en toda la antigüedad, en las conquistas americanas, en la guerra española, en las guerras de liberación, en las africanas, en la de Chechenia y en las de los Balcanes: están los bandos enemigos y la mujeres de los enemigos en las que vengarse. En realidad desde que el homo sapiens levantó una valla, tuvo un esclavo y generó el concepto de propiedad privada. No como hecho aislado en la batalla sino planificadamente por los mandos y asumido por las partes mucho antes de inventar el concepto de “daño colateral”.
En Nanking no sirven los  héroes individuales, sirven las salidas (relativas) colectivas. En todas las guerras es así. Se cuentan los muertos y los daños materiales. Nadie cuenta la suerte de las violaciones y la memoria personal que nos obligaran a olvidar cuando toque construir “la paz” con el mismo interés y beneficiarios que tuvo la guerra.
En las guerras de Bosnia y Croacia se lograron publicar fotos y algunas imágenes de mujeres bosnias violadas por el enemigo a las que colgaban después un cartel al cuello identificando su "nuevo estado" y el hecho de albergar un feto serbio, orgullo del violador. La OTAN organizaba/consentía prostíbulos para soldados con mujeres hambrientas, desesperadas o raptadas.
Ni siquiera eran/son el enemigo, solamente “las mujeres del enemigo”. Botín de guerra.
Flores de Guerra tiene ese discurso. Una película de dos horas y cuarto que para el reloj y que debería ser vista y explicada a niños y niñas. Lo que pasó en Nanking pasó y pasa todavía en todas las guerras del mundo.