viernes, 7 de junio de 2013

Neolengua y Metalenguaje*

El pensamiento frágil del burdo axioma o la reflexión de la cultura y el saber. La independencia absoluta para ver, oír y contar o la frase fácil y banal. La sentencia mil veces repetida o el análisis con datos. A la primera opción la avala la vagancia mental y la debilidad intelectual. A la segunda opción, la avala la cultura.
El lenguaje que se usa hoy (bueno, y siempre) desde el poder de cualquier tipo no es el de la argumentación, sino el de la publicidad. Una construcción dialéctica que actúa como cimientos de la manipulación. El gran George Orwell lo llamó neolengua. Hoy es el metalenguaje. Mentiras al fin y al cabo.
A esta disposición a escuchar falacias convenientemente adobadas o a asumir verdades incompletas, Hannah Arendt la llamaba “la calma atroz de un mundo completamente imaginario”. A mí me aterra la incompatibilidad entre los aéreos discursos del poder y las consecuencias que se ven y viven en la calle.
Salvar esa distancia salvaje tiene un camino claro; difícil y arduo pero apasionante. Es la reflexión crítica, la acumulación de saberes diversos sin prejuicios de culturas, geografías e identidades. Es además un derecho universal que necesita de la igualdad de oportunidades y del libre deseo de llevarlo a cabo. Y que responde además a la gran pregunta de para qué sirve la cultura. Para ser libres.
*AudioBlog de Rivarés. Cadena SER-Aragón