domingo, 7 de julio de 2013

Todos a 500*

Se pusieron de moda en tiempos de la peseta y causaron furor: calidad pésima, servicio nulo y cero derechos laborales de quienes trabajan ahí. Ofrecían un surtido casi interminable de cosas de las cuales muchas no servían para nada o nadie necesitaba, pero eran muy baratas. Se llamaban Todo a 100. Cuando asumimos el euro como moneda común, el mercado intensificó la apuesta y el capitalismo ejerció su poder de transformación, comenzó la era comercial china y los llamamos solo "chinos".
Su formula se aplica a todos los ámbitos. Derribados los derechos laborales en forma de decreto gubernamental, en forma de asalto bancario o de reforma laboral, estamos a punto de vivir todos a 500. 500 euros al mes. Es la fórmula perfecta para la recuperación de la familia tradicional, una especie de olla común unida por el hambre, y un espacio bien abrigadico a fuerza de metros compartidos donde los abuelos, los hijos, los nietos y los que vengan junten sus miserable sueldos y hagan caja única: se sumaran una pensión, el salario de un mileurista afortunado que será el ejemplo en que se mirarán los que aún son mierdaeuristas y sueñan con llegar a mil algún día, y quienes aún esperen el primer trabajito. En ese magma de amor y necesidad impuesta por el régimen y la estupidez política, los sin ingresos harán las tareas caseras y de cuidados. Ellas más, que ya lo han hecho siempre. No harán falta residencias ni leyes de la dependencia (una de las cosas buenas del paro como dijo Rudi en su día) porque en el cuarto de estar cabemos todos.
Nos hará falta una auto justificación para pensar que "así son las cosas". Para eso están sus televisiones. Luego, por fortuna, aparecerá un genio que ocupe el lugar del gran Berlanga de la España de los cincuenta para reflejar con el ácido humor crítico de las mentes privilegiadas la realidad cotidiana de la mayoría. Pero la mayoría no será su fan. Veremos cómo aumenta el número de locales que se abren cada día en la ciudad llenos de lujosos artículos donde dependientas y dependientes felicísimos, también mierdaeuristas, se sentirán orgullosos de un trabajo tan fino con cuyo salario no pueden ni soñar con lo que les venden a otros. Veremos cómo en las rebajas de las grandes firmas se mantienen los ingresos con un 45% (dato oficial del 3 de julio) menos de compradores gracias a la brecha del orden lógico de las cosas: tú más pobre y otros cada vez más ricos, como toda la vida de dios.
¿Y estudiar? Bueno... sí, estudiar sí, pero los hijos de otros para ser dentistas, políticos, banqueros y dirigentes. Los nuestros no, los nuestros a 500.
Y no hay culpables ni responsables. No me sea terrorista ni radical, que parece usted Cayo Lara. Todo mal cae desde una nebulosa indefinida. No hay un despacho donde se firma un decreto ni un sillón donde se toma una decisión ni un escaño donde se contempla el vacío. No hay un leal obediente a Merkel o Botín. "Donde todos son culpables, nadie lo es", en palabras de Hannah Arendt. "La culpa colectiva es la mejor salvaguarda contra el descubrimiento de los culpables, y la magnitud del delito la mejor excusa para no hacer nada".
Qué bien, pronto trabajaremos casi todos. (Casi) todos a 500.
*Publicado en El Periódico de Aragón el 06.07.13