viernes, 26 de julio de 2013

Todos lo sabemos todo *

Hasta ahora cualquier español valía para presidente del gobierno y para seleccionador nacional de futbol. Y nadie era nunca parte del problema pero siempre tenía la solución.
Ahora también. Y además, todos llevamos un abogado, un juez, un periodista, un médico y un miembro de la policía científica dentro. Y lo sabemos todo al instante. Sin reflexionar.
Las personas sabias no tienen una opinión formada sobre cualquier cosa. Las ignorantes, si. Aunque no sepan ni consideren importante argumentar.
Pero lo que hace el sabio no es callar frente al ignorante que todo lo sabe. Quien calla es alguien que se escaquea, que va a lo suyo y que no quiere saber nada de los demás. El sabio lo que hace es preguntar, cuestionar, investigar, dudar.
Luego están la perseverancia de la memoria y la perseverancia de la irreflexión. Una fatalidad que hace que un hecho jamás demostrado, pueda seguir viéndose como verdadero porque así fue presentado al principio. En un principio sin reflexión.
Buena parte de la cultura, la que construye identidades y empuja hacia adelante, se basa en cuestionarlo todo y en propuestas que rompen con lo asumido inconscientemente. Pero ayer y todos los días vemos que aquí nos va el camino contrario.

Si midiéramos así el nivel cultural de un país, quizá viéramos la razón por la cual el nuestro cojea tanto. El termino reflexión suele desaparecer del diccionario.

*AudioBlog de Rivarés. Cadena SER-Aragón.