La
ley de reforma siquiátrica en España es de 1986 y tiene más carácter
orientativo que obligatorio por cuanto su aplicación es cosa de las comunidades
autónomas y se abandonó a medias. Pero en el mundo civilizado están asumidas
las tesis del doctor Freudenberg
sobre que las personas con trastornos
psiquiátricos pueden ser “más efectivamente ayudadas cuando viven con sus
familias y en su entorno para proporcionar
prevención, tratamiento y servicios de
rehabilitación por estrategia de servicios y accesibilidad universal de los
usuarios”. Y en esto, atención, es importantísimo la “territorialización”.
La prevención rebaja la mortandad por cáncer de mama
en un 30% según datos de la propia DGA, 72
de cada 10.000 mujeres lo sufren, unos 800 diagnósticos al año, aunque un 70
por ciento de ellas lo supera gracias a que fue detectado a tiempo. Detección y prevención para mujeres entre los
50 y los 70 años pasan por la asistencia primaria y los centros de especialidad
en los distritos. San José y Las Fuentes son barrios envejecidos. Y, suprimidos
la unidad móvil de detección y el mamógrafo del Pablo Remacha, se pone en
peligro esos conceptos tan básicos devolviéndonos a situaciones superadas hace
treinta años.
Fíjese consejero Olivan, que no sé si como
fatídico consejero de salud y candidato a insensible del año, se ha molestado
en investigar algo más que en los números. Por eso se crearon las zonas
sanitarias, la atención primaria, los centros de salud por distritos y la
descentralización. Para asegurar un sistema de salud digno, cercano y que
asegurara la accesibilidad universal, como único modo de hacer real la
igualdad. Muchos enfermos mentales no pueden ir a ser atendidos, valorados y
tratados a la otra punta de la ciudad, concentrados y desubicados, porque a
usted se le ponga en el morro. Y un político de cierta categoría democrática no
tomaría decisiones tan trascendentes para tanta gente sin hablar con todos los
sectores sociales y científicos implicados. Y jamás una decisión sanitaria
debería obedecer tan solo a criterios economicistas (esos tan extraños que le
hacen perder en indemnizaciones a la empresa privada, el dinero asignado al hospital
de Teruel que no va construir).
Concentrar no es ahorrar, es generar mayor gasto
futuro, menor asistencia sanitaria y abandonar la prevención. El Servet está ya
suficientemente saturado sin usted. Y la concentración de la salud mental en
Valdespartera es un hándicap insuperable para muchos pacientes siquiátricos y
el entorno emocional que les cuida.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) consideraba al Sistema Público de Salud
español como el séptimo mejor del mundo. Fija algunas de las claves para esta
valoración en conceptos como la descentralización, la participación (¿sabe
usted qué es un Consejo de salud del Barrio?), la prevención, la cobertura
universal (que quizá no sepa que significa de y para todos) y la gestión
pública. El mismo informe sitúa el sistema de salud en EEUU en el puesto 37
aunque dedica “más dinero que cualquier otra nación en asistencia sanitaria por
persona”. Pero en manos privadas, concentrado, no es para todos y con “un gasto
farmacéutico inmenso estimulado por los médicos”.
La OMS lo suspende en “igualdad y eficacia”. A
usted no le dejarían ni repetir curso.
*Publicado el 13 /10/2013 en El Periódico de Aragón.