sábado, 21 de diciembre de 2013

Historia de amor sin título, de Ruben Ochandiano


Mario Ruiz necesita un amor verdadero que le haga fuerte y lo encuentra donde nadie más puede. Mario es un paciente siquiátrico al que su siquiatra ofrece como “caso excepcional” para un reportaje que han de filmar Berta Álvarez y Javier. Berta es algo así como la pulsión y Javier algo así como la frialdad y, ambos, la excusa para la historia “excepcional” de Mario y la de su familia y su contexto, da en varias voces, protagonistas y puntos de vista con aparente fragmentación y caos solo para ir desvelando a un ser frágil y delicado, necesitado e incomprendido. Mario ama a Louis Garrel por culpa de un video capturado en youtube, un actor y cantante francés que reúne todas las expectativas amorosas de Mario menos una, precisamente la que acabará arrojando su historia por un barranco.
Páginas llenas de pasión, obsesión y ternura, tres valores que no se ven juntos habitualmente en una novela.
Berta es la excusa para contar Historia de amor sin título en un ejercicio de alejamiento, una deliciosa trampa porque es ella, precisamente, quien antes diagnostica la pasión de Mario y más entiende dolorosamente su cabeza y su corazón (“Su cabeza es la mía”) frente a la fría aparente comprensión de su colega Javier; el desesperado, confuso y perverso amor materno; la voluntad de su ; o el claro desprecio de su padre. Pero Mario es ternura, fragilidad, voluntad, tesón y amor, la gran búsqueda permanente de Mario que solo es algo en el amor de otros, que necesita desesperadamente que le amen, se lo demuestren, se lo digan y le entiendan y que debe reconstituirse al margen de ser lo que “otros creen que es”.
Historia de amor sin título es también un modo de seguir algunas películas esenciales, un ajuste de cuentas con genealogías familiares dañinas y un mapa de la obsesión de Rubén Ochandiano.  No sé si reales o no, pero no importa, porque el tratamiento de la salud mental, las depresiones y las obsesiones maníacas en la novela que estructuran la historia de amor, familiar y creativa del protagonista Mario es uno de los más lúcidos y hermosos que he leído. “Es duro seguir una pulsión” se dice algunas veces en la novela. Y esta es una pulsión hecha literatura con aspecto de terapia para sanar “alas rotas” que reivindican su ternura y sus necesidades. Mario no es inocuo sino difícil e inconveniente, pero sobre todo es una víctima amatoria de la soledad, un ser frágil e incomprendido que recurre a lo único que tiene para lograr lo único que necesita y que le niegan donde primero debería haberlo hallado: en ese invento social con la excusa de la biología que es la familia. Berta, la periodista excusa narrativa habrá salido más o menos indemne de algo similar.
Hay un bello y premeditado (supongo) paralelismo con algunas de las referencias que, presumiblemente, llenan los gustos y obsesiones de Ochandiano. Un ejemplo es la cita (y velada referencia a su obra) a Jeanette Winterson, descubierta en España con La Pasión, y una sublime novelista cuya vida emocional y familiar es también un permanente quebradero de cabeza y que tiene similitudes sicológicas y vitales, aunque menos extremas, en su literatura. La propia Winterson se parece físicamente a la gran dramaturga británica Sarah Kane, otra referencia de forma y fondo en la novela, una excepcional autora que explora la mente humana que la mayoría considera desequilibrada y que llevó su corta vida (suicidada tras dos intentos de una vida tóxica legal) y su enfermedad mental y su depresión maniaca a su obra, algo que te hace un genio y una victima a la vez. “Siempre lo dije, era un genio desde pequeño” dice la madre de Mario, víctima y responsable a su vez del estado mental de Mario. 
El viaje mental que emprende Mario Ruiz, y el viaje físico que lo ilustra, es el mismo viaje de el Hombre Ángel, de Gunther Geltinger, otra novela de exploración emocional y desequilibrios mentales con origen en un opresivo y oscuro ámbito familiar: Quién soy, qué necesito, cómo y dónde lo encuentro, qué precio pago por él.
Y sí, es una (trágica) historia de amor donde el dolor y el amor mueven montañas pero no cambian un estado mental. El logro por fin en París de lo único que le falta a Louis Garrel y lo que más desea Mario es lo que arroja la vida de Mario por un barranco. Y, quién sabe, quizá también lo que permite que por fin descanse. Una buena novela en la que el corazón de quien lee “desfibríla” a la par que el de Mario.
Intensamente.

Comprar manzanas es un acto político*

Zaragoza poseía 2600 hectáreas  cultivadas en 2003, hoy hay solo 300, explotadas por 22 agricultores. Dos de ellos se jubilan ya. La aspiración de la Plataforma por La Huerta Zaragozana (huertazaragozana.blogspot.com) es abastecer a la ciudad en gran medida de productos sanos de calidad de KmCero (¿recuerdan cuando sabían y olían?), es decir, sin la insoportable huella ecológica de los productos de otros continentes o países lejanos. MercaZaragoza (como el resto de Mercas en España) vende tomates cultivados bajo plástico con calefacción en Polonia; patatas, calabacín y zanahorias de Alemania; piñas chinas, judías verdes de Burkina Faso, y cerezas y manzanas de Estados Unidos. Y no es que no se deban comprar -que no se debe, por mucho que se empeñe en comer productos de fuera de temporada- sino que hemos destruido la huerta local para comer productos de ínfima calidad. No por su origen, sino por sus dueños.
¿Qué es eso tan lejano que nos comemos? Si es producto ecológico de más allá del océano, una estupidez, puesto que el coste ambiental de la traída anula cualquier valor ecológico. Si es industrial, pesticidas y un aspecto de cuento con un interior repulsivo. (Insisto: ¿recuerdan el olor de un tomate?). La mayoría de estas producciones están en manos de ocho corporaciones mundiales que han reducido la capacidad de cultivo de la tierra en diez veces a base de fertilizantes químicos en un criminal intento de aumentar la producción con la sustancia que la está matando. El 1´9% de los productores españoles recibe el 26% de las subvenciones de la PAC (entre ellos y a porrillo la Duquesa de Alba). El 73´5% de los productores se reparte el 15 de ese dinero europeo. En la huerta de proximidad no saben qué es eso. Solo deben escuchar a Ismael Sanz, ex técnico de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) durante ocho años, colaborador de Vía Campesina y experto ejeano de referencia en Soberanía Alimentaria. O consultar a la OMS.
Todo eso necesita un mercado de circuito corto. Una forma de empezar son los comedores escolares. Una medida política de gran calado de tres primeras consecuencias prácticas: creación de empleo y mercado para los agricultores locales; la salud de los niños y niñas en los colegios; y la creación de una masa crítica que tras comer doce años saludablemente habría sido culturizado en lo ecológico y lo local, fundamentos de la soberanía alimentaria.
Recuperar la huerta de proximidad es salud, independencia, un modelo socioeconómico y urbano sostenible y fuente de empleo local si empezamos ya a formar nuevos horticultores y crear nuevos canales de distribución.
Podemos hacerlo. Comprar una manzana es un acto político consciente o inconsciente. Peligroso o transformador. Si se compra al productor o a las corporaciones. Incluso puede aprovechar los resquicios de la ley para que el AMPA del cole de sus niños exija, cien por cien, producto ecológico en su comedor fuera de las garras de los imperios del catering. Se hace en coles de Aínsa y Zaragoza. Al menos, si el Gobierno de Aragón (en la comunidad en la que vivo) no perpetra la centralización del servicio en una empresa sin control social.
Pueden leer el revelador “Soberanía alimentaria en las Mesas de Comedor” de Carlos Soler o ver en Vimeo “El plato o la vida” de Nani Moré. O pensar en Copenhague (550.000 hab.) que consume el 85% de sus frutas y verduras orgánicas.  Es una oportunidad.
* Publicado en El Periódico de Aragón el 22.12.13

martes, 17 de diciembre de 2013

Porqué y Otro. Dos personajes despreciados.*

*Palabras pronunciadas para abrir las 11 Jornadas sobre "La Otra Historia" de la aa.vv Venecia de ZGZ el 16/12/13.
 
Voy a contar un cuento:
Erase una vez dos personajes despreciados en la historia oficial. Uno se llamaba Porqué. El otro se llamaba Otro.
Estos dos personajes eran compañeros de viaje en la senda de la comprensión. Iban desaparrados y hambrientos en busca de su vieja amiga Verdad, despreciada por los siglos de los siglos y solo capaz de dejarse ver en ocasiones tras arduos intentos de visibilidad.  Iban hollando los caminos, colándose por grietas estrechas, resbalando por laderas laterales y cantando a oscuras por pedregales sin sombra. Sin rumbo pero con horizonte.
En sus caminatas se encontraban siempre a seres azulados, espectros transparentes y sombras negras que les hacían la vida imposible. Los azulados eran peligrosos pero los transparentes más, porque a éstos no se le veía venir. De vez en cuando se encontraban, escondida en la vereda, a Buenaintención, acompañada siempre de Superficial y de Mito. Superficial era una chica banaaaal, modernaaaa, enrolladaaa y muy, muy cómoda. Buena gente pero, casi siempre un incordio. Mito era un chicarron de aspecto invencible, fuerte, alto, de los que quieres que sean tus amigos porque lo tiene todo superclaro y jamás dudan, de los que hacen que te sientas seguro en su abrazo. Pero Mito era también de los que nuuuunca te lo ponen fácil para ver la verdad por su aplastante costumbre de asegurarlo todo sin explicar nada. Buenaintención iba siempre tras ellos, queriendo agradar a todos, no salpicar a nadie y abandonando las cosas, así, pelín polémicas. Aunque a veces Porque y Otro se preguntaban ¿polémicas? ¿Para quién?
El caso es que Porqué y Otro seguirán vagando siempre por tortuosos caminos en busca de Verdad y siempre, siempre nos harán falta. No como personajes despreciados en los cuentos, sino como los protagonistas cuando se narre la historia.
Esta tontada me sirve para no intentar un imposible parecido con los ponentes de la Jornadas de la Otra Historia de este año: (Carlos Forcadell, Julián Casanova, Irene Murillo, Agustín Sánchez Vidal, José Luis Ledesma Vera, Jesús Cirac Febas, Iván Heredia Urzaiz y Amadeo Barceló. Los ponentes y sus perspectivas.)

Y para explicar que, de lo que se trata en mi opinión, es no solo de rescatar la historia que no se escribió y de anular las mentiras que siguen perpetradas como verdades absolutas, incrustadas en la mitología y la ignorancia de la gente. Sino de escribir la historia verdadera de las gentes. Frente a reyes y tratados institucionales y las guerras o falsas paces que desataban, escribir la vida de la gente que moría por y en ellas y por qué; De cómo cambia la vida de la gente con la escritura y la posibilidad de leer y por qué; Cuando empezamos a dejar de ser vasallos y súbditos para ser ciudadanos y por qué; Como ellas seguían siendo súbditas ante la ley y la vida cotidiana y por qué;Cómo era la vida de los productores que producían sin comer;  de los vencidos que caían ante un poder que no llegaban a identificar siquiera; de los pobres y las razones verdaderas de su pobreza; de las fronteras y banderas y a quien sirven; de las mujeres y su inexistencia; de los homosexuales que no existíamos hasta que creyeron que éramos una tarjeta visa muy colorida; de los sistemas educativos, de la relación de la humanidad con los otros animales, del origen de las religiones que aún actúan como yugo contra el pensamiento…Y el por qué de todo eso.
Y, claro, de la Guerra de España que no fue una guerra entre dos mitades de españoles sino un plan y un objetivo cuyos muertos de un lado aún esperan en la cuneta en una democracia que tiene miedo a recordar y a dar voz a estos dos personajes de mi cuento chorras. Las cosas no pasan, son pasadas, hay una causa y una consecuencia de todo.
Esta es una idea esencial para mí. La misma que en el periodismo verdadero, sus seis preguntas básicas, en este orden literario pero no de importancia: qué, quien, como, donde, cuándo y por qué. Sin el por qué que desentraña el origen, desarrollo y objetivo de un suceso no se puede escribir la historia y, mucho menos, entenderla ni hacerla entender. Tampoco entender el presente o dibujar un futuro común.
Y sin ponerse en la piel del otro y en la perspectiva del otro, tampoco puede llegarse a un dato o una consideración que se aproxime a la verdad. Hay una plusvalía intelectual y emocional que se les debe y que se nos debe a todos esos otros. Las cruzadas sobre el moro son otra cosa si les preguntas a los moros. La razón de las cuchillas en las vallas de Melilla se entiende perfectamente si preguntas por las aspiraciones de los que esperan saltar y piensas en nuestro modo de vida. La vida real no se cuenta sin la perspectiva de las mujeres. Y la experiencia de los sin nada no se entiende sin los privilegios de los dueños de las cosas.
 
Virginia Woolf en Una Habitación propia dice que durante siglos “las mujeres han sido espejos dotados del poder de reflejar la silueta del hombre a tamaño doble del natural”. Y que los “espejos son imprescindibles para toda acción violenta o de poder porque sin ellos los Hombres dejarían de agrandarse. Si las mujeres se ponen a decir la verdad, lo que ellas ven, la robustez del hombre se disminuye”.“Como van hacer leyes, conquistar territorios, firmar tratados y hacer discursos si a la hora del desayuno y la cena no pueden verse más grandes de lo que son”.
Virginia Woolf escribió en esa obra maestra de la ironía y el análisis literario feminista que os digo: Una habitación propia, en 1928. Ahora cambiemos hombre y mujer por “los que escriben” y “los que son escritos” y tenemos una posible respuesta a un par de porqués.
En la perspectiva del otro todo cambia. Cambias un paradigma y cambias el mundo. Al fin y al cabo, un punto de vista no es más que la reducción de la perspectiva y la historia oficial es una historia que viene a ser la que casi nadie ha vivido pero la que casi todos han creído. La otra historia forma parte de la necesidad de disputar el poder político a los dueños de las cosas, de crear un nuevo corpus, “una mística de izquierda” en palabras de Michel Onfray, nuevas ideas expandidas y una memoria común para entender el presente y protagonizar el futuro.
El profesor Julián Casanova escribió hace unas semanas en su blog: “Nada hizo la transición a la democracia por recuperar su lado más positivo, el de sus leyes, reformas, sueños y esperanzas, metiendo en un mismo saco a la República, la guerra y la dictadura, un pasado trágico que convenía olvidar. Para muchos españoles, el rechazo de la dictadura y de las violaciones de los derechos humanos no ha formado parte de la construcción de su cultura política democrática. Parece que estemos en un eterno debate y, en realidad, seguimos rodeados de miedos y mentiras.”  Yo no puedo decirlo  mejor, desde luego.
Otro y Porqué siguen queriendo ser actores protagonistas del drama de la historia. Vamos a regar un poco también este año los brotes de la historia no escrita aún con la ayuda de los ponentes y del teatro, al que casi nadie se acuerda casi nunca de ir y que actúa como un espejo que refleja la vida un paso más allá y un poco más adentro.
Gracias y que aprendamos y pensemos mucho.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Pregunta, coño!*

“Zaragoza Esencial” puede ser un plan meditado y trabajado por los asesores del alcalde Belloch, que han leído a Jane Jacobs (sobre todo su Muerte y Vida de las Grandes Ciudades, editado en español en 1977 y reeditado en 2011) y a otros urbanistas del siglo XX. Pero Zaragoza y la situación económica de desastre en la que estamos, pese a las mentiras en Moncloa, requiere mayores miras.
En Zaragoza hay 47.107 hogares en situación de precariedad, el 17 % de sus habitantes. La pobreza extrema afecta a otros 4.530 hogares. Son datos del último informe de Caritas. Pero lo sabemos también por quien nos rodea cada día, por el barrio y por las casas sin calefacción y sin luz y su recibo creciente. Y eso, a pesar de que la ciudad ha asumido parte de los programas abandonados por el Gobierno de Aragón que milita en la destrucción de su red de protección social y en su incapacidad para crear empleo decente. Se puede ser muy pobre incluso teniendo un trabajo.
La inversión pública es un motor necesario para reanimar la economía, pero en un marco de búsqueda de nuevo modelo productivo que ninguna institución ha comenzado aún. Una idea que parece radical, porque lo es, pero que defienden los foros globales de desarrollo más avanzados. Eso exige huir de la construcción de nuevas viviendas y de otra burbuja inmobiliaria. La ciudad tiene unas 10.000 vacías sin contar los desahucios más recientes y las ya licitadas en los barrios del sur.
Pero el debate sobre el modelo urbano no es debate sin participación real. Me acuerdo muchas veces de un desgraciado incidente con un desgraciado ciudadano con ánimo de súbdito que paró su coche en medio de la Pza de España de Zaragoza el 13 de febrero de 2003 para gritar histérico “!La democracia es mañana, la democracia es mañana!”. Gritaba a quienes nos manifestábamos todos los días contra la invasión a Irak a la que nos llevó Aznar, luego revelado comisionista de armas para EINSA. Al día siguiente elegíamos presidente para España y el PP ya temblaba con su derrota. Aquel súbdito confundía las elecciones con la democracia y se conformaba (o quería que lo hiciéramos quienes que no pensaban/sentían como él) con el voto emitido cada cuatro años y el silencio durante el resto de legislatura. Y no se trata de eso. Esa es la teoría de la mayoría conservadora y de las mayorías institucionales. En Aragón Rudi repite en las Cortes de vez en cuando: “los ciudadanos nos han votado” como la gran justificación de todo. En ZGZ se consulta el color de un puente sobre el Ebro.
Ha ocurrido con el Plan de Movilidad de ZGZ tras la implantación de la línea 1 del tranvía (que sigo considerando maravilloso) pero que nunca puede ser un medio único de comunicación entre barrios: se han dibujado las nuevas líneas del bus sin incluir a los interesados en la discusión del plan final y ha sido un mal plan. Nadie que no sea implicado en una decisión puede ser obligado después a considerarla como propia. Pasará con la “Zaragoza Esencial” y quizá con cualquier cosa que no se someta a esta idea básica democrática.
No hablo de referéndums sobre planes ya elaborados, cuyo valor es relativo en función de la información manejada. Hablo de elaboración común de los proyectos importantes de modo transversal mediante Planes de Participación. Mi abuela, que era muy lista, decía: “pregunta, coño”.
*Publicado en El Periodico de Aragón el 08.12.13