domingo, 21 de diciembre de 2014

Des / Igualdad*

 
No se trata de gastar o no gastar. Sino de a qué dedicar el dinero y de cómo aumentar el disponible y de definir un modelo social. El del gobierno gravita en torno a la desigualdad como elemento diferenciador. Las políticas sociales son aquellas que de modo eficiente transforman la vida de las personas que las disfrutan,  y modifican las condiciones en las que viven para desarrollar sus capacidades en términos de igualdad material y de derechos. Para emerger a todas y todos a unos mínimos dignos de bienestar material y cultural. La mera expresión de “gasto social” denota un tremendo fracaso en las políticas de caridad reducidas a mantener a un sector de la población abocado a la pobreza, apenas lejos del hambre.
 
Según la Organización Internacional del Trabajo la brecha que separa a los más ricos de los más pobres ha crecido un 50%. Y según la OCDE, es aquí donde han crecido más las desigualdades. Ser hoy de los de “menos recursos” es una situación miserable como consecuencia del nuevo modelo social, del dañino cinismo gubernamental y su discurso de salida de la crisis en datos macroeconómicos porque se sustenta en esa desigualdad.
Las consecuencias no medidas son que los cientos de niños y niñas que hoy comen poco y mal gracias a las ayudas de urgencia, los hogares que mal subsisten en redes familiares y vecinales y con los escasos ingresos de ayuda social, las personas paradas de larga duración de exiguos ingresos y sus hijos e hijas en edad escolar o con truncada vida universitaria, o las personas cuidadoras de otras dependientes sin ayudas, no terminarán sus problemas cuando esa situación cambie, si cambia. Arrastrarán efectos para muchos años por no cotizar en futuras pensiones, haber perdido oportunidades educativas y formativas, haber perdido la vivienda o haber logrado una, abandonos de salud que el gobierno se niega a reconocer que existan (tratamientos no cubiertos, dentista, gafas, alimentación inadecuada, opciones deportivas…), vivir sin apenas luz eléctrica por su precio en el país europeo de mayor beneficio de las eléctricas, o tener una vida de subsistencia que coarta casi todas tus posibilidades que una sociedad equilibrada debe asegurar. Muchos de los efectos de las políticas “sociales” aplicadas hoy son inalcanzables para sectores amplísimos de la sociedad porque dependen de porcentajes de cotización y aportación previos a los que nunca pudieron llegar.
Eso ocurre incluso teniendo empleo en un país que cuenta el 30% de sus contratos por debajo de los 645 euros mensuales. Sembrar desigualdad es definir la posición de las personas en función de su status socioeconómico y creer que la democracia es solo derecho a voto y a elegir un canal de TV, y reforzar los privilegios de las élites políticas y económicas, y las estructuras y el relato en que apoyan su dominio. Los derechos fundamentales lo son porque no se cuestionan: la universidad pública, la vivienda, la escuela, la salud (no solo la cobertura sanitaria) en términos de igualdad para vertebrar una sociedad madura. Y no se hacen depender de déficits, aumento de beneficios ni otros perversos argumentos de los dueños de las cosas para seguir separando la sociedad entre “sus” beneficios y “nuestra” utilidad. Eso es política urbanística de los ayuntamientos, económica de los gobiernos y educativa de las comunidades, por ejemplo.
Sí hay dinero. Preguntemos donde.
*Publicado en El Periódico de Aragón el21.12.14

domingo, 7 de diciembre de 2014

Comercio y Ciudad*

Las calles, y no los viales, son los espacios básicos de relación que hacen la ciudad. Para que cumplan con esa función es imprescindible la existencia de un tejido comercial que haga dinámico el espacio público pensado para todos y todas.
Cuando esto no ocurre, y se rompe la lógica relación entre el diseño y la realidad cotidiana, es la realidad la que impone sus condiciones. En Zaragoza, hemos visto eso en el impresentable desarrollo de un barrio residencial periférico para negocio de los constructores y abandonado ahora con sus habitantes dentro, la falta de servicios, el encarecimiento de los pocos que tienen y la creación de una periferia difusa y separada del resto de la ciudad llamada ArcoSur, producto del afán especulativo el urbanismo de intereses financieros. Idea de la entonces alcaldesa Rudi, desarrollada por el alcalde Belloch. Ninguno además supo prever que sería de sus megaideas si la burbuja estallaba. Y estalló. En la ciudad difusa quien paga es la ciudad y el sobrecoste ambiental.
Pero en materia de comercio, la palma se la lleva la obsesión por los centros comerciales a modo de los mall estadounidenses (cuyo modelo urbano y estilo de vida estaba a años luz de los nuestros) y los centros nórdicos en climas extremos. Ideas como Puerto Venecia han desmantelado buena parte del dañado comercio de proximidad que recibe atentados constantes por parte de la administración en forma de IVA (el estado) y de planificación errónea (DGA y Aytos). Los comerciantes pequeños y los sindicatos  saben que cada empleo generado en estos centros ha matado dos en las tiendas de barrio, que los salarios sujetos a convenio de centro comercial son más bajos, los empleos mas precarios y estacionales, con once festivos trabajados gratis al año, con impuestos menos rentables a la ciudad y con un sobre coste urbano y ambiental impagable en forma de CO2, contaminación, gasto energético, viales, nuevos servicios públicos evitables y el desmantelamiento del comercio tradicional que puede ser igual de atractivo y moderno y que hace ciudad mientras el complejo periférico la deshace. Eso sin contar con las lamentables caravanas de coches rodeando Torrero y La Paz en festivos y fin de semana bloqueando a sus residentes. Un centro comercial que hundió otro planificado por otra administración, PLAZA, como si pudieran hacer política a solas.
Incluso las grandes extensiones de grandes marcas pueden ser planificadas de otro modo más sostenible pensando en términos de ciudad global. Más aún en tiempos de comercio on line. Se calcula que hoy el 30% de las compras se hacen por internet.  En muchos casos, además  estos centros viven un “capitalismo de ficción” en palabras del sociólogo de la infra financiada Universidad de Zaragoza David Pac, infinitos paseantes que apenas compran pero que viven la ficción del consumo. Paseantes que podrían serlo de zonas consolidadas y no fragmentarias con desplazamiento a pie o transporte colectivo.
Ni campañas promocionales ni discursos apoyan de verdad al comercio de proximidad que hace ciudad y barrio y ayuda a construir calles activas y seguras. Se le apoya con planificación y apuestas urbanas sostenibles. “No hay barrios autosuficientes ni introvertidos”, son partes de un todo que o se ven en global o se cagan en periférico.
*Publicado el 7.12.14 en El Periódico de Aragón
Foto: Ángel de Castro para El Periódico de Aragón

miércoles, 3 de diciembre de 2014

¿Reformar la Constitución Española? Por supuesto ¿Cómo?*


Titulo 1: ¨La soberanía reside en el pueblo”. Reformar la Constitución es aplicar la Constitución. Su reforma está regulada en el título X y en el último y se explica en el art. 168.

*Notas para las Jornadas Constitucionales de la Universidad y el Justicia de Aragón 03.12.214
La Constitución ha sido violada y el pacto del 78 que la alumbró, destruido. Hoy se trata de superar y adaptar el texto a una realidad que no se parece a aquella y de aprovechar la circunstancia para hacerlo como el espíritu democrático exige. El diseño institucional que se hizo en 1978 abrió muchas caminos y permitía avances en positivo y hacia delante en una sociedad que lo necesitaba todo. Pero las traiciones políticas a ese espíritu tomaron solo uno de los caminos posibles, entregándose a los mercados. Pero eso se puede cambiar ahora.
Reformar la Constitución no es difícil. Decir lo contrario sería decir que la inclusión secreta, nocturna y sin consenso del art 135 que viola la mayoría del articulado anterior y el carácter social del texto, fue algo muy difícil de lograr. De lo que se trata ahora es de hacerlo abiertamente, con transparencia, con acuerdos y tras un debate hecho por el pueblo español, de aprovechar los caminos y opciones que se dejaron abiertas y amoldar el texto a la comodidad de todos, porque de una relación incómoda se huye y porque a nadie se le puede pedir que se sienta responsable de una decisión en cuyo debate no se le dejó participar.
Desde 1978 se han ido vaciando de contenido real algunos artículos de la Constitución, los que para mí son los más importantes en la vida cotidiana de la mayoría,  y que son hoy de difícil aplicación porque sobre ellos rige el citado 135. Cualquier promesa de política avanzada en materia social, fiscal o de protección que hoy se quiera hacer está supeditada a una realidad cuyo control no está en nuestras manos: el déficit. Y son las políticas más importantes y necesarias siempre, y especialmente en los malos momentos como este. Somos un país intervenido.
Hay tres argumentos perceptivos para defender la idea de que es imprescindible y urgente la reforma constitucional. Los tres tienen que ver con el modo que la Constitución ya no cumple su papel esencial de garante de la convivencia y la democracia real que debería tener. Son: La contradicción insostenible en la que la han sumido; La incomodidad de su sistema territorial y modelo de estado; Y su inutilidad emocional.
Contradicción insostenible en que la han sumido. Artículos como el 128 que dice que “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general…”, y los artículos que hablan del derecho de todos y todas a vivienda, empleo, cultura o igualdad ante la ley son una ficción en la vida de mucha gente. Son cotidianamente  y conscientemente incumplidos. Han vaciado a la Constitución de sus garantías positivas y hay una severa contradicción que también viola de facto el espíritu que la alumbró que es el citado art. 135, en su significado, modo y origen. En su significado porque impide el desarrollo real de los anteriores; en el modo por el secretismo en que fue perpetrado negando derechos de información, discusión, expresión y decisión. Y porque nunca fue sometido a referéndum tras la irrespetuosa aprobación en la Congreso como dice el titulo último de la Constitución al hablar de reformas; y en origen porque la razón es el mandato exterior de poderes no españoles, no elegidos y no controlados democráticamente por la ciudadanía.
Las reformas que deberían plantearse pues, tras una discusión real en la ciudadanía, abierta, transparente y votada son:

-          La supresión de este artículo 135, y la salvaguarda real y  efectiva de los derechos de la ciudadanía como la vivienda, la salud, la alimentación y la educación en todos sus niveles.

-          El Modelo de estado y de jefatura de estado una vez diluidos todos aquellos mitos -que quizá fueran reales pero que en cualquier caso, ya no lo son- de que el rey aseguraba la unidad. Somos una sociedad madura y nuevas generaciones formadas reclamamos decidir: monarquía, republica, (yo, republica sin duda) y que tipos de ellas en todo caso.

-          Edad de derecho a voto a los 16 años porque a esa edad se es sujeto de derecho matrimonial, parenteral, familiar y laboral en el ordenamiento jurídico español, puede decidir sobre una operación estética sobre tu propio cuerpo,  y se es protagonista máximo de las políticas educativas. En Aragón, además, el derecho foral reconoce nuevos derechos a partir de los 14 años.

-          Supresión del Senado que no tiene ninguna función territorial real. España tiene 17 parlamentos autonómicos y a las diputadas y diputados del Congreso se les elige en listas provinciales que les exige ser representantes de la ciudadanía de su territorio.

-          Más poder y reforma del Parlamento, sometido  hoy a una ausencia de debate real con la aplicación de peligrosas mayorías de madera y sin transparencia en su funcionamiento y sus gastos,  y modificación de la ley electoral y los criterios territoriales de representación para que refleje realmente la realidad política de la población.

-          La participación real de la ciudadanía en la toma de decisiones: referéndums ante decisiones trascendentes, revocatorios de cargos y gobiernos por incumplimiento esencial de programas y promesas, y posibilidad de presentar iniciativas sociales en el parlamento.
 
La incomodidad de su sistema territorial. Este es un argumento más sencillo: la adecuación de un sistema territorial en el que casi todo sea posible para que todos nos sintamos cómodos. Tiene que ver con el modelo de estado. En el invocado espíritu del 78 se supo ver las personalidades diferentes de cada territorio y la forma de percibirlo para establecer diferencias en las comunidades. Yo creo que es perfectamente compatible la singularidad de cada territorio con la universalidad de derechos y la igualdad política. La semejanza engendra la concordia y el respeto a la diversidad conlleva la comodidad y la justicia.
Las reformas que deberían plantearse pues, tras una discusión real en la ciudadanía, abierta, transparente y votada en este sentido es:

-          La construcción de un estado federal reconocido con el seguro de justicia financiera para todos teniendo en cuenta la diferencia de cada territorio en extensión y población. Estos dos aspectos son la madre de otro cordero.  No es igual 48.000km2 de extensión con un millón 200mil personas que con tres millones. Hoy soportamos la contradicción de que puede violarse el derecho constitucional de usuario del mismo servicio en todo el territorio del estado y que somos un estado injustamente asimétrico.

La inutilidad emocional de texto actual. No es lo mismo la realidad que su percepción en un nivel emocional y político. Si la gente que debe sentirse amparada y a la vez defensora de la Constitución como norma máxima y marco de su convivencia y su orden político y su orden social, no se siente ni amparada ni defensora, no sirve de nada. Vivimos bajo la semántica intervenida, con la sensación de que los dueños de las cosas lo son también del lenguaje y, a menudo se nos habla de cosas de aparente gran valor político e intelectual, que son incomprendidas por la mayoría. Y no las comprenden o comprendemos, no porque seamos incapaces de hacerlo o nos falte el conocimiento sino porque no tienen que ver con la realidad cotidiana de la gente, no es percibido como cercano, hay desafección porque hay abandono o la sensación de que ya no nos sirve lo que quizá antes sí servía.
Hay que tener en cuenta las emociones. En el mundo del derecho quizá es una virtud sustraerse a las emociones. Pero para redactar el gran documento que debe regular nuestra gran convivencia hay que ser consciente de cómo las emociones y los sentimientos condicionan la percepción de las cosas. Los axiomas son poco negociables y poco comprensibles. Y sin posibilidad de negociación y sin comprensión no se puede vivir. Al menos vivir bien y en paz. La cultura de paz se define como la voluntad de vivir juntos. Y eso hemos de decidirlo y percibirlo.
Así que la reforma que deberían plantearse pues, tras una discusión real en la ciudadanía, abierta, transparente y votada son:

-          Justamente las citadas en un proceso nuevo, abierto y transparente desde la ciudadanía que de paso a eso que algunos llaman segunda transición, proceso constituyente, reforma profunda o como busquemos para nominar a un proceso de cambio urgente que necesitamos. Si le ponemos un buen título, igual sale mejor.
 
Todo esto es lisa y llanamente política. Algo maravilloso, utilísimo, necesario y que, lejos de lo que algunos y algunas se empeñan en contar, cada día se practica más. Seguramente lejos de las maneras que venían siendo habituales y en otros formatos, pero cada día hay más gente haciendo más política. Si ya no estamos cómodos, cambiamos las cosas, si la norma de convivencia básica ya no nos ayuda a convivir a gusto de todos o de la inmensa mayoría, se cambia. Hace falta un poco de valor, eso sí, y de visión de futuro y de percepción de la realidad un poco alejada de los despachos. La sociedad es otra de la que era en 1978. Sus anhelos y circunstancias son otros. Las cosas que entonces se dejaron parcialmente hilvanadas se pueden redefinir, las que se cosieron a perpetuidad se pueden disolver, las que se ensayaron se pueden reformar porque ya hemos experimentados las cosas.
Nada que no obtenga una respuesta clara a un ¿por qué?, merece ser tenido por intocable. Todo sobre lo que se pueda discutir y dialogar  es susceptible de cambiarse. Y hay que hablar siempre sin miedo a descubrir otras posturas y las aparentes disensiones que pueden convertirse en acuerdos. Ese era el espíritu ¿no?

domingo, 23 de noviembre de 2014

Reindustrializar*

Hace unos años los amos de las cosas en Europa planteaban que quizá los países de la UE “ya no debían seguir siendo un motor industrial”, que mejor eso se lo dejábamos a los países asiáticos y al norte africano, para que Europa se dedicara a menesteres como “el I+D+I y el desarrollo tecnológico”. Hoy, el miércoles en ZGZ sin ir más lejos, el discurso de los grandes hombres del dinero viró hacia atrás en un requiebro dialectico más que medido: la gran industria, la fabricación de productos, debe ser la vía por la que salgamos de lo que llaman crisis (aunque siempre se nieguen a llamarla sistémica) “porque genera valor añadido y empleo”.
Ese era el mensaje y el diagnóstico emitido como una exigencia incuestionable. Los emisores eran los encorbatados responsables de las grandes empresas que operan en el territorio. De acuerdo. Pero es en la receta donde está la gracia. ¿Qué ha cambiado para que el discurso del poder económico sea de repente otro? Creo que algunas cosas en la vida del 99% de la gente. Para empezar, cuando deseaban trasladar la producción a otros países estaban soñando con condiciones económicas, sociales y sindicales más favorables a sus intereses. Aquí tenían investigación, tecnología e innovación. Allá multitudes necesitadas de trabajar a cualquier precio, gobiernos poco exigentes, leyes muy laxas, fuerza bruta de trabajo barata y ningún miramiento con los derechos del personal. Pero hoy ya no. Hoy lo tienen todo aquí: desarrollo, tecnología, formación, generaciones de trabajadores y trabajadoras formadas y… (la madre del cordero) multitudes dispuestas a trabajar por muy poco, gobiernos poco exigentes, leyes muy laxas y fuerza bruta de trabajo barata tras las escandalosas reformas laborales, la política económica de Bruselas y Madrid y las dramáticas cifras del paro.
Mientras desgranan discursos sobre “el capital humano, la importancia de la gente y el talento”, se aseguran de que quede claro que exigen “flexibilizar más el mercado, reducir costes laborales, contener los sueldos, reducir aportaciones a la seguridad social, hacer del sábado un día laboral generalizado, trabajar algunos fines de semana y hacer contratos estacionarios”. Eso sí, con “prestigio y reconocimiento social”, añaden, porque “España ha cometido un error tremendo desprestigiando la FP y la motivación también viene por parte del reconocimiento social”. Aleluya! Seremos reconocidos socialmente, a 700 euros al mes y sin seguridad de continuidad pero reconocidos socialmente. Supongo que la cultura, la sabiduría y la formación humana ligada a la capacidad laboral se buscan en google.
Tuvieron al menos la decencia de denunciar la reforma energética del gobierno al servicio del lobby energético (ese que cree en la energía de España) porque el desbaratado y perverso precio del megavatio por hora es el doble que en Alemania o Francia.
No es lo mismo aquí que allá, por supuesto, pero ya han generado distintas condiciones para sus grandes negocios: la precariedad como modelo incuestionable y la reserva constante de nueva, pobre y baratísima fuerza de trabajo.
* Publicado en El Periódico de Aragón el 23.11.14

jueves, 20 de noviembre de 2014

Una Madre. Alejandro Palomas. Siruela, 2014 *

 
“No se puede encontrar la paz evitando la vida, Leonard”, dice Virginia Woolf a su marido en Las Horas, la película de Stephen Daldry, basada en la novela de Michael Cunninghan. Es la cita que abre Una Madre. Fer es la voz narradora de este universo emocional sensible y doloroso sobre él mismo, sus hermanas, sus parejas, su pasado, un padre despreciable de escasas y catárticas apariciones, y las fantasías de Tío Eduardo y sus esperas. Han sido por fin reunidos por Amelia, catalizador de los secretos, alianzas y devenires familiares, en una Nochevieja que promete ser memorable sin levantarse de la mesa. Amelia lo sabe todo, o lo inventa o lo busca en los recovecos emocionales de los suyos. Ha iniciado un declive mental y físico evidente que aún puede verse divertido. Tiene la sinceridad como sostén y el amor como palanca, y una amiga iniciada en artes mágicas que la llena de optimismo. Enfundada en unas horribles zapatillas por su casa de protección social para mayores, su declive mental y un par de copas de cava, ayudarán a que el futuro de cada uno y el pasado familiar sean un poco más comprensibles.
Madres atrabiliarias y omnipresentes y padres ausentes que lo deben todo y casi nunca pagan nada en medio, son recursos de grandes resultados en las novelas de Palomas: La Elsa de Tanto Amor, la familia de un padre sobrevenido en El Tiempo del Corazón, la abuela Mencía en La Isla del Aire y sus descendientes en Tanta Vida y esta Amelia de Una Madre y sus hijas que es fácil imaginar en años y novelas futuras. Mujeres únicas y doloridas, llenas de fortaleza, que se salvan y empujan unas a otras y todas juntas.
Y los perros, miembros reales de una familia tan extravagante como la realidad de cualquiera. Material literario de primera: un cosmos familiar y delicado, imbatible, reflejo del mundo real y sus desmanes y donde la soledad se conjuga con humor y nos reímos tanto porque lo comprendemos todo y “hablamos tan poco” porque, en realidad, no hace falta, lo sabemos todo sin palabras.
El corazón suele ser un buen mapa para escuchar la verdad, enfrentar la vida y encontrar la paz. Como en la cita inicial de Virginia Woolf y en el mundo de Jeannette Winterson, a la que Palomas ha traducido y cita en esta novela, y en cuyo mundo incluyo a este autor. Sus libros son excepcionales sagas de silencios y confesiones amorosas, un cartel luminoso que se enciende y apaga como el que envía señales secretas a Fer, invitándole a atreverse.
Y hay una idea muy importante sobre las dos condiciones necesarias para que las relaciones humanas funcionen. Una depende de cada quien. La otra no. La que depende de cada quien es la sinceridad. La que no depende de cada quien es el amor, que lo sientes o no. Si existen amor y la sinceridad las relaciones humanas suelen funcionar por encima de prejuicios, costumbres, la retorcida tradición católica, estructuras sociales y jurídicas.
La primera frase de la novela es: “Mama había dicho que ella misma compraría las flores”, el comienzo de La señora Daloway de Virginia Woolf de la que también parten la película y la novela Las Horas. Ese es el Universo Palomas: la vida llega llena de ternura y de dolor, y solo puedes enfrentarla y seguir adelante. Y si te ríes, mejor.
*Escrito para el suplemento Artes &Letras de Heraldo de Aragón

domingo, 9 de noviembre de 2014

El frio y el saqueo*

Las teles y la élite dicen una cosa; la realidad dice otra. La realidad, más allá de que a veces queremos mimetizar el discurso oficial para dejar de ver el horror, es una nevera vacía y un radiador apagado, una manta gruesa sobre el sofá y acostarse lo más pronto posible para que sea la ropa de cama, un poco percutida y rozada, la que aporte el calor que no sale del radiador o la estufa porque están apagados. Y están apagados porque encenderlos implica un recibo y el recibo un gasto y el gasto disponer de dinero. Y eso no existe.
La energía es hoy un saqueo de décadas que en los últimos años ha conocido límites inimaginados. Nos contaron que era imprescindible y urgente una reforma energética para poner al día al país y el servicio porque había un déficit tarifario insoportable. Lo que no nos dijeron es que se referían al país sin gente dentro, o a los dueños del país que no somos sus habitantes, porque la reforma consistió en poner en las manos del gran lobby energético, tan bien avenido con sus señorías azules y rosadas, todo el poder de decisión.
En ese rápido y espeluznante proceso se ha destruido casi cualquier posibilidad de uso de energías renovables, de autogeneración y de autoconsumo que permite un clima como el nuestro y que en otros países de la UE es una posibilidad cotidiana pese a sus brumas.  Las principales empresas energéticas, Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa, agrupadas en el lobby Unesa, controlan todas las fases del sistema eléctrico y regulan de hecho los precios sobre la energía que vuelven a subir un 11% y se colocarán en un 60% más respecto a 2007, se consuma o no, aunque los salarios (que quedan) han bajado un 9% de media según el INE y han aparecido millones de sueldos por debajo de los 800€ mensuales. Y ni les podemos votar ni “desvotar” aunque sean quienes toman las decisiones. Sólo Endesa reparte este año entre sus accionistas 14.605 millones de €, récord en la historia de la Bolsa española. Mientras, Caritas y otras oenegés han dedicado a ayudar a los pobres energéticos más del doble de dinero de la propia DGA y su dañina obsesión por el déficit que han generado algunos y pagamos todos y que ha dejado a 8500 hogares aragoneses en la pobreza energética y dificultado la supervivencia de cientos de pymes.
Y sí, está muy bien que el Ayuntamiento de Zaragoza desarrolle políticas que asuman el coste e impidan que a la gente se le corte la luz o implante bonos sociales (lo que hasta ayer la DGA consideraba imposible y erróneo). Pero es que necesitamos actuar sobre el origen del problema: las eléctricas y el gobierno jugando al Monopoly (gran nombre para el juego) más devastador. Es una cuestión de modelo depredador, el mismo que bancariza las cajas y las exime de todo control (pongamos que hablo de la CAI), o que entroniza a Juncker al frente de la UE (candidato azul también en España, cariñoso con Cañete en sus trapacerías) tras veinte años beneficiando secretamente grandes empresas y contra el que se alertó en la campaña europea desde la izquierda roja sin que nadie hiciera caso. Un modelo que no nos deja preguntarnos ¿si los ríos, el agua, el sol, el viento, el carbón que queda, son recursos públicos, por qué no es pública la energía que generan?
*Publicado en El Periódico de Aragón el 9.11.14

domingo, 26 de octubre de 2014

Consecuencias*

Hay consecuencias que se visibilizan de modo inmediato y otras que no. A éstas últimas el tiempo para verlas las ha recrudecido y aumentado de un modo que no mide una estadística. Porque las estadísticas no te hacen sentir el vacio en el estómago, el cuarto de estar sin luz ni los apuros en el mercadillo. Mientras las mentiras oficiales alardean del fin de la crisis y la salida del agujero, el agujero se hace más negro, más frio y más profundo para millones de personas. Millones, no miles. Aunque sería igual de terrible si solo fueran cientos.
Tras años en paro o si no has tenido un empleo más o menos decente antes de los 35, tu cotización para la jubilación será ridícula o no será. Si no puedes plantearte una vivienda antes de los 40, tu hipoteca (de lograrla) durará más que tu vida laboral o pasará a tu descendencia. Si tus ingresos siguen reduciéndose, empieza a desaparecer la ropa nueva, la calefacción y los zapatos para el cole. Inexorablemente y más rápido de lo que parece. Si te apañabas con tu pensión, ahora es miseria cuando asumes la vuelta a casa de tus hijos en paro. Si no desayunas antes de clase, si no puedes plantearte la universidad, si hace tiempo que solo comes pasta y patatas, tus perspectivas de futuro son muy parecidas a una condena. Y no hay vuelta a atrás. Ese el es verdadero debate sobre recortes sociales y sistemas públicos igualitarios e igualadores. Ese es el resultado de preferir rescatar bancos, autopistas y grandes negocios privados con dinero público sustraído a las víctimas. Un pobre deja de percibir verdadera política social pero nunca deja de aportar a la caja pública en forma de IVA, aumentado por igual en el consumo banal que en las cosas necesarias.
La tasa de paro en Aragón es del 20%, el 46% de las personas en paro ya no ingresan ningún tipo de ayuda, el 10% de las cosas de Zaragoza ya no tienen luz y la pobreza infantil en Aragón alcanza el 27%. Esos son los datos archiconocidos, luego está la experiencia cotidiana de la mayoría empobrecida.
Llego a sentir asco ante quienes exigen movilidad para trabajar, acusan a los parados de no servir o de no querer moverse, culpabilizan a las víctimas por su actitud antes que a los responsables del desastre por la suya, cuestionan las ayudas a la dependencia, y confunden la supuesta  igualdad de oportunidades con la real igualdad de condiciones. Si se genera desigualdad lo que se recoge es miseria. La llamada a emprender y convertirse en clase media esconde la realidad de ser jurídicamente un autónomo pero laboralmente un precario. Y olvida que necesitamos para vivir a un cajero, una limpiadora hospitalaria, una investigadora, un agricultor o conductor pero no necesitamos a otros muchos situados por encima en la escala social.
Pero claro, cómo saber del precariado, de la pobreza, de los 700€ de sueldo para cuatro bocas, del invierno sin calefacción y las noches sin cena, de ser pobre por no tener trabajo y de ser pobre aún teniéndolo, y del coste de los estudios universitarios que, simplemente, no puedes asumir, si vives acomodado en la élite, sentado en tu poltrona y oteando desde el privilegio. Cómo imaginar la realidad de una vida que no has vivido ni te importa y medir las terribles consecuencias de una política si eso es, precisamente, lo que buscan los privilegiados que gobiernan.
*Publicado en El Periódico de Aragón el 26.10.14

domingo, 12 de octubre de 2014

Performance*

La política tiene mucho de performance. Se celebra el momento mediático y se olvida el contexto. No se relaciona el hoy con el ayer y, mucho menos aún, con el antes de ayer. El espectáculo derrota a la reflexión.
En esa banalización de las cosas hay un germen de analfabetismo social. Puede parecer una práctica natural pero es premeditada, una forma de negar causas y consecuencias y de ver el mundo entre ahora y el siguiente ahora. Y sin transparencia en casi toda decisión política y en la gestión de los problemas, y con el secretismo de la vieja política de salón entre los elegidos, que solo enviarán a los “electores” la dosis necesaria de show, troceadas verdades y enormes mentiras. Transparencia es una señora a la que todo el mundo cita pero que nadie invita a comer. Y si lo hace, le pone veneno en la sopa. Una performance.
Nadie contó nunca en el desastre del Lindano toda la verdad sobre el proceso, negación ministerial a seguir aportando dinero, olvido del Plan Integral desde 1991 jamás puesto en marcha, sus costes ambientales y sociales y el verdadero estado de las cosas en un lamentable circo con enfrentamiento entre instituciones responsables del desaguisado. Vean al PSOE estupefacto y dolorido por el cierre de caja contable de Rudi tres meses antes de lo debido para fingir que les cuadran los números que en diciembre seguirán desencajados, aunque Marcelino Iglesias lo hiciera antes. Vean como no superar el objetivo del déficit era esencial en el Edificio Pignatelli de la fría y dura presidenta y luego no, y ahora sí, y luego todo sigue igual en la yenka de la política sin proyecto diferencial. Vean a Rudi entusiasmada con el llamado modelo alemán para construir carreteras que escandalizaba a su partido cuando Zapatero lo aplicaba. Vean al PSOE exhibir su orgullo por sus primarias (cuando CHA y Equo se les adelantaron algunos años) pero recurriendo al aparato para convertirlas en desvergonzada ficción (donde tampoco han sido los primeros).
Vean a Ana Mato exhibir su inconsistencia en la gestión del contagio de ébola cuando en 2009 clamó por la dimisión de la ministra Chacón en la mala gestión de la gripe A en términos intercambiables por ambas, e improvisando lo que es incapaz de prever en términos científicos. Vean a los partidos implicados en las tarjetas opacas de Bankia toser con disimulada afección cuando sabemos que sabían, al menos desde 2007, con la bendición de la Comunidad de Madrid, y cuyos usuarios lo eran en pago de servicios e intercambios de favores. Vean como la Universidad de Zaragoza “debe demostrar su eficacia y rentabilidad social” para que el gobierno cumpla con su obligación de financiarla, pero le soltamos a la banca privada desahuciadora un regalito de dinero público equivalente a nuestro PIB tras demostrar su inutilidad y su usura.
Escribe Jordi Borja en su magnífico La ciudad Conquistada (Alianza, 2003) que “el ciudadano lo es en tanto que ejerce activamente, asume la dignidad de considerarse igual a otros y toma responsabilidades”. Somos el público pasmado de una deleznable performance. A ver si pasamos ya a actores protagonistas y autores del guión.
*Publicada en El Periódico de Aragón el 12/10/14

lunes, 29 de septiembre de 2014

Un mundo (emocionante) construido *

* Notas para las Jornadas sobre Demandas de Identidades (Identidades Europeas) organizadas
por la Revista Crisis y el grupo Riff Raff de la Universidad de ZGZ.
 Foto: Teo Félix
 
Hay una cosa para mi muy importante en la vida, en la comunicación y en la discusión política que son los aspectos emocionales. Lo que no emociona interesa menos. Y si no se es capaz de enfrentar las emociones humanas, resulta mucho mas difícil la comprensión mutua y de eso que podríamos llamar el otro.
En virtud de estas emociones, que rigen el comportamiento de los individuos humanos mucho mas que la razón, se han constituido las identidades de lo que llamamos naciones o comunidades humanas. Apelando a mitos, necesidades y desconocimiento, y también a costumbres, manías y lugares, se han construido identidades que hoy parecen casi invencibles. Y apelando a construcciones culturales vinculadas al poder, al consumo, a la dominación e incluso a la ignorancia que te hace seguir una moda de origen desconocido o a una corriente que te hace sentir más seguro y cómodo, se construyen hoy identidades inapelables que llamamos “de toda la vida”. Suele conservarse el hecho que, supuestamente, nos une e identifica, pero interesadamente, nunca se recuerda el motivo que lo generó. Ni quien lo generó. Esta es una desgracia muy común en los medios de comunicación masivos y la narrativa banal de la historia.
Nos alimentamos de emociones. No es verdad que siempre pensemos conscientemente y que, si nos dan los hechos, llegaremos a conclusiones lógicas. No. Buscamos noticias, opiniones y análisis afines a nuestro modo de pensar y de sentir. Y luego, en palabras de Josep Fontana: la mente opera hacia atrás llenando, o inventando, hechos de acuerdo con este trasfondo interior". Y además, añado yo, no es fácil ni habitual diferenciar entre saber, pensar y creer. Usamos fatal estos verbos identificado como sinónimos cuando casi siempre son antagónicos.
Las identidades son generalizaciones evolutivas y en evolución. Los expertos lo llaman enculturación: proceso por el cual los sujetos adquirimos inconscientemente los usos de la sociedad en la que vivimos y que hace muy difícil y muy costoso derribarlos.
La otra cosa que genera identidad es la experiencia personal ligada a como la percibimos emocionalmente. No pienso que pueda deslindarse ninguna identidad colectiva de la situación de clase o económica, a no ser como construcción interesadamente impuesta: ser antes catalán que obrero, o español que pobre, o culpar a una estructura superior y ajena de la situación que se sufre y, entonces, generar una identidad en contra de algo que podemos llamar identidad de autodefensa.
En el año 2000 Vaclav Havel, teorizando a medio camino entre su posición de intelectual y de político escribió: “A mi modo de ver, el conjunto básico de valores europeos formado por la historia espiritual y política del continente está claro. Consiste en respetar las libertades únicas del ser humano y de la humanidad, sus derechos y su dignidad; el principio de solidaridad; el Estado de derecho y la igualdad ante la ley; la protección de las minorías; las instituciones democráticas; la separación entre los poderes; el pluralismo político, el respeto de la propiedad y de la empresa privadas; una economía de mercado, y la promoción de la sociedad civil.” Más allá de la contradicción que yo veo en incluir en la lista básica la economía de mercado y olvidarse del derecho de ciudadanía y los derechos medioambientales, me surgía una pregunta esencial que es: ¿eso es realmente una identidad europea? ¿O es la que él sueña pensando en los últimos 70 años de la historia? ¿Lo dice por Polonia, Rusia, Ucrania? ¿Lo dice por las políticas del BCE?  Seguramente es un intento de construir una identidad europea que renuncia a la búsqueda de elementos culturales comunes que puedan emocionar a los europeos y europeas. Simplemente es una enumeración de conceptos políticos básicos que podrían darse en cualquier parte del mundo algún día, sin por eso ayudar a un sentimiento de pertenencia y a un sueño compartido. Si es eso lo que buscamos.
La definición de una identidad entonces, surge también de la creación impuesta, apelando a esas mismas emociones, por parte de intereses materiales o políticos superiores. Un día Europa fue el objetivo al que imitar y de donde venía el dinero y la vida moderna. Hoy es de donde vienen la llamada crisis y los recortes.
La definición de una identidad depende además del punto de vista de quien habla. Y el punto de vista suele ser una reducción de la perspectiva. Por ejemplo: para mi primo de Huesca soy un zaragozano; para mi cuñada de Calafell soy un maño; para mi amigo de Malmö, en Suecia, soy un español; en viaje por África soy un europeo o un blanco. Incluso para algunos rancios, soy un gay. Nada de eso es mentira, pero tampoco nada se aproxima a toda la verdad. De hecho, por gay y cuarentañero, soy en gran medida lo que como muchas otras personas lgtb o queer de mi edad, hemos hecho de nosotros mismos en un mundo autoconstruido ante la falta visible de referentes culturales, emocionales y personales, y donde la escuela, la familia, la calle y el ámbito cercano estaba en nuestra contra o nos dejaba fuera de toda norma. Uso este ejemplo porque en la construcción de las identidades personales, nacionales o europeas y en sus narrativas simbólicas puede que resida el secreto para la convivencia y el reconocimiento del otro. No en cómo nos autoconstruimos sino por qué lo hacemos. Por qué se necesita autoconstruirse o para qué. O quién  y por qué nos construye.
Pienso que hay tantas identidades de los europeos y las europeas como europeos y europeas hay. Y tantas como días vivan estos europeos y europeas porque varían en función de los acontecimientos, las necesidades y las emociones que pasan o se generan en su vida. Si una identidad es una creación intelectual y cultural, todavía hemos de desarrollar una como modo político de trascender conflictos y crear un proyecto para el continente. Y para mí, no tiene nada que ver con este terrible modelo de UE que los dueños de las cosas y el mercado han creado.
La cultura de paz enseña cómo definirnos a nosotros mismos en solo cuatro palabras y resulta una maravillosa filosofía vital: la voluntad de vivir juntos. Ese podría ser el punto de partida para generar una identidad europea capaz de ser asumida porque habría sido construida horizontalmente entre todos y todas, por encima de las identidades nacionales o locales, suma de las identidades mediterráneas, nórdicas, balcánicas o germanas. Para eso hay que superar los intereses personales y económicos de los dueños de las cosas y hacer que prevalezcan los humanos. Y evitar reducir cualquier cuestión humana a una pregunta binaria porque es injusto y manipulador. Tengo la convicción de que hace tiempo que no estamos construyendo nada en Europa. Nos lo están construyendo. No nosotros ni nosotras. Y cualquier decisión en cuyo debate no hayamos participado jamás podrá ser asumida como propia.
Esta cultura de paz hemos de crearla primero des-aprendiendo la cultura de violencia. Eso puede forjar cualquier tipo de identidad nueva compatible con cualquier otra en el espacio y en el tiempo. En el cronotopo que se dice cuando se escribe el guión de una historia.
Y ante la sospecha de pueda parecer utópico, que lo soy, me gusta recordar que a estas mismas ansias han dedicado su vida grandes europeos europeístas como Stefan Zweig, Bakunin, Ortega o Erasmo de Rotterdam. Esa es también parte de mi identidad porque yo lo he decidido así. Cualquier otra identidad que venga impuesta será combatida.    

domingo, 28 de septiembre de 2014

El lindano o la vida*

Foto: Ángel de Castro para El Periódico de Aragón
No hemos aprendido. Hemos ido de la ofensa a la indiferencia. Entre 1975 y 1989 Industrias Químicas del Noroeste (Inquinosa) fabricó en Sabiñánigo lindano para usar como pesticida, hoy prohibido en todo el mundo por su extremada toxicidad. 200.000 tn de estos residuos fueron vertidas sin autorización en dos vertederos. Los ecologistas aragoneses estaban en acción contra este horror desde varios años antes y en el juzgado desde 1987. La Audiencia de Huesca condenó en 1994 a su director, Jesús Herboso, solo a dos meses de cárcel y un millón de ptas de multa y el director de la planta, José Manuel Cuartero, fue absuelto. La planta se cerró y Herboso trasladó la producción a Rumanía. Luego vendió la mitad de InquinosaInternational por dos millones de dólares a JLM, radicada en Tampa, Florida, EEUU, de la que la Agencia de Protección Ambiental de ese país tiene un archivo de delitos ecológicos como para alicatar el baño. Se siguen riendo.
En 2003, Inquinosa fue de nuevo condenada a pagar 6,5 millones de € tras una demanda civil interpuesta por el Gobierno de Aragón en 1996. Pero nadie ha pagado nunca. Solo dinero público.
El caso ha sido llevado al Congreso y a la UE por Izquierda Unida y a la Fiscalía por CHA. Miles de toneladas de mierda tóxica siguen en el almacén abandonado, los acuíferos, y la tierra del Gállego, y podrían contaminar toda la reserva hídrica de Aragón durante años. Y los técnicos, cuyo informe se hizo público a través de la revista Environmental Science and Polution Research, poseen escasísimos recursos. El Plan Integral que debía limpiar la zona lleva décadas de retraso y no tiene presupuesto.   
Cuando comenzó la lucha ecologista, la decisión política más firme fue desprestigiar al mensajero y acusarle de querer condenar a la comarca al paro. Hoy les debemos mucho. Han cambiado las normativas pero el grado de conciencia de la población según el CSIC es creciente pero muy escaso y ha sufrido un parón con la crisis: no hemos generado ninguna nueva cultura ambiental. En muchos sentidos, el medio ambiente sigue siendo cosa de fin de semana y de cola decorativa en la legislación, le han dado la cartera europea a un petrolero amante del fracking y en la semana de lucha contra el cambio climático seguimos negando sus efectos, enviando a las renovables a la semiclandestinidad y negándonos a buscar un nuevo modelo productivo compatible con el medio. Ni los hábitos, ni la normativa ni la sucia política energética de nuestro país están a la altura y seguimos siendo fans de los pesticidas. No tenemos ministerio ni consejería específica porque el medio ambiente es un asunto de tercera en los gobiernos de España y Aragón. Es de la comida, el agua, el aire y la salud de lo que hablamos pero sigue siendo cosa de radicales.
Mientras, el consejero de Agricultura y Medio Ambiente, Modesto Lobón, desbarra diciendo que “no es preocupante”. Y no veo yo la lógica escandalera ciudadana porque la población global tampoco ve aún que estemos ante un reto global que necesita implicación personal.
 
*Publicado en El Periódico de Aragón el 28.09.14

viernes, 5 de septiembre de 2014

Mejores o Privilegiados*

España tiene 82 universidades en cientos de campus pero no son realmente ni gratuitas ni universales. Y no tiene ni se le espera un sistema de becas estatal y local que es lo que puede emancipar y formar a mucha gente. A no ser que lo que se quiera es que la gente no vaya a la Universidad y ésta se reserve a los hidalgos (vieja acepción castellana de “hijos de algo-alguien”).
En la Universidad de ZGZ las matrículas se han reducido en 650 en los dos últimos cursos hasta las 30.000. Un día sobrepasaron las 45.000. Tasas más altas, mayor pobreza y menos becas se lo ponen difícil a mucha gente. Hay que sumar a quienes abandonan a medio camino por no poder pagar. Y a quienes no llegarán nunca porque las trabas de clase social y situación económica las han sufrido ya en la escuela primaria y secundaria, y en el ambiente de miseria recién creado para sus padres o madres.
La Universidad ha de cambiar su funcionamiento interno, viejos y perjudiciales vicios, cuota de caspa interna y su concepto de selección y méritos. Pero son muchísimas más sus virtudes. Incluso puede presumir de intentar una nueva gestión. Sin embargo, es causa y consecuencia de una deriva social de selección de clase. Los decretos Wert no cuestionan la estructura interna de la universidad ni sus partes caducas, sino el concepto mismo de universidad pública. Los ingleses, (clasistas entre los clasistas), lo llaman “closed shop at the top” y acaban de “descubrir” en un informe publicado el 28 de agosto y encargado por su gobierno que la inmensa mayoría de los puestos en política, comunicación, judicatura, economía… están “reservados a la élite”. Lo que todo el mundo ya sabía, por otra parte. Élite de origen y de educación privilegiada donde se forja la experiencia, la educación, los contactos y las prebendas frente a un sistema público desmantelado desde el thacherismo. Este es el reconocido modelo de Wert para la Universidad española. No son los mejores, son los privilegiados.
España, según el Observatorio de Estudios Universitarios, está entre los seis países europeos con las universidades más caras y con menos ayudas. Un gobierno de recortes permanentes, aumento de la pobreza, expulsión de los hijos e hijas de los más pobres de sus aulas y una reforma que dejará en básica la formación impartida para hacer necesaria por ley la titulación de masters de pago impagables, mina la Universidad. Los gobiernos responsables deben sostenerla, mejorarla y universalizarla. Y lo único que deben endurecer es la medición del impacto público de sus procesos de investigación y las exigencias de sus resultados universales y formativos después de mejorar su dotación. La excelencia se logra con el tiempo después de sembrar una amplia cuna de oportunidades iguales para todos y todas y buscar el genio entre la mayoría educada y con opciones.
Estamos definiendo un medio educativo clasificador para un modelo social clasificado: élites y masa, amos y gobernados. De eso también resulta el presente y el futuro de un país que creyó que todos éramos de clase media y nunca fue verdad.

*Publicado en El Periódico de Aragón el 6.09.14

domingo, 20 de julio de 2014

Política*

Demasiadas personas de la política aragonesa llevan demasiado tiempo calentando poltronas en cargos rotatorios. La presidenta Rudi lleva 31 años y ha sido casi de todo. Javier Lamban también. Y de allí para abajo sus bancadas están llenas de profesionales políticos con décadas en los pasillos del poder. Y eso, digan lo que digan en sus gastadas y cansinas retoricas, les impide ver la vida real de la mayoría porque no vivirla no permite entenderla, y no pueden ni encabezar ni representar ninguna regeneración democrática. Su juego dialectico está en una paranormalidad de cristales tintados. No es que estén en otra dimensión, ni miren la vida siquiera por la ventana. 16 años en un escaño, 25 de concejal, o 35 recorriendo puestos y soñar con el Senado para la jubilación es asentamiento perpetuo en las tramas del poder. Y es ideología. Conservadora, claro. Una política vieja de viejos métodos.
No es sólo la edad de los representantes políticos, ni sus caderas ajustadas a un sillón, ni la mayor o menor presencia en redes sociales ni otras fórmulas de estilo. Es qué política. Una ideología, un concepto profundo, real y horizontal de la democracia y, sobre todo, un programa político y su modo de elaborarlo y de llevarlo a cabo. Sin olvidar que los y las representantes públicos se deben a sus representados cada día, que los discursos del interés general, su “sentido común”, la “sensatez”, “ahora no se puede”, etc… son siempre una antidemocrática excusa perversa para hacer lo que mandan de veras y el aparato necesitan en cada momento para perpetuar su grado de poder y salvar su culo. Exactamente eso significan las únicas propuestas de Rudi en el debate de ésta semana, envueltas en hora y media de palabrería banal y en números retorcidos que en la vida real de la mayoría no significan casi nada y ese casi, se parece mucho a la mentira.
Parecido le pasa al PSOE (que no es lo mismo), bancadas eternas y una práctica que contradice su discurso moral y que incapacita muchas de sus “propuestas” que enseguida se vuelven banas. Han elegido un renovador para hacer la conocida política palaciega de antes de ayer en alianza con los viejos poderes y presentan en Aragón a un sólido político de antes de antes de ayer. Pero Aragón es otro, distinto y peor. El paroxismo de ambos llega cuando se enzarzan por el déficit y la deuda obviando que deriva del art. 135 de la Constitución escrito y aprobado por ambos.
Así que pienso, (creer, no creo en nada, es la virtud del ateo) y siento (sentir, siento casi todo, es la virtud del humanista) que necesitamos mucha más política. Mucha. No más teóricos, ni gestores, ni imágenes públicas ni rostros-icono, sino más política y más gente haciendo política. Pero otra, con otros políticos, de una confluencia social de las izquierdas, y una ruptura democrática que permita “devolvernos” el poder real arrebatándoselo a los dueños de las cosas: las finanzas, el “gobierno del dinero organizado” (término de Roosevelt, no crean que de un radical), los especuladores profesionales, los expertos en intercambio de favores y sus fieles servidores de los que estamos rodeados. Para ganar gobierno y ayuntamientos, pero también para ganar la ciudad y el territorio.
*Publicado en el Periódico de Aragón el 20.07.14

domingo, 6 de julio de 2014

Precarizame, por favor*

Somos un país con el IVA más caro de la UE y con una de las menores recaudaciones por la asfixia del consumo y el fraude según el Observatorio Europeo de Política Fiscal, con el 90% de la caja pública aportada por las rentas del trabajo y con la tasa de paro más alta de la UE tras Grecia: 25´1%  según Eurostat. Aunque aquí gusta maquillar las cifras para mejorar un pelín el resultado, los datos de empleo que muestran “la mejoría” no son los de filiación a la Seguridad Social, si no los del Servicio Público de Empleo que no contempla los parados reales.
Se puede percibir como son consumo, hambre o desesperanza. Pero hay datos: De las 98.836 personas inscritas en el paro en Aragón, 28.530 cobran el desempleo, 20.951 el subsidio y 4.785 el IAI. 45.000 personas no cobran nada. No están cotizando a su pensión de jubilación para la que no habrán cumplido los años mínimos que les de derecho a percibirla. Como el 53% de las personas con menos de 30 años que nunca ha trabajado. Supimos en primavera que la mitad de los contratos firmados este año no duraban más de tres meses y que el 17% no pasaba de la semana. Grandes datos extraídos del propio Banco de España.
Somos también un país en el que hay gente superviviendo con sueldos de 800€ (y de cero) a la que en mayo le contaban que ésta era la buena dirección y que había que azular más Europa para azular más España, y que acepta que Jean Claude Juncker, corresponsable del desastre, elegido presidente de la Comisión Europea a pesar de que no iba en ninguna lista electoral, cobra 360.000€ brutos al año más otros 1418 mensuales para “gastos de representación” según la propia UE. “Demagogia” -oímos gritar a sus señorías azules y a sus entrenados colaboradores- “estamos creando empleo”. Pero es fácil vociferar sobre la fe propia y la miseria ajena. Los empleos “creados” y la “mejoría” en la que mucha gente necesita creer para resistir cada mañana no son reales. El porcentaje de contratos indefinidos en España es del 7%, los únicos empleos que han aumentado son a jornada parcial: verano, turismo y rebajas, y de los 48.280 contratos firmados en el mes de junio en Aragón, 45.121 son temporales y 3.169 indefinidos.
Sí, los datos marean. Atontan. Y estamos acostumbrándonos a un discurso oficial glorificador que esconde su verdadero objetivo y modelo social. Las cifras pueden ser retorcidas y vueltas a retorcer hasta que apoyen durante al menos un segundo televisivo la verdad oficial que debe ser proclamada. Luego, abajo, en la calle, en el piso por pagar y la luz apagada y los niños de una comida al día, la percepción es otra.
Mientras tanto, el cuento del IRPF descontado en nómina (si tienes una) que vaciará más las arcas públicas y te dejará 150 euros más en la cuenta pero te costará 600 euros más todo lo demás, incluida la cifra de varios dígitos que puede costarte la vuelta al cole a la vez que ves llegar el otoño y terminar tu gran contrato precario. Ah!, aquellos años en los que gozamos de no haber caído en el mileurismo que ahora celebraríamos como un triunfo.
“¿Se trata de trabajar, no?” preguntan. No. Se trata de vivir con dignidad y para eso se trabaja, preferiblemente, en algo que te haga sentir bien. El objetivo es tener con qué vivir, trabajar es el medio si tiene las mínimas condiciones, si no, es algo parecido al esclavismo consentido y a una ficción de bienestar que solo llega en versión televisada. Temporalidad y precariedad son marcas de moda.
*Publicado en El Periódico de Aragón el 06.07.14
Foto: CNT-Spanair