lunes, 10 de febrero de 2014

Hambre infantil

Los pediatras también alertan de casos de malnutrición infantil en nuestras ciudades. Niños blancos y escolarizados de padres y madres nativos, lejos del perfil habitual de familias desestructuradas que darían argumentos a la derecha justificadora para explicar casos como éstos. Pero no. Son niños cuyas familias llevan a pediatra porque están desmejorados, apáticos y débiles, y cuyo diagnóstico es malnutrición. Y los pediatras no pueden expender una receta de naranjas para cada día y proteínas que te den en la farmacia a cuenta (total o parcial) de la Seguridad Social.
El fenómeno de la malnutrición extendida en España no se conocía desde hacía décadas. Hoy es producto (como siempre) de la pobreza derivada del desempleo o los empleos de semiesclavitud que se están generalizando y de la desaparición de las políticas sociales y de igualdad. En muchos casos la simple desaparición de los comedores escolares y las becas que los garantizaban han hecho reaparecer el hambre en los estómagos de, al menos, el 27% de la infancia en España.
Más allá de los datos, sólo es necesario escuchar a los profesionales del trabajo social, educadores, enseñantes o maestros. O hablar con los pediatras y los profesionales de los Centros de Salud. Con ese mero gesto que debería formar parte de las agendas habituales de los responsables políticos de Educación, Sanidad y Bienestar, las administraciones públicas podrían haber evitado decisiones tremendas que han nos han abocado a la pobreza. ¿Lo han hecho? No. ¿Se equivocan? No.  Son decisiones que toman conscientemente porque tienen un proyecto que están llevando a cabo. No es una crisis. Es el nuevo orden que ha venido para quedarse y cuyas más graves consecuencias aún no hemos visto, tamizadas por la duración de los subsidios temporales de desempleo, los ahorros, las redes familiares….que se están terminando y agravadas por las condiciones de los nuevos empleos con nóminas (o ingresos de falsos autónomos obligatorios) que te mantienen en la miseria.
 
El siglo XXI es el XIX que “ha reorganizado”, como el sistema, la ubicación de sus partes. Fijaos en el parecido. Cuando las condiciones descritas por Tolstoi o Dickens están en tu portal ¿Cuál debe ser la respuesta?
Foto: UNICEF