Nuestros hijos e hijas ni reciben ni
quieren recibir asignaciones de 100mil euros anuales a los 9 años. Nuestros
hijos e hijas necesitan un sistema educativo público de máxima calidad,
creciente en el tiempo y estable en su definición y en su financiación. Sin
embargo, no solo no lo tienen, sino que sufren el abandono paulatino,
sistemático y militante de una administración que, lejos de asegurar el
servicio básico que una democracia moderna exige, lamina sus estructuras y roe
cual termita insaciable la escuela de todos y todas para todos y todas. Esto es
tan sencillo como apostar por un modelo universal y público democrático, o
hacerlo por una red de privilegio para privilegiados; tan fácil como generar un sistema diseñado
para el presente y el futuro o un sistema para separar por clases sociales a
los niños y dividir la sociedad coartando sus oportunidades y su talento,
negando la igualdad a los iguales y negando las necesidades de los desiguales
para conformar una sociedad de veras democrática.
Podríamos apelar a la ilustración, a
Rousseau, a Montequieu, a Flora Tristan, a Jhon Dewey, a Ortega y Gasset, a Ramón
Acín, a Fernando de los Rios, a Celestín Freinet, a Machado, a Miguel Servet, a
Erasmo de Rotterdam, a María Moliner, a Tolstoi o a Joaquín Costa. Todos y
todas ellas teorizaron y llevaron a la práctica la idea de una escuela
universal y laica asentada en valores democráticos, atenta a la diversidad y
capaz de superar las desigualdades de origen que tuvieran su explicación en la
clase social, el territorio o el género. De ese modelo en el que trabajamos,
ese modelo al que llevamos a nuestros hijos e hijas, de ese modelo que
defendemos como ciudadanos y ciudadanas para construir un país y un mundo
mejor, estamos orgullosos. Muy orgullosos. Pero junto al orgullo, lloramos y
denunciamos su abandono.
La clase política elitista que ocupa
el Gobierno de Aragón pronuncia palabras que en su boca pierden todo su
significado. Habla de educación, excelencia y progreso pero no saben qué
significa ninguna de estas tres cosas. Ni una cuarta llamada justicia, ni una
quinta llamada igualdad. Con sus palabras dicen: calidad, apoyo,
prioridad, formación. Con sus hechos perpetran abandono y una decidida apuesta
por la privatización, son carcoma royendo nuestra escuela, ingenieros del
desastre con el esfuerzo y el sufrimiento ajenos que se llevan los recursos
públicos de todos a la escuela de los privilegios que ellos llaman concertada,
y que cambian las letras, la filosofía y la ciudadanía por un dios y sus
leyendas, y las oportunidades por la condena.
No apelamos
sin embargo a las figuras de la ciencia y el pensamiento que hemos citado. Se
lo ponemos mucho más fácil dada la demostrada incapacidad de los gestores
públicos de la escuela. Les damos las claves:
1. Queremos una escuela pública aragonesa de todos para todos que reconozca en su gestión y enseñe en sus esencia, los valores de la participación;
1. Queremos una escuela pública aragonesa de todos para todos que reconozca en su gestión y enseñe en sus esencia, los valores de la participación;
2. Queremos una escuela pública aragonesa que
entienda que la salud también se defiende y enseña en las aulas y los comedores,
y que asegurar la educación de calidad pasa por asegurar la nutrición de los
niños y niñas cuyas familias ustedes han hundido con su servicio a un
devastador mercado;
3. Queremos una escuela pública aragonesa acorde
con los tiempos, europea, laica, multilingüe, con el personal suficiente y
suficientemente preparado para desarrollar con los criterios pedagógicos y
científicos más modernos. En el aula, en el patio y en el comedor;
4. Queremos una escuela pública aragonesa
con libros, espacios, transporte material, tecnología y centros suficientes en
los barrios viejos y en los barrios nuevos, para vadear las necesidades
cotidianas necesarias y formar ciudadanos y ciudadanas democráticos antes que
productores; sin distinción por origen, raza, género, personalidad ni
territorio y vinculada a su comunidad humana.
Si lo han
entendido, consejera Serrat y Presidenta Rudi, acepten y financien. Y dediquen
sus esfuerzos a ello, no a destruir lo que ya habíamos logrado. Si no lo
entienden (que nunca se sabe) o no lo aceptan, dimitan. Váyanse. Fuera. Porque
no toleraremos más ataques a la escuela pública ni su disimulado pero obvio
intento de convertirla en un gueto para la subsistencia de desfavorecidos, con
una escuela para dirigentes y otra escuela para dirigidos, un sistema público
educativo en proceso de desguace y maquinaria de selección social
cuyas consecuencias más siniestras se verán a más largo plazo. Nos han robado
160millones de euros de la escuela pública. Tráiganlos de vuelta. La democracia
de verdad no lo puede tolerar. Nosotras y nosotros tampoco.
Se lo diremos en inglés: A public school, universal and for everybody
for a modern and democrat country. Inglés
aprendido antes de que ustedes nos dejaran a medias.
Se lo diremos en
francés: Une école publique pour tous, pour un pays
moderne, démocratique et juste. Aprendido antes de que pensáramos que
sería el idioma de nuestra subsistencia cuando nos echan del país.
Se lo diremos en aragonés que ustedes
llaman lapao para vergüenza generalizada Amenestemos una escuela ta todas y tozs ta fer un moderno, democrático y chusto
país. Aprendido en la escuela rural que nos están cerrando.
Y se lo preguntaremos una vez más,
presidenta y consejera:
¿Lo entienden? Bien. Pues actúen y financien.
¿No? Pues
váyanse.
No las queremos así a ninguna de las dos. Lo que queremos es una
escuela pública para todos y todas y de todos y todas.
**Foto: FAPAR