domingo, 7 de diciembre de 2014

Comercio y Ciudad*

Las calles, y no los viales, son los espacios básicos de relación que hacen la ciudad. Para que cumplan con esa función es imprescindible la existencia de un tejido comercial que haga dinámico el espacio público pensado para todos y todas.
Cuando esto no ocurre, y se rompe la lógica relación entre el diseño y la realidad cotidiana, es la realidad la que impone sus condiciones. En Zaragoza, hemos visto eso en el impresentable desarrollo de un barrio residencial periférico para negocio de los constructores y abandonado ahora con sus habitantes dentro, la falta de servicios, el encarecimiento de los pocos que tienen y la creación de una periferia difusa y separada del resto de la ciudad llamada ArcoSur, producto del afán especulativo el urbanismo de intereses financieros. Idea de la entonces alcaldesa Rudi, desarrollada por el alcalde Belloch. Ninguno además supo prever que sería de sus megaideas si la burbuja estallaba. Y estalló. En la ciudad difusa quien paga es la ciudad y el sobrecoste ambiental.
Pero en materia de comercio, la palma se la lleva la obsesión por los centros comerciales a modo de los mall estadounidenses (cuyo modelo urbano y estilo de vida estaba a años luz de los nuestros) y los centros nórdicos en climas extremos. Ideas como Puerto Venecia han desmantelado buena parte del dañado comercio de proximidad que recibe atentados constantes por parte de la administración en forma de IVA (el estado) y de planificación errónea (DGA y Aytos). Los comerciantes pequeños y los sindicatos  saben que cada empleo generado en estos centros ha matado dos en las tiendas de barrio, que los salarios sujetos a convenio de centro comercial son más bajos, los empleos mas precarios y estacionales, con once festivos trabajados gratis al año, con impuestos menos rentables a la ciudad y con un sobre coste urbano y ambiental impagable en forma de CO2, contaminación, gasto energético, viales, nuevos servicios públicos evitables y el desmantelamiento del comercio tradicional que puede ser igual de atractivo y moderno y que hace ciudad mientras el complejo periférico la deshace. Eso sin contar con las lamentables caravanas de coches rodeando Torrero y La Paz en festivos y fin de semana bloqueando a sus residentes. Un centro comercial que hundió otro planificado por otra administración, PLAZA, como si pudieran hacer política a solas.
Incluso las grandes extensiones de grandes marcas pueden ser planificadas de otro modo más sostenible pensando en términos de ciudad global. Más aún en tiempos de comercio on line. Se calcula que hoy el 30% de las compras se hacen por internet.  En muchos casos, además  estos centros viven un “capitalismo de ficción” en palabras del sociólogo de la infra financiada Universidad de Zaragoza David Pac, infinitos paseantes que apenas compran pero que viven la ficción del consumo. Paseantes que podrían serlo de zonas consolidadas y no fragmentarias con desplazamiento a pie o transporte colectivo.
Ni campañas promocionales ni discursos apoyan de verdad al comercio de proximidad que hace ciudad y barrio y ayuda a construir calles activas y seguras. Se le apoya con planificación y apuestas urbanas sostenibles. “No hay barrios autosuficientes ni introvertidos”, son partes de un todo que o se ven en global o se cagan en periférico.
*Publicado el 7.12.14 en El Periódico de Aragón
Foto: Ángel de Castro para El Periódico de Aragón