Políticas concretas. Urbanas, reales.
Distintas. Colectivas. Y hechas por la ciudad. Por eso soy candidato en las
primarias de Ganemos Zaragoza, trabajo en ese proyecto nuevo desde julio y lo seguiré
haciendo.
No es repetir posiciones compartidas
por quienes queremos otro mundo respecto a problemas, injusticias, saqueos y
actitudes antidemocráticas de muchos de los poderes y cargos que soportamos hoy.
Se trata de construir respuestas reales, cotidianas y cercanas entre todas y
todos. Las que transforman la ciudad por momentos que es el territorio natural
der las personas. Donde trabajamos o buscamos trabajo, donde estudiamos a pesar
de las constates agresiones al sistema educativo y universitario que nunca ha
logrado ser del todo público ni universal, donde vivimos, nos trasladamos, amamos,
sufrimos, bailamos y compramos pese a la insostenible y condena obsesión por
los centros comerciales de la periferia que vacían los barrios y dificultan que
las calles sean los espacios públicos de derechos y sociabilidad que
necesitamos.
Las personas que habitamos en cada barrio,
cada día, hemos de decidir qué, donde, cómo y por cuanto cambiamos el escenario
de nuestra vida cotidiana. Y eso se hace con respuestas locales y prácticas a
problemas globales colectivos de los que no se sale con respuestas genéricas ni
individuales: los planes de vivienda digna para todos, la energía limpia a
nuestro alcance, el modo de moverse por la ciudad como espacio de transportes
limpios y para el peatón que sirvan a todos los destinos y de todos los orígenes;
Eliminación de la pobreza; Una ciudad donde la cultura no sea un escaparate de autocomplacencia, sino
donde la cultura de cambio y acceso universal, con profesionales trabajando en
condiciones optimas y dignas y donde se mida el impacto social de su trabajo
sin sometimientos mercantiles, tenga en la ciudad el mejor escaparate; la salud
del medio y las personas y los animales. Y los dos ejes básicos con los que eso
se construye y que construye eso que es Empelo de calidad y bienestar. Son los
ayuntamientos los instrumentos con los que más, antes y mejor se cambian la
vida de las personas
La ciudad de los promotores y las
megalomanías que aún no hemos pagado, la del intercambio de favores entre los
dueños de las cosas, ha de llegar a su fin. Eso requiere de un concepto urbano
nuevo, de la democracia real en la ciudad que es la que te da o te roba tus
derechos básicos, de un conocimiento exhaustivo de cada rincón de la ciudad y
de un equipo entregado y obediente a la voluntad de la mayoría expresada en
procesos permanentes de decisión, y capaz de sumar voluntades y crear mayoría
sociales con el único purismo absoluto de la transparencia, la democracia, la
ética y la ciudad de todas y todos donde si los recursos son públicos, también
los sean las decisiones y los beneficios.
Planes de desarrollo integral de cada
distrito, servicios sociales que respondan a los derechos y necesidades sociales
sin políticas de caridad sino como derechos mínimos de educación, vivienda,
alimentos y cultura. Un concepto de movilidad metropolitano que entienda que
Zaragoza llega mucho más allá de Cuarte o Huesca, porque los hábitos y
necesidades económicas y territoriales no terminan en la urbe conocida, sino
que necesitan de su patrimonio natural y de vecindades positivas. Los proyectos
de renovación no lo son si no asumen objetivos sociales y ambientales. Es la
suma de los conjuntos la que hace una ciudad sostenible y compacta. En la ciudad difusa quien paga es la ciudad y el medio ambiente.
Las formas siempre transmiten
valores. Por eso las políticas urbanas han de construir mezcla, uso,
biodiversidad humana y natural para toda la ciudadanía. Lo otro es guetificación
por recursos y un mero trabajo de apaño estético y esteticista que responde al negocio
privado o surge de un peligroso intento de convertir una ciudad en un “bello
museo”. No sirven los proyectos sin gente dentro ni criterios sociales y ambientales,
participados, decididos y gestionados por y con la gente. Y para eso hay que
ser gente. Sí, ya, sé que los somos todos, pero no todos ejercemos de iguales
si uno se bunkeriza en un despacho, un súper sueldo o la verdad absoluta, o
vive sirviendo a los intereses ajenos.
Gracias a quienes en privado y en
público me habéis mostrado el apoyo y a quienes habéis votado o votareis el
viernes on line, y a quienes lo haréis en urna el sábado 28. Las primarias
abiertas de Ganemos Zaragoza son en sí mismos un hecho histórico en España. Un
modelo. Saldrá necesariamente algo bueno de tanta gente junta dispuesta a
construir a la vez otras cosas de otra manera. Y gracias a mi novio dispuesto a
apoyar al que podría ser el primer responsable municipal gay de Zaragoza y de
una gran ciudad española.