domingo, 1 de febrero de 2015

The Hole (agujero)*

El ministro Wert tiene un modelo para la universidad española, clasista, limitado, caro, y muy british. Pero no british como The Clash, la histórica huelga minera y Jane Austen. Sino british como los personajes de Donwton Abbey, la ginebra de la reina madre y Margaret Thacher. Un sistema que define en dos el nivel, los resultados y las oportunidades de los estudiantes en función de su origen y la cartera de sus padres y madres y que cuestiona la esencia y el concepto mismo de universidad pública. La reducción de cursos en las carreras, los masters (de pago) obligatorios y el aumento de tasas y de todo lo demás de los decretos Wert (que son los decretos del PP y su insuperado clasismo), significan la limitación de las oportunidades de origen y destino para todos y la desigualdad como concepto.
Los ingleses lo llaman “closed shop at the top” y significa que la inmensa mayoría de los puestos en política, comunicación, judicatura, economía donde se toman las verdaderas decisiones, están “reservados a la élite”. Élite de origen y de educación privilegiada donde se forja la experiencia, la educación, los contactos y las prebendas frente a un sistema público en desmantelamiento. En el Reino Unido y en el resto de los países hacia abajo. Porque a lo que se va a los centros educativos privados de élite, a las aulas poco pobladas de muchas universidades privadas y a los masters impagables para la mayoría (que se van a hacer obligatorios) no es solo a aprender y formarse, sino a forjarse. Es decir, a mantener las amistades familiares, hacer agenda con los de tu nivel, contactos, alianzas, establecer relaciones convenientes y mantener el ejercicio del poder entre “los nuestros” para ocupar en el futuro inmediato los puestos de decisión en todos los niveles.
Según el Observatorio de Estudios Universitarios, España está entre los seis países europeos con las universidades más caras y con menos ayudas aproximándose a velocidad de cierzo al modelo británico en precios y exclusividad (con los peores datos de la UE sobre bienestar social como consecuencia de sus políticas de desigualdad) donde no se considera la universidad tanto un beneficio para la sociedad como un beneficio personal. Perdemos un científico de cada cinco en la Universidad y en los centros del CSIC que en los últimos cinco años han sufrido el recorte de más del 50% de la inversión pública y el colapso de los investigadores y sus proyectos, y la imposibilidad de capturar o mantener el no poco talento que tenemos.
Las decisiones de este calibre que el gobierno toma a solas, incapaz de acordar nada con nadie porque tiene muy claro a qué principios está sirviendo, son de una importancia histórica. Tendrán consecuencias muy serias en el tiempo a pesar de que futuros gobiernos quieran y sepan cambiarlas porque habrán tocado en su centro vital a generaciones enteras a las que cercenan derechos y oportunidades. Aunque mañana vuelvas a desayunar todos los días, a contar con un equilibrado sistema educativo o estrenar un sistema de protección igualitario, nunca rellenas el agujero que te hicieron. Es como el sueño: si lo pierdes, ya lo has perdido. O en british, The hole, aunque sin consonancias eróticas.
*Publicada en El Periódico de Aragón el 01.02.15
**Imagen captada de lasexta.com