viernes, 19 de julio de 2013

Los libros son pistas*

Ayer por la tarde compré un par de novelas y un pequeño librito de ensayo.  Un rato después, por la calle, me encuentro a un conocido, nos saludamos y, al ver mis tres libros en la mano, me dice. “¿Estás estudiando o qué?”  La pregunta era con sorna porque si le digo que sí, le hubiera parecido raro. Pero como mi respuesta fue: “no, son para el viaje, me voy unos días a casa de un amigo”, me miró con sorpresa y me dijo “¿pero no te vas de vacaciones?”
Esa era la cuestión. No podía concebir algo tan molesto como los libros en las vacaciones.
Hay lugares donde los libros son signo de prestigio, símbolo de personas preocupadas e interesadas. No aquí, donde estamos bajando los niveles de lectura alcanzados que no eran para echar cohetes, donde no se compran libros, donde no se renuevan muchas bibliotecas y donde leer es una cosa que hace mucho una parte de la población y nada, una gran parte de la población.
Yo aún me puedo pagar algunos libros al mes. Pero si no pudiera tendría el intercambio con otros lectores y, sobre todo, las bibliotecas. Las bibliotecas públicas que, aún maltrechas, deben ser uno de los últimos servicios públicos a los que se puede renunciar.
Los libros son pistas. Letra impresa que provoca sensaciones, señales que te llevan de una a otra, de un sitio a otro y que te hacen avanzar, avanzar y avanzar. Y así, hasta ningún fin conocido por un camino largo de emociones y de aprendizaje.

*AudioBlog de Rivarés. Cadena SER-Aragón.